“El fósforo y el potasio son los dos minerales que tienden a acumularse en los enfermos renales avanzados”
MMG /DICYT La Asociación para la Lucha contra las Enfermedades del Riñón de Ávila, Alcer, ha celebrado el Día Mundial del Riñón con la ponencia La alimentación como parte del tratamiento de la enfermedad renal. La charla estuvo a cargo de Laura Molina Arriero, nutricionista diplomada por la Universidad de Valladolid, que habló a todos los asistentes a la conferencia de cómo deben alimentarse los enfermos renales, en cualquiera de las fases de su enfermedad, ya sea prediálisis, diálisis o una vez transplantados.
Actualmente hay 85 enfermos renales en Ávila, de los cuales quince están ya en lista de espera para un trasplante de riñón. Y para todos ellos fueron los consejos hilvanados por la dietista, que destacaba la importancia que tiene combinar a la perfección en estos casos "el tratamiento dietético con el farmacológico impuesto por el nefrólogo". "En el caso de los enfermos de prediálisis", aseguraba la ponente, "el objetivo de su dieta tiene que ser prevenir o retrasar la progresión de la enfermedad".
Para ello, se debe disminuir el consumo de proteínas y de fósforo, además de evitar el consumo de sal. "El exceso de proteínas hace trabajar en exceso al riñón", recalcaba la experta, que explicaba además cómo esas proteínas generan una serie de sustancia tóxicas, de desecho. "En esta fase la disminución del consumo de sal también es muy importante, sobre todo si se tiene la tensión alta y para prevenir la retención de líquidos", puntualizaba la nutricionista.
Y si durante la fase de la prediálisis se buscaba, ante todo, evitar el consumo de proteínas, ocurre lo contrario durante la fase del tratamiento sustitutivo, sobre todo cuando se habla de hemodiálisis. Durante la hemodiálisis, aclara Laura Molinero, "se pierden muchos nutrientes a la vez que se eliminan sustancias tóxicas". Por eso la dieta debe ser rica en proteínas pero, en cambio, baja en fósforo y potasio. "El fósforo y el potasio son los dos minerales que tienden a acumularse en pacientes con enfermedades renales avanzadas", subrayaba la diplomada por la Universidad de Valladolid, que resaltaba también la importancia que tiene controlar la ingesta de líquidos en enfermos de hemodiálisis. "En estos casos se recomienda beber medio litro más de lo que se orina", puntualizaba.
Algo más relajada es la dieta en caso de que el tratamiento renal sustitutivo sea la diálisis peritoneal. "Hay más libertad en estas dietas porque los pacientes se dializan continuamente, por lo que no hay tanto cúmulo de sustancias", continuaba. Aún así, sí que se debe reducir el consumo de sal, aumentar el de proteínas y vigilar los azúcares simples, ya que el líquido dializador que se usa en este tratamiento contiene glucosa. Por último, una vez trasplantado, el enfermo renal puede llevar una dieta libre, siempre que ésta sea equilibrada y variada y que vaya acompañada de ejercicio físico regular. "LLegados a este punto", concluía la ponente, "los enfermos renales trasplantados deben vigilar no aumentar su peso y evitar padecer otras enfermedades como diabetes, colesterol o hipertensión".