Health Spain , Salamanca, Monday, February 08 of 2010, 14:40

El Instituto de Neurociencias busca modular la protección de las neuronas para evitar patologías motoras

La ataxia se debe a una pérdida neuronal que podría controlarse en parte, según experimentos con ratones

José Pichel Andrés/DICYT El Laboratorio de Plasticidad Neuronal y Neurorreparación del Instituto de Neurociencias de Castilla y León (Incyl) investiga cómo modular la protección que ejercen las células gliales o glía del sistema nervioso sobre un tipo de neuronas que son responsables de los movimientos. Una pérdida de estas neuronas conduce a la ataxia, caracterizada por descoordinación motora y parálisis, pero la glía es determinante para evitar o acelerar este proceso, de manera que los investigadores han desarrollado un ratón que sufre esta patología y están probando el efecto que tienen distintas sustancias.

 

Hay un factor común a muchos problemas del sistema nervioso, la muerte neuronal. Las neuronas pueden morir por una lesión, una enfermedad neurodegenerativa como el alzhéimer, por problemas en el desarrollo o por el consumo de drogas, por citar varios ejemplos. En este sentido, los investigadores del Incyl cuentan con distintos modelos animales para estudiar diversas patologías y, entre ellos, un ratón con ataxia, es decir, que progresivamente se va quedando paralítico. Esto sucede porque sufre una pérdida de células de Purkinje, un tipo de neuronas del cerebelo que son responsables del movimiento coordinado, así que cada vez va andando peor. "En una investigación anterior hemos estudiado esa pérdida de neuronas, cuándo se produce, cómo se produce, cómo es de rápida, cómo va siendo afectado el animal", explica en declaraciones a DiCYT José Ramón Alonso, responsable de la investigación.

 

Según estos trabajos anteriores, parece que en la muerte de neuronas, las células gliales juegan un papel clave. "En algunos momentos parece que ese papel es neuroprotector, es decir, si la activación de esa glía llega sólo hasta cierto punto, ayudan a proteger a las neuronas, pero si se sobrepasa ese límite, aparece lo que conocemos como tormenta glial, se origina un proceso neurotóxico y las propias sustancias que producen la glía matan a las neuronas", comenta.

 

El papel clave de la glía

 

Hasta hace poco tiempo, "decíamos que la glía era el relleno del cerebro, pero cada vez nos damos más cuenta de la importancia que tiene, es un elemento lateral, olvidado, pero es clave", indica Alonso, que comenta una anécdota sobre Albert Einstein. "Cuando estudiaron su cerebro comprobaron que tenía mucha más glía de lo normal, probablemente esto no signifique nada, pero es interesante", apunta.

 

Tras varios años de trabajo, los investigadores de Salamanca han conseguido un modelo animal único para realizar este tipo de investigación. "Ningún otro laboratorio de Europa tiene estos ratones y hemos desarrollado también herramientas propias, sondas para seguir a las células y marcadores. La ventaja es que con cierta rapidez podemos empezar a probar cosas, para ver si somos capaces de modular el sistema de protección de estas neuronas", señala el investigador.

 

Modular la respuesta


Por eso, el objetivo más inmediato de la investigación es ver si con distintas sustancias, tres inhibidores y un activador, es posible modular esa respuesta, de manera que la acción protectora de la glía sea más eficaz, para salvar a las neuronas, mantenerlas vivas más tiempo o conseguir que no se pierdan tantas. "Los inhibidores y activadores de la glía ya se conocen y están caracterizados in vitro, pero nosotros pretendemos ver su acción en un modelo animal de neurodegeneración", señala Alonso. Para ello, el laboratorio está en contacto con grupos europeos que desarrollan inhibidores o activadores. El Incyl va probando el efecto de estas sustancias en su modelo de ratón con ataxia. "Caracterizamos estos animales con test de comportamiento, vemos cómo van andando cada vez peor, los estudiamos en vivo y después estudiamos su cerebro de una manera profunda", señala el científico.

 

José Ramón Alonso comenta una de las pruebas que realizan con los animales. "Colocamos al ratón en una barra que va girando, de manera que para mantenerse en pie tiene que estar arriba de la barra; ésta va acelerando hasta que el ratón cae en un momento determinado y, al caer, para un reloj. Esto nos permite saber cómo está siendo el deterioro motor", comenta. Así, el estudio cerebral se puede correlacionar con este deterioro y ver si influyen, por ejemplo, los inhibidores de la glía.