El laboratorio de Isótopos Estables de la Universidad de Salamanca analiza más de 1.300 muestras anuales
JPA/DICYT El Servicio General de Isótopos Estables de la Universidad de Salamanca ha realizado una media de 1.387 análisis anuales en los últimos cinco años, análisis de muestras que proceden fundamentalmente de otras universidades españolas, ya que se trata de uno de los laboratorios más completos de su especialidad. Muchos de estos servicios tienen que ver con investigaciones sobre el cambio climático, ya que la relación de los isótopos sirve para determinar la temperatura en épocas pasadas.
En realidad, la cantidad de trabajo que este servicio de apoyo a la investigación tiene cada año depende sobre todo del tipo de análisis que se tienen que realizar para cada proyecto, de forma que en 2007 las muestas analizadas llegaron hasta las 1.702. En las diferentes técnicas, los tiempos y la dedicación son diferentes, pero este laboratorio, ubicado en la Facultad de Ciencias, se ha convertido ya en una referencia para los centros de investigación españoles y, en menor medida, para ciertas empresas que necesitan de estos servicios, algunas de ellas extranjeras. Aunque existen laboratorios de isótopos en Madrid, Barcelona y Granada, "ninguno de ellos tiene capacidad para realizar todos los análisis que podemos hacer nosotros", afirma a DiCYT su director técnico, Clemente Recio.
El laboratorio analiza los isótopos estables de cinco elementos: hidrógeno, carbono, nitrógeno, oxígeno y azufre, "elementos que están presentes en todas partes, en el aire, en los alimentos o en la ropa con la que estamos en contacto", destaca el director, que hace hincapié en la palabra "estables", puesto que "a pesar de ser isótopos, no tienen nada que ver con la radiactividad, no se modifican", aclara. "La variación en las relaciones entre los isótopos de estos elementos nos permiten obtener información acerca del origen, los mecanismos o las condiciones que han sufrido, como las temperaturas". Es decir, que los isótopos estables son "trazadores de todos los procesos que ha sufrido un material".
Aplicaciones
Este tipo de análisis estuvo en sus inicios muy relacionado con la Geología. Los científicos iniciaron este tipo de investigaciones en el proyecto Manhattan, destinado a desarrollar la bomba atómica, para lo que necesitaban controlar los isótopos y desarrollar técnicas para separarlos y medirlos. Sin embargo, "cuando el proyecto finalizó, comenzaron a buscar otras aplicaciones, empezando por las relaciones isotópicas de los carbonatos marinos, para determinar la temperatura del agua del mar en épocas pasadas", comenta el especialista. "Ése fue el origen de la Geoquímica isotópica, pero aparecieron nuevas aplicaciones a partir de los años 80, ya que se dieron cuenta de que las relaciones isotópicas eran aplicables a sistemas biológicos e incluso como herramienta diagnóstica para la Medicina", explica Clemente Recio.
En la actualidad, el Servicio General de Isótopos Estables, que lleva funcionando desde 1990, trabaja, por ejemplo, en el análisis de aguas o en la caracterización de rocas sedimentarias y está implicado en muchos proyectos que tienen que ver con estudios sobre cambio climático, ya que "los isótopos estables nos permiten determinar cómo eran las temperaturas en épocas pasadas. Por ejemplo, "hay fósiles que han secretado sus esqueletos en forma de carbonato cálcico, que tiene isótopos de carbono y de oxígeno , y el fraccionamiento que se produce entre los isótopos pesados y ligeros depende de la temperatura del agua, así que, si tengo registros así de millones de años, puedo determinar la evolución de la temperatura de una zona", explica.
Los isótopos |
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Los átomos se componen de tres partículas: electrones (de carga negativa y poca masa), protones (carga positiva y mucha masa) y neutrones (sin carga, pero con más masa que los protones). Los neutrones y los protones forman el núcleo del átomo, mientras que los electrones giran a su alrededor. Este núcleo del átomo posee un número atómico, que se corresponde con su número de protones, y un número másico, el número de protones más neutrones. El número atómico determina la carga del núcleo, que es positiva porque depende de los protones, así que el número de electrones girando a su alrededor es, en principio, el mismo, para conseguir que la materia sea eléctricamente neutra. Lo que determina que un átomo sea de un elemento u otro (hidrógeno, carbono, azufre...) es el número atómico (número de protones del núcleo). Se dice que dos átomos son isótopos cuando teniendo el mismo número atómico presentan distinto número másico, es decir, distinto número de neutrones en el núcleo. |