Salud Colombia , Santander, Jueves, 27 de junio de 2019 a las 13:56

El movimiento visual de los bebés ayudaría a evaluar su desarrollo neurológico

Los cambios en los patrones oculomotores de bebés prematuros al realizar tareas de reconocimiento de rostros ayudaría a detectar tempranamente alteraciones que llevarían a un posible autismo, retraso mental o problemas psiquiátricos

UN/DICYT Este indicador fue abordado por Sandra Milena Latorre Chiquillo, magíster en Neurociencias de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), quien se encargó de describir los patrones de motilidad ocular involucrados en el reconocimiento de rostros, en particular el materno, en lactantes prematuros por medio del Eye Tracker, un dispositivo no invasivo empleado para investigar procesos cognitivos desde la atención visual y espacial para la percepción de objetos, la memoria y el lenguaje.

 

El enfoque de este estudio se basa en que, tradicionalmente, las evaluaciones para identificar factores asociados con el riesgo de alteraciones en el desarrollo de los bebés se centran en aspectos como los reflejos, el desarrollo motor y el lenguaje, y no brindan información sobre las etapas más tempranas del recién nacido.

 

“Queríamos buscar una forma de anticiparnos lo más temprano posible a los riesgos sobre el desarrollo neurológico. En la literatura encontramos que en los últimos años han surgido investigaciones relacionadas con los movimientos oculares en trastornos comportamentales y psiquiátricos, mientras que las evaluaciones tradicionales no permiten anticipar un posible retraso mental o problemas psiquiátricos en niños tan pequeños”, comenta la investigadora.

 

Además destaca que una de las habilidades cognitivas tempranas de los bebés es el reconocimiento de rostros y de la mamá, dado que cuando nacen tienen desarrollado su sistema propioceptivo, lo que indica que ya reconocen a su propia especie, saben que son humanos y cómo está conformada su cara.

 

A partir de esos antecedentes, la magíster realizó un estudio con lactantes prematuros tardíos del programa Madre Canguro del Hospital San Ignacio de Bogotá, a los cuales se les presentaron estímulos visuales en tres tareas de preferencia visual y reconocimiento de rostros y de objetos.

 

Cuando los bebés cumplían dos meses de edad corregida (tomando en cuenta la fecha prevista de parto original) se hacía el primer registro a partir de tres tareas: una de reconocimiento de rostro, en la que se les exponía a un objeto y al rostro de la mamá; en la segunda se les presentaba el rostro de la mamá nítido (a color) y en contraste (blanco y negro), por indicaciones de maduración visual, y en la tercera se les exponía el rostro de la mamá y el de una mujer diferente.

 

“Cada estímulo se ponía por 20 segundos con un tiempo de descanso de cinco segundos entre cada uno para evitar fatiga visual”, detalló la investigadora Latorre, y añadió que antes de presentar el estímulo se hizo una fase de calibración y del sensor del equipo con la pupila del bebé para evitar ruido, de manera que la lectura de cada movimiento fuera más precisa.

 

El segundo registro se hizo a los tres meses de edad corregida con las mismas pruebas, y al finalizarlas se les compartieron a las madres los videos de registro para que ellas también evidenciaran las reacciones de los bebés ante las tres tareas aplicadas.

 

“En la primera generalmente escogían el rostro de la mamá, en la segunda variaban, algunos escogían el rostro nítido y otros el de contraste, y en la tercera tarea –en la primera evaluación– escogieron el rostro de la mamá; a los tres meses prefieren el rostro nuevo”, explica la investigadora, y señala que esta evidencia de desarrollo también motivó a las madres a continuar participando en el estudio.

 

Entre los resultados obtenidos se destaca la observación de cambios en los patrones oculomotores de los bebés entre los dos y los tres meses de edad corregida al realizar la tarea de reconocimiento de rostros.

 

Uno de los cambios de patrón se da en cuanto a la amplitud de los movimientos, con predominio de saccadas (movimiento en el que el ojo se desplaza de un punto al otro como en un salto) a la edad de dos meses y de microsaccadas (pequeños movimientos durante la fijación visual) a la edad de tres meses.

 

Indicador prometedor

 

Este trabajo aporta una aproximación al comportamiento oculomotor y el reconocimiento de rostros como herramienta temprana de evaluación de riesgo en el desarrollo neurológico en bebés prematuros. De esta manera se podrían detectar tempranamente alteraciones y tomar las acciones terapéuticas encaminadas a mejorar el desarrollo.

 

Otro aporte del trabajo es la caracterización de los patrones de movimientos saccádicos y microsaccádicos en reconocimiento de rostros como una prueba sencilla de motilidad ocular que se puede aplicar tempranamente a manera de indicador de desarrollo visomotor y cognitivo.

 

Según explica la investigadora, es necesario realizar investigaciones posteriores direccionadas a conseguir una caracterización de las demás edades, para poder hacer una “tabla de desarrollo” de las características fisiológicas de los movimientos oculares y conseguir algún tipo de evaluación que se pueda hacer más tempranamente, que identifique cuándo un niño está mirando o no a su mamá, por qué lo hace y cómo lo hace.