Medio Ambiente México , Baja California Sur, Jueves, 15 de septiembre de 2022 a las 18:49
COLUMNA | SOMOS MAMÍFEROS

El sistema nervioso es el primero que se desarrolla

La tercera gran etapa del desarrollo de los embriones es la denominada neurulación en la que se forman las principales estructuras del sistema nervioso central del organismo y que enervará a todo el ser

Alina Gabriela Monroy-Gamboa y Sergio Ticul Álvarez-Castañeda/CIBNOR/DICYT La tercera etapa en el desarrollo embrionario es la neurulación. Se caracteriza por la formación del tubo neural, el predecesor de los que se determinará como los principales elementos del sistema nervioso central, el encéfalo y la médula espinal. Entendiéndose al encéfalo como los diferentes elementos que lo conforman: cerebro, cerebelo, ganglios basales, diferentes tálamos, tronco cerebral y bulbo raquídeo. La neurulación comienza con la formación de la placa neural, las células del ectodermo se comunican químicamente y se transforman en las células de la placa neural. La placa neural se origina en la línea primitiva y se extiende a lo largo del eje anteroposterior de la gástrula, siendo mucho más ancha que larga, a medida que se desarrolla la placa pasará a ser más larga que ancha y formará el eje central del sistema nervioso.


El primer mecanismo es la neurulación primaria. En este mecanismo existe una concentración de las células en la periferia de la placa neural, éstas se aproximan a la placa neural en la que proliferan, se invaginan y separan. Las células de apariencia columnar que se convertirán en el sistema nervioso, a partir del tubo neural, el cual recorre longitudinalmente al embrión, proviene del ectodermo. A partir de esta capa germinativa, también se desarrollan estructuras que protegen a otros tejidos y comunican el interior con el exterior como la piel, pelo, glándulas sudoríparas, órganos de los sentidos, epitelio. Las estructuras se determinan gracias a la liberación de proteínas (cordina, nogina y folistatina) que inhiben a la proteína morfogenética ósea. La proteína morfogenética ósea tiene la capacidad de inducir la formación de hueso nuevo, cartílago y tejido conjuntivo, al perder las células asociadas a la placa neural y con ello esta capacidad estructural, se convierten en células del tejido neural. Cuando el tejido está diferenciado en la placa neural aumenta de tamaño y los bordes forman los denominados pliegues neurales con la presencia de un surco neural, por lo que queda en forma de “U” al centro de la placa lo que dará origen al tubo neural.


Durante proceso de la formación de la “U” se forman a lo largo del surco tres zonas específicas denominados puntos de bisagra, uno en la parte media encima de la notocorda y los otros dos dorsolateralmente en los pliegues neurales. En los puntos bisagra las células adquirieren la forma de una cuña. Donde se encuentran las células en forma de cuña se produce una rotación, que tiene como resultado es la formación del surco neural con característica forma de “U”. El proceso es inducido por la notocorda subyacente. Los pliegues neurales (bordes del surco) siguen en desarrollo y se empiezan a desplazar hacia la línea media dorsal hasta llegan a tener contacto se adhieren entre sí fusionándose, por lo que se forma el tubo neural. La parte superior del tubo de denomina como cresta neural. Una vez que el tubo neural ya está formado y cerrado, se separa y diferencia del ectodermo superficial, que darán origen a las vértebras y la piel.


La cresta neural está constituida por pocas células y se ha considerado que solamente están presentes en las etapas tempranas del desarrollo. La cresta neural tiene propiedades pluripotentes por lo que pueden constituir: tejido adiposo, células gliales y endocrinas, dermis, huesos, melanocitos, neuronas tendones y tejidos conectivo, casi de todo. La cresta neural se forma al cerrarse el tubo neural de la parte anterior a la posterior y se liberan células de libre movimiento que migrarán durante el desarrollo, alcanzando sitios embrionarios objetivo donde se establecen y diferencian. ​


El segundo mecanismo es la neurulación secundaria. Durante este mecanismo en la región sacra se forma la parte posterior del tubo neural, su formación es partir de una masa indiferenciada de células, denominada eminencia caudal. La eminencia caudal forma el tubo por medio de mecanismos morfogenéticos, independientes a los antes explicados y contenidos en la placa neural y el surco neural. En la neurulación secundaria las células forman la luz del tubo neural secundario y una vez desarrollada tendrá continuidad con el resto del tubo formado por neurulación primaria. La formación del tubo neural se constituye en realidad por la unión de dos tubos que se desarrollan por procesos morfogenéticos y moleculares diferentes, con la región anterior producto del primer mecanismo y la posterior del segundo. ​


El producto final de la neurulación será el tubo neural cefálico a caudal, el cual al formará en la región anterior al encéfalo seguido de la médula espinal. Las células del tubo se denominan como células de la cresta neural y formarán el resto del sistema nervioso del organismo.


En los humanos, la neurulación ocurre a partir de la tercera semana de gestación, cuando a partir de la capa germinativa más externa, el ectodermo, se dará origen a todo el sistema nervioso del nuevo ser.

 

Autores

 

Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste, S. C. Instituto Politécnico Nacional 195, CP. 23205, La Paz, Baja California Sur, México. Email beu_ribetzin@hotmail.com (AGM-G), sticul@cibnor.mx (STA-C).