Emplean la planta del buchón de agua para limpiar ríos contaminados con mercurio
UN/DICYT Investigadores de la UN proponen utilizar la planta buchón de agua para la remoción del mercurio en fuentes hídricas intervenidas por la mediana y la gran minería. La biorremediación es la metodología que plantean para disminuir el riesgo de contaminación a causa del mercurio vertido en los ríos y que sube por la cadena alimenticia, envenenando una gran cantidad de especies que el hombre podría consumir.
Mundialmente, el buchón de agua es conocido como una plaga por su acelerada reproducción, que en ocasiones bloquea las fuentes hídricas. Sin embargo, científicos de todo el mundo han reconocido la capacidad de absorción que tiene esta planta frente a varios minerales de metales pesados. Andrés Felipe Franco, estudiante de Ingeniería Administrativa y uno de los artífices de la investigación, comenta: “Lo que quisimos fue aprovechar esa capacidad para separar el mercurio del agua antes de que se convierta en metilmercurio y se vuelva tóxico”.
Los mineros vierten mercurio líquido a la piedra y este, por sus propiedades, se adhiere al oro, resultando una amalgama que se introduce a unos hornos que hacen que el mercurio se vuelva gaseoso, separándose del oro. El problema es que estos reactores tienen una eficiencia del 95%. Ese 5% restante se pierde y es el que se vierte a las aguas.
Por eso, se propone la construcción de varias piscinas alrededor de la mina, con el fin de que absorban la gran mayoría del contaminante. “Estamos hablando de capturar el 75% del mercurio vertido, lo que, obviamente, disminuye el impacto sobre el río”, explica Franco.
“Nosotros no estaríamos en contacto directo con el afluente, sino desviando y haciendo el proceso de remoción en las aguas antes de que se viertan. La extracción se haría desde ahí y después sí se depositaría al río. Nosotros haríamos un proceso entre la mina y la fuente hídrica”, asegura el investigador.
La planta deja de absorber a los siete días. No se muere, pero para el proceso ya no sería útil. Para solucionar esto habría una tercera piscina encargada de reproducir buchón y se garantizaría un cambio de líneas cada siete días para que la mina siga funcionando al 100%. El reemplazo de estas líneas de buchón la haría una sola persona, ya que el intercambio de una piscina a otra se hace con una polea y un material llamado geomalla, donde se colocan los nuevos ejemplares.
La deposición final del buchón con el mercurio en los hornos de las minas permite que el metal sea reutilizable en un 100%, abaratando los costos de producción. Además, no queda ningún residuo porque básicamente la biomasa se convierte en una ceniza perfectamente manejable.