Alimentación España , Salamanca, Viernes, 30 de octubre de 2009 a las 16:57

"Es falsa la percepción ciudadana de que la Ciencia es algo complicado de entender”

100 ciudadanos eligen directamente una propuesta para presentarle a los participantes de la Cumbre de Copenhague: crear un organismo de expertos que obligue a cumplir acciones. Una coordinadora nos explica la experiencia

AMR/OEI-AECID/DICYT Ana Cuevas (Bilbao, 1971) tiene en su mesa de trabajo propuestas para los políticos que participen en la Conferencia sobre el Cambio Climático, que tendrá lugar en Copenhague y decidirá el rumbo del planeta en esta materia en los próximos años. Estas ideas no están redactadas por expertos y científicos, sino, por primera vez, por ciudadanos como usted. Cuevas, doctora en Filosofía por la Universidad del País Vasco y especialista en Filosofía de la Tecnología, desde el Departamento de Filosofía y Lógica y Filosofía de la Ciencia de la Universidad de Salamanca, es una de las científicas que coordinaron la primera conferencia de consenso que se celebra en España sobre cambio climático y esta experiencia, una experimento sociológico que reunió a cien ciudadanos de perfiles diferentes y representativos de toda el país, ha deparado interesantes resultados. “Tenía miedo que, conociendo la idiosincracia de los españoles, aquello se convirtiera en un guirigay. Fue al contrario. Hubo una participación democrática mayor que en ciertos ámbitos democráticos”. Ahora, desde el Instituto de Estudios de Ciencia y Tecnología (Ecyt), del que es subdirectora, está proyectando la creación de la primera conferencia de consenso que se celebre en Castilla y León. La idea es que una docena de ciudadanos de la comunidad autónoma debatan sobre alternativas energéticas a los combustibles fósiles.


- ¿En qué consistió esa primera conferencia de consenso?


- Es un método danés para recoger la percepción que tienen los ciudadanos en materias científico-tecnológicas. La acción de Gijón el pasado 25 de septiembre se enmarca dentro de una serie de conferencias de consenso a nivel munidal. Originalmente, la estructura de estas conferencias de consenso es más limitada que la llevada a cabo en Gijón: son menos ciudadanos, los expertos explican e interactúan con ellos... En este caso, lo que se buscaba era, más que tener un conocimiento exhaustivo del conocimiento y percepción de los ciudadanos, recoger opiniones de muchos países. Se transformó el formato en conjuntos más grandes: un grupo de cien ciudadanos que fuera una muestra representativa desde el punto de vista sociológico. Se utilizó además un cuestionario cerrado, por la idea de buscar una posibilidad comparativa entre países.


- ¿Qué tenían que hacer los asistentes?


- Se organizaron cinco sesiones en un mismo día y se proporcionó previamente material por escrito y por vídeos a los participantes. Divididos por mesas, entablaban un debate entre ellos. Al final de cada pequeña sesión, había que responder a unas cuestiones, que eran comunes para todas las conferencias de consenso que se realizaron en otras partes del mundo. Al final, en la última sesión, se pidió a los ciudadanos que aportasen una idea que fuera trasladada a los políticos que participen en el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático [la reunión del IPCC, como se conoce por sus siglas en inglés, servirá de transfondo científico para Conferencia sobre el Cambio Climático de la ONU de 2009 de Copenhague, entre el 6 y el 18 de diciembre]. Se buscaban principalmente las sugerencias que puedan tener en esta materia, porque una cosa es lo que se pueda aportar desde la política o desde la ciencia, y otra como los ciudadanos perciben cómo se canalizan los problemas. Al final, se decidió la idea representativa de España, pero se enviarán también el resto.


- ¿Qué llevaremos a Copenhague?


- La primera propuesta elegida ha sido la creación de un organismo con autoridad jurídico-legislativa y ejecutiva transnacional independiente, formado por expertos. Además de establecer los objetivos necesarios para afrontar el cambio climático, debe implicar a los ciudadanos. En las votaciones, quedó en segundo lugar la creación de normas internacionales de obligado cumplimiento cuyo quebranto se traduzca en sanciones efectivas. Dichas sanciones repercutirán en I+D para energías alternativas y medidas internacionales de concienciación social al consumo moderado. En tercer lugar, se prupuso la creación de un organismo internacional que gestione un fondo financiado por los países con más emisiones per cápita, que gestione proyectos de investigación, concienciación a la población para el ahorro energético y reforestación. En total se elevaron quince propuestas.


- A pesar de que todo estaba muy establecido por los organizadores a nivel mundial, ¿realizaron ustedes alguna aportación propia?


- Se eligieron a las mesas por edad, y no fue una consigna que llegara desde Copenhague. Decidimos juntar a los participantes por edad. Así, podíamos comparar los resultados por mesas, que correspondían a franjas de edad y saber si la gente joven, por ejemplo, tiene una percepción diferente a la gente más mayor. ¡Cuál sería nuestra sorpresa al encontrarnos que no existían a penas diferencias entre las mesas!


- Así que, todos tenían una percepción similar respecto al cambio climático...


- La gente más mayor, cuando se les preguntaba por el futuro, no pensaban en sí mismos, sino en “qué tipo de planeta vamos a dejar”. Los jóvenes tenían una actitud un poco más implicada, “qué podemos hacer ahora para evitar los desastres”. Eran pequeños matices.


- ¿Había sentimientos de culpabilidad entre los participantes por la situación de cambio climático al que nos vemos abocados?


- No mucho. Los ciudadanos tienen la percepción de que la tecnología es algo autónomo, de lo que no somos responsables de sus acciones. Se incidía en las preguntas el grado de implicación de los participantes, como si estaban dispuestos a gravar los carburantes para implementar medidas que capturen el CO2, y la gente era reacia. Tomar actitudes implicadas gustaba menos. Los participantes preferían poner el acento en cómo los políticos deberían actuar. La gente mayor, por ejemplo, se decantó en una actitud más proclive en ayudar al tercer mundo, pero en general la gente reaccionó bastante bien a este último tipo de preguntas sobre la cooperacion internacional.


- Esta experiencia, ¿qué puede aportar a los estudios de Ciencia y Tecnología?


- Nos puede permitir comparar percepciones por países. Además, los organizadores se han preocupado mucho de que países de América Latina o Asia estuvieran presentes en el proyecto, que no sólo participaran los de siempre. El problema es que hace falta dinero, y no todos los países disponen de los mismos recursos. Los estudios de ciencia, tecnología y sociedad, generalmente, han dejado muy de lado la participación ciudadana. Y esto es un problema democrático, de alguna manera. Este tipo de iniciativas demuestra que se tiene en cuenta la opinión de los ciudadanos. Además, las conferencias de consenso mejoran el nivel de conocimiento de los ciudadanos. Favorece un mejor conocimiento científico-tecnológico de la ciudadanía. Los daneses, cuando comenzaron en los años 80, se dieron cuenta que, utilizando los eurobarómetros, sus ciudadanos eran los que más sabía de biotecnología de la Unión Europea, pues ésta era la materia que se trataba en las conferencias. Hay quien considera que estas dos circunstancias están relacionadas.


- Sin embargo, para que una persona se traslade a otra ciudad y participe en este tipo de eventos tiene que mostrar un cierto grado de interés. ¿Tuvieron en cuenta la parte de la población que rechaza este tipo de iniciativas?


- Está asumido que hay gente que este tipo de actividades no les va a interesar. Es inevitable. Hace falta un esfuerzo combinado desde el sistema educativo, los medios de comunicación, los científicos y los políticos para que haya un mayor grado de conocimiento en estas materias por parte de la población, pero siempre hay un sector que sabemos que no está interesado.


- ¿Está estimado el porcentaje de población no interesada?


- Es difícil. No sabemos si es porque no les interesa porque nadie les ha preguntado o porque llanamente no les interesa. Las encuestas de la Fecyt suelen dar porcentajes relativamente altos de interés por contenidos científico-tecnológicos. Sin embargo, para acceder a esa información, los canales son limitados. En nuestro país hay pocos programas que divulgen ciencia, pocos periódicos con una sección de Ciencia. Además, todo el mundo percibe la Ciencia como algo complicado que es difícil de comprender y esto es falso. Es difícil que lleguemos a comprender qué es la mecánica cuántica o la tectónica de placas, pero es posible tener un cierto conocimiento de los temas.


- ¿Hacia adónde apuntan los resultados de las observaciones que realizaron ustedes sobre el comportamiento y reacción de los ciudadanos en esta actividad?


- Estamos extrayendo los datos actualmente. Se pondrán en común en Copenhague, por lo que aún no existen datos preeliminares. Si se observaban ciertas cosas, desde el punto de vista metodológico. El cuestionario cerrado no permite que las peculiariedades culturales de cada país sean tenidas en cuenta. No es lo mismo la reacción entre un ciudadanos de un país emergente y otro industrializado. Incluso en este segundo grupo, nosotros somos muy diferentes a los alemanes, por ejemplo. Con las preguntas cerradas se pierde riqueza, pero es inevitable si se quieren tener datos estadísticos. Era necesario utilizar este sistema para que, al final del día, se subieran a una plataforma todos los datos recabados.


- ¿Y qué comportamiento percibieron en los participantes?


- Tenía miedo que, teniendo en cuenta las circunstancias culturales españolas, aquello se convirtiera en un guirigay. La experiencia fue la contraria. La gente fue muy educada, la participación se estableció en términos muy cordiales, las discusiones no fueron acolaradas... La imagen que tenemos de nosotros mismos, creo que está distorsionada por los debates que se ven en televisión. En general, nuestros ciudadanos son mucho mejores que lo que algunos grupos nos representan en televisión. Hubo una participación democrática que era difícil de ver, incluso, en ciertos ámbitos democráticos.