Health Spain , Valladolid, Monday, December 07 of 2009, 14:13

Estudian nuevos trombolíticos para mejorar la atención al ictus

El Hospital Clínico de Valladolid participa en un ensayo nacional sobre los efectos anticoagulantes de la desmoteplasa

Cristina G. Pedraz/DICYT Cada año miles de personas fallecen en el mundo a causa del ictus cerebral, una enfermedad en auge que es ya la primera causa de mortalidad en España en menores de 55 años, por delante de los accidentes de tráfico. Asimismo, es el origen de casi 300.000 discapacidades en el país, según los informes de la Organización Mundial de la salud (OMS). El Servicio de Neurología del Hospital Clínico Universitario de Valladolid cuenta ya con una Unidad específica para la atención al ictus, dirigida por Juan Francisco Arenillas, quien ha explicado las distintas líneas de avance en el tratamiento de esta enfermedad cerebrovascular: la optimización de la trombolisis ultravenosa, la mejora del neurointervencionismo y la cerebroprotección.

 

La optimización de la trombolisis ultravenosa hace referencia a la mejora de los fármacos que se aplican a nivel sistémico. Por un lado, se trata de perfeccionar la terapia con el tPA, el fármaco que actualmente se utiliza para la destrucción de coágulos; y por otro, experimentar con nuevos trombolíticos. Así, se prueba la eficacia del TNK en neurología, un trombolítico que se aplica actualmente en cardiología. Por otro lado, el Hospital Clínico de Valladolid es uno de los nueve centros españoles que participa en un ensayo sobre la desmoteplasa, un anticoagulante del que también se están examinando sus efectos.

 

En la misma línea, se investigan fármacos como la microplasmina, “que intentan tener mejor perfil de eficacia y seguridad que el tPA, un fármaco un poco tóxico que puede dañar las neuronas y facilitar la trasformación hemorrágica”. Por el contrario, tratamientos como la microplasmina “tienen un perfil más seguro y podrían actuar también a ventanas más prolongadas, incluso hasta las nueve horas”, señala el neurólogo en relación con el tiempo que transcurre desde que se produce el ictus. Otras vías de desarrollo “son el tratamiento combinado de trombolíticos con otro tipo de fármacos y la conjugación de trombolisis y ultrasonidos”, asegura.

 

En referencia al neurointervencionismo, la segunda línea de avance en torno al ictus, el doctor Arenillas apunta que los nuevos dispositivos de extracción de trombos “consiguen recanalizar la arteria en más de ocho de cada diez ocasiones”. No obstante, vaticina, “al igual que hoy cada paciente es seleccionado de manera individualizada en función de su ventana, en el futuro según esté su cerebro con las técnicas de imagen habrá que hacerle un traje a medida en cuanto al tratamiento que va a seguir”. De este modo, se podrá comprobar si el paciente va a responder bien al fármaco endovenoso; si no recanaliza su arteria, se irá a la vía intratarterial (neurintervencionismo primario), o si de entrada debe ir a la vía intratarterial (neurointervencionismo de rescate).


A escala regional, el objetivo es que se desarrolle y protocolice el neurointervencionismo para el ictus. “Esto quiere decir no tratar con el fármaco trombolítico a nivel endovenoso, sino que el abordaje sería endovascular, a través de un catéter al igual que en cardiología”, precisa.


Finalmente, la cerebroprotección es un campo más experimental. “Hasta ahora han fracasado casi todos los fármacos neuroprotectores que se han probado”, afirma el experto, al tiempo que añade que en estos momentos “hay alguno, como la citicolina, que se está en ensayo clínico”. En esta línea, pronostica que “en el futuro se combinará el tratamiento de repercusión con el tratamiento de neuroprotección”.

 

Los expertos creen necesario poner en marcha códigos y unidades AIT

 

Durante la última jornada regional sobre atención al ictus, a la que asistieron cerca de 200 profesionales y los mejores especialistas del país, se pusieron de manifiesto algunas necesidades de futuro en torno a la atención al ictus. Los expertos consideran necesario tratar con urgencia los AIT (Ataques Isquémicos Transitorios), los denominados “amagos de embolia”. “Igual que la angina de pecho te avisa de que puedes tener un infarto, el paciente con un ictus puede tener un aviso los meses antes a base de AIT. Uno de los objetivos prioritarios es establecer circuitos de AIT, al igual que para los ictus están los códigos ictus, probablemente es necesario desarrollar unidades de AIT y códigos de AIT”, subraya Juan Francisco Arenillas.

 

A nivel regional, los especialistas concluyeron que las necesidades fundamentales se centran en conseguir que el tratamiento trombolítico sea una realidad en todo el territorio, “lo cual es un reto muy difícil teniendo en cuenta que Castilla y León es la región más grande Europa”, advierte el neurólogo; y por otro lado, desarrollar el terciarismo, es decir, “crear centros terciarios de referencia bien dotados que sean capaces de ir administrando los tratamientos y los métodos de diagnóstico más avanzados en esta enfermedad”.