Estudios sobre cadenas montañosas curvadas explican el comportamiento de la litosfera
AGG/DICYT Con motivo de su 125 aniversario, la Sociedad Geológica Americana (GSA), una de las instituciones más prestigiosas y emblemáticas en geología, ha publicado una serie de trabajos de revisión invitados sobre temas de importante discusión científica durante los últimos 25 años. En uno de ellos, 'Oroclines: Thick and thin', participa el investigador de la Universidad de Salamanca Gabriel Gutiérrez-Alonso y trata los aspectos de la formación y evolución de las cadenas montañosas curvadas, también denominadas oroclinales. Contrariamente a lo hasta ahora establecido, afectan a la totalidad de la superficie terrestre, pudiendo determinar a través de su estudio la geografía del planeta en el pasado.
En el trabajo, publicado por el GSA Bulletin en su edición de mayo, se exponen las principales ideas que surgen del trabajo del equipo 'Oroclines: Thick and thin', dentro del proyecto de investigación 'Oroclinales y Delaminación: Relaciones y Efectos',ODRE, que tiene más de 20 artículos publicados en las revistas más prestigiosas en el campo de las Ciencias de la Tierra y en el que el geólogo Gabriel Gutiérrez-Alonso ha desarrollado su investigación.
La publicación responde a una controversia clásica en la cual se ha discutido si las cadenas montañosas curvadas sólo afectaban a la parte más superficial de la corteza terrestre, entre 10 y 15 kilómetros, o a la totalidad de la litosfera, hasta 150 kilómetros. "Gracias a estos trabajos se ha llegado a la conclusión de que la mayor parte de los oroclinales que se reconocen en el mundo afectan a la litosfera y, por tanto, se considera que afectan al grueso de la superficie (thick) en lugar de sólo a la parte superficial y fina de la litosfera (thin)", expone Gabriel Gutiérrez-Alonso en declaraciones a DiCYT. El hecho de que la formación de cadenas montañosas afecte a la totalidad de la superficie terrestre, implica el movimiento de materiales situados a mucha profundidad.
En la investigación, se ha asociado el origen de los oroclinales estudiados al momento en que se formó el último supercontinente que ha existido en nuestro planeta, Pangea, en el que todos los continentes estaban unidos y donde la península Ibérica conformaba el centro del mismo. De manera que, gracias al movimiento de material que origina el surgimiento de una cadena montañosa oroclinal o curvada, como las sierras del noroeste de la península, es posible determinar las características geológicas del planeta en el momento de la formación de la misma.
La base de este trabajo es el estudio de los mecanismos que hacen que las cadenas montañosas de la superficie terrestre, tanto actuales como pasadas, adquieran una forma intensamente curvada en los mapas. Estos planteamientos son importantes para entender cuál es el comportamiento de la parte más superficial de la Tierra, la litosfera, que se supone que está caracterizada por su rigidez. "Esta rigidez, sin embargo, no es tan grande en determinadas situaciones, lo cual permite que se generen las cadenas montañosas curvadas a nivel continental" comenta el investigador.
Investigaciones clave en el Noroeste de la península ibérica
"Estas conclusiones surgen del estricto y detallado estudio realizado durante los últimos 10 años en el Noroeste de la península ibérica, en el que mediante sofisticados análisis y experimentos utilizando la composición isotópica de las rocas y el registro del campo magnético de hace más de 300 millones de años, se ha podido verificar como una cadena montañosa, durante el periodo Carbonífero, hace 300 millones de años, se dobló en forma de herradura y dicha doblez afectó a toda la litosfera, es decir, desde las rocas situadas en la superficie terrestre hasta unos 150 kilómetros de profundidad", explica el geólogo.
El estudio realizado ha comparado las particularidades de algunas de las curvaturas en formaciones montañosas de León, los Andes, Alaska o las Montañas Rocosas de Colorado, para definir las características comunes que ha permitido postular un mecanismo común que afecta a toda la litosfera, lo que supone un avance en el conocimiento de la evolución de nuestro planeta y en la reconstrucción del paradigma de las Ciencias de la Tierra, la Tectónica de Placas.
Referencia bibliográfica | |
S.T. Johnston, A.B. Weil and G. Gutiérrez-Alonso. Oroclines: Thick and thin. Geological Society of America Bulletin 2013; 125, no. 5-6;643-663 doi: 10.1130/B30765.1 |