Grandes felinos y ratones explican el origen de la fauna suramericana
IVIC/DICYT Uno es el grupo de mamíferos más diverso del mundo, mientras que el otro representa a los carnívoros más exitosos debido a su capacidad de adaptación a diferentes condiciones ambientales. Por estas razones, los roedores y los grandes felinos fueron elegidos para estudiar, a través de su evolución, el origen de la fauna de Sur América.
Las investigaciones están a cargo del paleontólogo del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (Ivic), Ascanio Rincón, junto a especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México y del Museo Argentino de Ciencias Naturales.
Hipótesis de diversos autores coinciden en que ambos grupos, roedores y grandes felinos, migraron desde América del Norte a la zona sur del continente americano. Pero cómo ocurrió este proceso y por qué se desplazaron hacia las nuevas tierras sigue siendo una interrogante para la ciencia.
“Se trata de un proceso evolutivo muy largo que implica escenarios de glaciación e interglaciación donde se crearon barreras geográficas infranqueables, que obligaron a los animales a adaptarse para sobrevivir”, sostuvo Rincón.
Para el investigador del Ivic, incluso es posible que el intercambio de especies entre la región norte y sur del continente no haya ocurrido solamente a través del puente de tierra que emergió en lo que hoy conocemos como Panamá. El flujo de especies también pudo generarse gracias a la capacidad de algunos grupos de animales de nadar entre pequeñas islas cercanas, posibilitando el tránsito norte – sur y viceversa.
Los roedores y los grandes felinos como los tigres diente de sable o diente de cimitarra son buenos ejemplos evolutivos para dilucidar el origen de la fauna suramericana, según reconoció el paleontólogo.
“Se cree que los felinos aparecieron en África y luego se consiguen registros de ellos en Europa, Asia y América, prácticamente le dieron la vuelta al mundo. El hecho de que sean el tope de la cadena alimenticia, es decir los carnívoros dominantes, significa que tienen una estrategia de adaptación alimenticia muy exitosa y prevalecen en el tiempo”, explicó Rincón.
Por su parte, la mayor parte de la gran diversidad de roedores presentes en la Tierra se encuentra en Sur América. La expansión del número de especies del grupo en tan corto tiempo, comparado con los lapsos en los que suelen ocurrir estos procesos, llamó la atención de los investigadores que participaron en el estudio, pues también puede aportar luces en la explicación del origen de la fauna de la región.
En este caso, tal como ocurre con los felinos, no se habían realizado análisis filogenéticos ni biogeográficos para determinar cómo sucedió el tránsito entre especies de la zona norte y sur del continente americano. El hallazgo de unos fósiles de ratones en el lago de Chapala, en México, comenzó a contar la historia sobre la procedencia de los roedores en América del Sur.
Interrupción de información evolutiva
En 2007 los pozos de asfalto del Breal de Orocual, en el estado Monagas, se convirtieron en una vitrina para observar el pasado de los grandes felinos y de otros animales en tierras suramericanas.
Homotherium venezuelensis es el nombre que se le otorgó al representante de una nueva especie para la ciencia de tigre dientes de cimitarra, hallado en Orocual. Cerca del lugar donde fue encontrado este espécimen también se identificó el fósil de un tigre dientes de sable, perteneciente a la especie Smilodon gracilis.
Ambos son el primer registro para Sur América y su descubrimiento demuestra que el comportamiento de los felinos en el Neotrópico es más complejo de lo que se había advertido, pues S. gracilis (Pleistoceno temprano) es una forma más basal o primitiva a las encontradas en América del Norte, donde presuntamente se originaron las especies que migraron hacia el sur y se han localizado ejemplares de Smilodon populator (final del Pleistoceno).
“Esta evidencia nos está hablando de un pulso de migración hacia América del Sur que no conocíamos, es decir, hay felinos que entraron de alguna manera a esta región y no habíamos podido detectarlo hasta el hallazgo de Orocual. Para saber de dónde provienen empezamos a estudiar los felinos de México porque es la conexión continental natural”, indicó el investigador del Ivic.
En esta búsqueda aparecieron los registros fósiles de dos grandes gatos descritos como “otras especies” en México. A pesar de que los análisis todavía no han culminado, pareciera que los dos ejemplares mexicanos morfológicamente resultan más basales o antiguos que los reportados en América del Norte y América del Sur.
“El material recolectado en México anteriormente tiene mucha relación con lo que encontramos en Orocual y abre nuevas posibilidades a la explicación del origen y migraciones de este grupo”, aseguró Rincón. Los resultados de estas investigaciones aún se encuentran en revisión.
Nueva especie de roedor con historia
El lago de Chapala es el cuerpo de agua dulce más grande de México. En una carretera cercana a su superficie se encontraron los restos fósiles de un roedor primitivo, posteriormente bautizado como Postcopemys chapalensis y perteneciente el Plioceno temprano, es decir hace aproximadamente 5 millones de años, antes de la era geológica denominada Pleistoceno.
“Es una nueva especie por una serie de características identificadas en los fósiles colectados en el lago. Los ratones más primitivos hallados al sur de América son del género Sigmodon- perteneciente a la familia Cricetidae de la que también forma parte P. chapalensis- y son descendientes de los roedores norteamericanos”, afirmó Ascanio, autor principal del estudio.
Con esta evidencia la hipótesis propuesta por los investigadores cobraba más sentido. Los ratones del grupo Cricetidae se originan en América del Norte y de alguna manera cruzaron hacia la parte sur del continente, probablemente a través de saltos de islas. Cuando la conexión de tierra entre las dos regiones se hace efectiva con la aparición de Panamá, se origina la gran diversidad de especies de roedores que hoy en día hacen vida en América del Sur.
La nueva especie descrita abre nuevas puertas para la búsqueda de respuestas sobre la aparición y comportamiento de la diversidad de fauna suramericana. “Con la paleontología podemos estudiar el pasado y para poder comprenderlo también debemos conocer la historia moderna. Sin eso es imposible entender los procesos evolutivos y preservar los ecosistemas y especies para las nuevas generaciones”, aseguró Rincón.