Investigadores de la Universidad SEK de Segovia estudian las propiedades anticancerígenas del vino
CP/DICYT Un equipo de investigadores de la Facultad de Ciencias Experimentales de la Universidad SEK de Segovia investiga los efectos beneficiosos de algunos vinos que se elaboran en la provincia. Su trabajo se centra en el análisis de determinadas sustancias que contiene el vino y que pueden neutralizar los efectos cancerígenos de los nitrosocompuestos, que también forman parte de nuestra alimentación.
Samuel González, profesor de Química de la Facultad de Ciencias Experimentales de la Universidad SEK de Segovia y vicerrector de Ordenación Académica y Estudios, trabaja con un equipo de colaboradores en un estudio donde se evalúan las posibles vías de inhibición y bloqueo del cáncer en aquellos casos en los que están implicados los nitrosocompuestos (compuestos químicos cancerígenos que pueden estar en los alimentos o ser generados por el organismo que los asimilan). En la investigación participan cinco profesores de la SEK y tres becarios. Tal y como ha explicado a DICYT Samuel González, fue precisamente uno de ellos, Fernando Bartolomé Robledo, "quien propuso estudiar los efectos inhibidores de algunos componentes de la dieta, entre los que se encuentra el vino". A través de la SEK, el grupo de investigación que coordina Samuel González ya ha solicitado ayudas al Ministerio de Ciencia y Tecnología y a la Junta de Castilla León para poder continuar con el estudio ya con financiación de la propia universidad y de la Obra Social de Caja Segovia.
Dentro del proyecto, una rama de la investigación se centra en determinar los efectos beneficiosos de los vinos segovianos frente al daño genético inducido por los nitrosocompuestos. Para ello se han seleccionado diversas variedades de tintos jóvenes de la provincia de Segovia y vinos envejecidos en barrica, se han separardo sus componentes e identificado que los polifenoles (sustancias responsables del aroma natural que posee un vino) tienen efectos beneficiosos sobre bacterias que han sufrido daños en sus genes producidos por algún compuesto cancerígeno.
El trabajo no hubiese sido posible sin la colaboración de la Estación Enológica de Castilla León y el departamento de Bromatología de la Universidad de Burgos, que se han encargado de separar los distintos componentes de los vinos seleccionados y de validar los efectos beneficiosos que se detectaron en los laboratorios segovianos.
Bacterias que llegaron desde Francia
Otra ayuda importante llegó de mucho más lejos, ya que el Instituto Pasteur de París ha cedido unas bacterias sensibles a las sustancias cancerígenas y que los expertos denominan "bioindicadores". "Una ayuda que nos facilita el trabajo enormemente", asegura Fernando Bartolomé. Concretamente, se trata del bioindicador SOS Chromotestfue, diseñado hace una decáda por el laboratorio francés y cedido a la SEK hace tres años. Durante este tiempo, los investigadores lo han usado para comprobar que numerosos compuestos presentes en la dieta pueden resultar cancerígenos, bien cuando se mezclan en el estómago o durante la elaboración de alimentos.
A lo largo de este año de investigación, según explica Fernando Bartolomé, "se han estudiado los vinos de dos bodegas segovianas. Los retos para el futuro están ahora en ampliar el estudio a todas las bodegas representativas de la provincia".