Investigadores mexicanos en pos de vacuna contra adicción a heroína
Agencia ID/DICYT Desde hace más de una década, científicos mexicanos del Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente” (INP) desarrollan una vacuna contra la adicción a la heroína. Esta investigación concluye sus estudios en modelos animales y en alrededor de un año podrían practicarse los primeros ensayos clínicos en humanos, señaló la directora de la institución, María Elena Medina-Mora Icaza.
A decir de la especialista en psicología y Premio Nacional de Salud Pública “Gerardo Varela”, esta vacuna no es profiláctica, como las otras que se aplican de manera preventiva, sino que es parte de un tratamiento que hace inmune al efecto de la droga. “Por tanto, es una estrategia para aquellos que tienen una dependencia grave a estas drogas, que no han tenido éxito en otros tratamientos y quieren dejar de usarla. Ellos serían los primeros candidatos”.
La heroína genera un efecto placentero en el cerebro que está asociado con los centros de dolor además del de placer, razón por la cual la hace más adictiva. Lo que busca la vacuna es bloquear esa sensación, capturando sus moléculas antes de que lleguen a la región cerebral.
“El organismo genera necesidad a la droga y si no se tienen dosis masivas provoca una respuesta de dolor. Los adictos pueden quejarse de dolores particulares como en las yemas de los dedos o en los mismos cabellos; por tanto no dejan de usarla, aunque quisieran”.
Por el momento, el desarrollo de la institución mexicana se ha trabajado en modelos animales, principalmente en ratones, en los que se han probado su efectividad, lo que derivó en la patente en Estados Unidos, países de Europa y algunos de América, anunciada hace un mes por el secretario de Salud, Salomón Chertorivski.
La también miembro del El Colegio Nacional mencionó que en el momento que terminen de afinarse las pruebas en animales, y después de pasar los requerimientos de seguridad, se podrá practicar en seres humanos. De esa etapa en adelante, añadió, es difícil precisar cuándo estaría lista para su consumo general si resultara efectiva.
Pero si todo sale bien, comentó, su producción podría esperarse entre los próximos cinco o 10 años. No obstante, el camino parece promisorio: “en ratones hemos comprobado que funciona bien; después de ser vacunados, los roedores dejan de consumir la droga. Pensamos que tendremos éxito porque hemos podido mantener a los animales inmunizados durante tiempos prolongados y se logran niveles elevados en anticuerpos. Aunque no es garantía de que funcione en seres humanos, lo podremos comprobar en las siguientes etapas”.
De acuerdo con la experta, si bien se realizan investigaciones similares en otras partes del mundo, el trabajo del INP es el más avanzado y en el cual han tenido diversas colaboraciones. Además, dijo, en sus instalaciones se realizan también una vacuna para cocaína y un par más para nicotina y drogas estimulantes, aunque refirió que en estos campos hay países, como Estados Unidos, que tienen resultados más avanzados y prometedores.