La Junta estudia nuevos nichos de mercado para las hortalizas
BGA/DICYT La Consejería de Agricultura y Ganadería de la Junta de Castilla y León está estudiando las posibilidades de explotación que puede tener el mercado de hortalizas en las zonas de regadío de la comunidad autónoma y para ello ha encargado un informe al Centro Tecnológico Agrario y Agroalimentario (ITAGRA) de Palencia, en el que analiza diversos aspectos.
El estudio, según el director del ITAGRA, Fernando González, aborda especialmente el desarrollo de cultivos hortícolas de cuarta y quinta gama, e incluye un análisis del sector para lo que se mantendrán contactos directos con empresarios y se evaluarán las posibilidades que tienen los diferentes territorios de regadío de Castilla y León.
Las siete zonas en la que se estudia potenciar este tipo de cultivos son las de Palencia, el norte de Burgos, El Bierzo (León), Vegas del Esla (León y Zamora), el valle del Tiétar (Ávila), noroeste de Segovia y suroeste de Valladolid.
Según indicó Fernando González, las hortalizas de cuarta y quinta gama son un mercado emergente y por eso se barajan como una posibilidad industrial para estas zonas. Las hortalizas de cuarta gama son aquellas que aparecen en el mercado ya cortadas, lavadas y envasadas, pero que son frescas, como pueden ser las ensaladas que ya están listas para ser consumidas. Estos productos son cómodos de usar y mantienen una mayor duración y calidad para el consumidor final. Sin embargo, mantener sus cualidades organolépticas (sabor, textura, color), así como las condiciones sanitarias y nutricionales requieren de un estricto cuidado en la cadena de frío, puesto que deben ser conservados entre 1 y 4 grados centígrados.
Las verduras y hortalizas de quinta gama son ya alimentos cocinados y se encuentran en las zonas de refrigerados de los comercios e hipermercados. Se trata de hortalizas con una caducidad muy corta, que suponen alternativas a la comida rápida, puesto que para su consumo requieren, en algunos casos, un calentamiento previo.
El informe recibido por la Consejería de Agricultura contiene unas líneas estratégicas de actuación para la puesta en marcha de estas iniciativas, así como también la opinión de diferentes expertos acerca de las posibilidades reales del programa. Ahora es la entidad pública la que debe decidir si es posible llevar a cabo las propuestas y hacerlas viables.