Ciencias Sociales España Íbeas de Juarros, Burgos, Viernes, 04 de abril de 2008 a las 12:00

La mandíbula que cambió la Prehistoria

Atapuerca adelanta en 400.000 años la llegada de los homínidos a Europa

AVPR/BGA/DICYT ¡Atapuerca siempre te sorprende! Con esa afirmación y una media sonrisa presentaban el pasado 29 de junio Juan Luis Arsuaga, José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell la pieza dental que durante la campaña 2007 habían hallado los investigadores en el nivel TE9 de la Sima del Elefante. El gastado premolar constituía, a falta de una investigación más profunda, el primer indicio que evidenciaba la presencia del genero Homo en la sierra burgalesa 400.000 años antes de lo constatado hasta la fecha.

 

Unas horas más tarde, durante la mañana del día 30 los coordinadores de las excavaciones y los equipos de voluntarios se saludaban ya con un sonrisa completa. La continuación de los trabajos había dejado al descubierto nuevas piezas del puzzle de la Evolución. Una mandíbula de 1’2 millones de años no dejaba resquicios para las dudas acerca de la entidad del propietario, un homínido emparentado con aquellos primeros “aventureros” del Pleistoceno que abandonaron África en busca de mejores condiciones que garantizasen su supervivencia. Y es que ¡Atapuerca siempre te sorprende!

 

El hallazgo resultó entonces ser demasiado importante. Adelantar en 400.000 años la llegada de los homínidos a la Península Ibérica y por tanto al continente europeo, constituye toda una convulsión científica que había que analizar con detenimiento antes de presentarla al público e incluso a los colegas.

 

“Necesitábamos comparar los restos recién encontrados con los catalogados en los yacimientos georgianos de Dmanisi cuya antigüedad se remonta a más de 1’7 millones de años”, explicaba el investigador José María Bemúdez de Castro el pasado 27 de marzo durante la presentación de las conclusiones de los trabajos a los medios. Los restos de la sínfisis, (región anterior de la mandíbula) presentaban importantes similitudes con estas piezas, en cambio la parte posterior de la mandíbula, sugiere que los investigadores deben volver su mirada hacia piezas localizadas en yacimientos asiáticos.

 

“De manera preliminar y hasta que podamos plantear nuevas investigaciones e hipótesis hemos asignado los restos de la mandíbula localizada en la Sima del Elefante a la especie Homo antecessor”, concluye el científico. La teoría de los investigadores quedó avalada además por otros datos como los que se desprenden de los estudios geológicos, geocronológicos y biocronológicos realizados en la zona y del análisis de la industria lítica localizada junto a los restos humanos.“Se trata de un total de 32 piezas talladas a partir de nódulos de silex del Neogéno y del Cretácico que se localizaron en un radio de menos de dos kilómetros en este lugar. La técnica de producción de estas herramientas era muy sencilla ya se concentraba en obtener lascas simples de entre 30 y 75 milímetros de longitud, golpeando las piezas de silex mediante un percutor duro”, puntualiza el doctor Carbonell.

 

 Datación

 

La comparación de estas piezas y de los restos de animales, en su mayoría pertenecientes a roedores, que se han localizado en el mismo nivel sugieren que la antigüedad del TE9 ronda los 1’4 millones de años. Paralelamente los investigadores han recurrido a la contundencia de los datos paleomagnéticos para precisar aún más sus hipótesis. De manera que han constatado que las partículas ferromagnética presentes en los minerales que forman parte de los niveles sedimentarios inferiores de la Sima del Elefante (del TE7 al TE16) presentan una polaridad inversa a la actual. Ello significa que dichos minerales se fueron depositando en época Matuyama, un periodo correspondiente al Pleistoceno Inferior que se extendió desde hace 1.700.000 a 780.000 años.

 

Durante el mismo, según describió el científico Japonés Matuyama se produjo un episodio de cambio de polaridad en el campo magnético de la Tierra. Las partículas ferromagnéticas que formaban parte de estos minerales, al ser sometidas a altas temperaturas, adoptaron igualmente la nueva polaridad terrestre, convirtiéndose en pequeñas brújulas prehistóricas para los científicos actuales.

 

Más cerca del final 

La aparición de la mandíbula en la Sima del Elefante se suma así a los hallazgos realizados en la Sima de los Huesos en 1994 y constituye la última evidencia que apoya la teoría de una “bifurcación evolutiva” en Europa. La expansión demográfica del Homo Erectus obligó a la especie a buscar nuevos territorios en los que establecerse abandonando el continente africano y penetrando en tierras europeas a través de Oriente Próximo. Éste comenzó a ser reemplazo por formas arcaicas de Homo sapiens hace entre 400 y 250 mil años. Un proceso que en Atapuerca encontró un camino alternativo que desembocaría en la aparición del Homo heidelbergensis y a partir de éste en el Homo neandertalensis. Pero la falta de destrezas para competir contra un adversario evolutivamente mejor dotado, el Homo sapiens, llevaría a este último a su desaparición. Los científicos se esfuerzan ahora en desenterrar los detalles que atestiguan cómo se llevó a cabo este proceso, construyendo un puzzle global con piezas de más de 2’5 millones de años. Un trabajo que nos permitirá conocer cómo hemos llegado a ser lo que somos y cuyo final está cada vez más cerca, según aseguran Eudald Carbonell, para quien “es muy probable que en 30 o 40 años tengamos una idea muy clara de cómo se compuso el mapa evolutivo”. Quien sabe si hacia el final del trayecto Atapuerca vuelva de nuevo a sorprendernos.