Health Brazil São Paulo, São Paulo, Friday, January 27 of 2023, 08:48
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La pérdida de masa muscular en la fase aguda del COVID-19 está asociada a los síntomas persistentes

El compromiso de los músculos durante la internación también se erigió como un predictor de mayores gastos con salud durante los meses posteriores

AGENCIA FAPESP/DICYT – Cuanto mayor es la pérdida de masa muscular durante el período de hospitalización a causa del COVID-19, mayores son las probabilidades de que el paciente desarrolle síntomas persistentes de la enfermedad, tales como un compromiso muscular y el llamado COVID largo, que puede incluir dificultades para respirar, tos persistente, dolores de cabeza, insomnio y ansiedad.

 

Esta es la conclusión que surge de un estudio realizado en la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo (FM-USP), en Brasil, y publicado en el Journal of the American Medical Directors Association. Los resultados también apuntan que existe una relación entre la mayor pérdida de masa muscular y los mayores gastos con salud durante los meses posteriores al alta hospitalaria.

 

“La pérdida de masa muscular es razonablemente común durante períodos prolongados de internación hospitalaria. Sin embargo, este cuadro parece exacerbarse en pacientes hospitalizados a causa del COVID, con efectos sobre la masa, la fuerza y la función muscular, a punto tal de comprometer la movilidad del paciente en algunos casos”, explica Hamilton Roschel, líder del estudio y uno de los coordinadores del Grupo de Investigaciones en Fisiología Aplicada y Nutrición, que congrega a alumnos de posgrado y científicos de la FM-USP y de la Escuela de Educación Física de dicha universidad paulista (EEFE-USP).

 

Esta investigación, financiada por la FAPESP en el marco de dos proyectos (17/13552-2 y 20/08091-9), abarcó a 80 pacientes con COVID-19 moderado o grave internados en el año 2020 en el Hospital de Clínicas, el complejo hospitalario administrado por la FM-USP, en un momento en el cual aún no existían vacunas disponibles. Los participantes fueron objeto de un seguimiento durante y después del período de hospitalización.

 

Los investigadores midieron la fuerza y la masa muscular de los pacientes en cuatro momentos: tan pronto como ingresaron al hospital, cuando les dieron el alta y dos y seis meses después del alta hospitalaria. Para ello se empleó un aparato (un dinamómetro) que mide la fuerza de prensión manual, una medición que posee una buena correlación con la fuerza global de un individuo. En tanto, la masa muscular se registró con un ecógrafo, tomando el músculo del muslo como referencia.

 

“Se suele asociar la función de los músculos únicamente con la locomoción, pero el sistema musculoesquelético posee un papel mucho más vasto. Participa en otros diversos procesos del organismo, como el de regulación del metabolismo, e incluso en el sistema inmunitario”, explica Roschel.

 

De acuerdo con los estudios, en los pacientes que experimentaron una mayor pérdida de masa muscular también fue mayor la prevalencia de fatiga (un 76 %) y de dolor muscular (un 66 %). En tanto, en los que padecieron un menor compromiso de la musculatura, la prevalencia fue del 46 % y del 36 % respectivamente.

En la evaluación realizada seis meses después del alta hospitalaria, aquellos que habían perdido más masa muscular seguían teniendo dificultades para recuperar la musculatura previa. Por su parte, quienes experimentaron pocas pérdidas se recuperaron casi totalmente en ese período.

 

Un predictor de pronóstico

 

Los investigadores también evaluaron los gastos con salud durante los seis meses posteriores al alta hospitalaria. “Si bien no hubo grandes diferencias en relación con las nuevas hospitalizaciones y la autopercepción de la salud, los pacientes que perdieron más masa muscular tuvieron gastos totales con su salud y relacionados con el COVID-19 mucho mayores que los del otro grupo”, comenta Roschel.

 

En promedio, los participantes cuya musculatura se vio más afectada durante la fase aguda gastaron 77 mil dólares, ante 3 mil dólares del otro grupo durante los dos primeros meses tras el alta hospitalaria. Cuando se consideraron los seis meses posteriores a la salida del hospital, ese valor fue de aproximadamente 90 dólares mil con gastos de rehabilitación y otras complicaciones, frente a 12 mil dólares mil en promedio de los que experimentaron un menor compromiso muscular.

 

“Estos resultados muestran que la pérdida de masa muscular parece constituir un parámetro de pronóstico negativo en los pacientes hospitalizados, lo cual sugiere que es necesario efectuar pruebas de intervenciones terapéuticas aun durante el período de internación. En el plano colectivo, de salud pública, demostramos que la pérdida de masa muscular está asociada a mayores costos, lo que seguramente tiene impacto y presiona a los sistemas de salud no solamente en el ámbito económico, sino también en la demanda de servicios de rehabilitación destinados a esos pacientes”, sostiene.

 

Un estudio anterior del grupo había demostrado que las mediciones de fuerza y masa muscular pueden ayudar a prever el tiempo de internación por COVID-19. Al analizar esos datos en el momento del ingreso al hospital, fue posible observar que los pacientes con mejor salud muscular tendían a permanecer menos tiempo internados (lea más en: agencia.fapesp.br/35798/).

 

“Esa primera etapa del trabajo demostró de qué manera afecta el COVID-19 a los músculos, y la importancia de contar con una ‘reserva muscular previa’ para enfrentar la infección. Ahora vimos que, seis meses después del alta hospitalaria, quienes perdieron más masa no solamente no lograron recuperarla, sino que también padecieron más síntomas persistentes y tuvieron que efectuar mayores gastos con su salud. Es importante hacer hincapié en el impacto de la enfermedad también sobre el sistema musculoesquelético y cómo esto requiere la atención de los sistemas sanitarios, aun después de que los pacientes se encuentran recuperados de la infección”, remarca el autor.