Alimentación España Madrid, España, Lunes, 19 de enero de 2009 a las 19:36

Las intensas lluvias convierten a Mallorca en un laboratorio natural para validar modelos predictivos de riesgos geol贸gicos

Las avalanchas de rocas en la Sierra de Tramuntana (Mallorca) servir谩n para mejorar las metodolog铆as y cartograf铆as de peligrosidad geol贸gica y la prevenci贸n.

IGME/DICYT Baleares vive uno de los episodios más lluviosos de los últimos 50 años. Desde el 20 de octubre hasta prácticamente el pasado 12 de enero, que las lluvias comenzaron a dar un breve respiro a la isla, no ha parado de llover. Este inusual episodio de lluvias ha desencadenado numerosos movimientos de ladera, deslizamientos de tierras, desprendimientos rocosos, hundimientos y avalanchas de rocas en la Sierra de Tramuntana de Mallorca, ofreciendo un laboratorio excepcional para la validación de los modelos predictivos de peligrosidad geológica en los que estaban trabajando los geólogos del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), en colaboración con la Universidad de Granada. Clave para mejorar las cartografías de riesgos frente a estos procesos naturales y el desarrollo de planes de prevención.

 

Los geólogos apuntaban en un informe publicado a finales de 2007 que, en el caso de superar un umbral de lluvias de 130 mm en 24 horas, podrían desencadenarse movimientos como los generados. Zonificaron la sierra mallorquina en áreas de mayor o menor grado de peligrosidad y la naturaleza ha venido a confirmar que el sector central de la Tramuntana presenta un mayor grado de peligrosidad a este tipo de fenómenos naturales. No obstante, el modelo no podría haber previsto los puntos exactos de las roturas, ya que para ello serían necesarios trabajos de mucho más detalle.

 

Entre los días 14 y 16 de diciembre se registraron los valores de lluvias diarias más intensas desde que se dispone de datos instrumentales (1944). El 15 de diciembre se registraron en Lluc valores de lluvia máxima en 24 horas de 276 mm. Algo verdaderamente inesperado para los investigadores del IGME que no esperaban que la naturaleza llegara tan pronto para ofrecerles datos reales para validar un modelo elaborado tan solo un año antes.

 

Se han inventariado ya 10 movimientos relevantes que han afectado a varias vías de comunicación y que, aún, mantienen incomunicados a algunos habitantes del núcleo costero de Cala Tuent en el municipio de Escorca. Un gran desprendimiento de rocas que tuvo lugar el 31 de diciembre parece que mantendrá cortada, durante varios meses, la carretera principal que vertebra la Sierra de Tramuntana entre las poblaciones de Lluc y Sóller.

 

Los movimientos de mayor envergadura que se han producido son las avalanchas de roca. La de Son Cocó, en el municipio de Alaró, ha movilizado casi medio millón de metros cúbicos de roca, desplazando a lo largo de medio kilómetro bloques del tamaño de una habitación y de unas 3.000 toneladas de peso. Estas avalanchas son extremadamente peligrosas ya que se comportan como auténticos ríos de roca. Afortunadamente, en este caso, se han producido en zonas deshabitadas y poco transitadas de la Sierra, tal y como predecía el modelo.

 

Los geólogos trabajan, desde hace mes y medio, en estrecha colaboración con la Dirección General de Emergencias del gobierno balear analizando los movimientos que se han generado, controlando las posibles reactivaciones de deslizamientos antiguos y aprovechando la imprevista oportunidad para la toma de datos reales en un laboratorio excepcional. Los geólogos afirman que este escenario servirá para conocer mejor estos procesos naturales y mejorar el desarrollo de metodologías y cartografías de peligrosidad geológica, de cara a la prevención de episodios como los que están ocurriendo en la isla de Mallorca.

 

Investigación en peligrosidad y riesgos geológicos

 

Los desastres naturales, y en especial las avenidas e inundaciones, los terremotos, el volcanismo activo, o los movimientos del terreno por deslizamientos de ladera, subsidencia y hundimientos etc., son procesos geológicos activos que se repiten una y otra vez provocando pérdidas humanas y económicas. Conocer tales procesos y prevenirlos es la mejor forma de reducir o mitigar sus efectos. El avance en el conocimiento científico de tales procesos permitirá generar documentación básica para su aplicación a una ordenación territorial sostenible y más segura frente a los desastres naturales.