Los ambientalistas intentan conservar las pasifloras y los colibríes del Valle del Cauca
UN/DICYT Recuperar una colección de pasifloras situada en Tenerife, corregimiento de El Cerrito, y poder conservar las especies de colibríes que obtienen su alimento gracias a ellas, es el objetivo de un proyecto liderado por investigadores de la Universidad Nacional en Palmira. La valiosa tarea la realizan algunos miembros del Grupo de Investigación en Recursos Fitogenéticos Neotropicales - Girfin, quienes solicitaron a la Gobernación del Departamento, a su Secretaría de Agricultura y a la Alcaldía de El Cerrito entregar este predio donde desde el año 1998, gracias a un proyecto del Instituto Internacional de Recursos Fitogenéticos – Ipgri, actual Bioversity International, se implantó una colección de pasifloras de altura con especies representativas de Colombia, Venezuela, Perú, Ecuador y Bolivia.
“En el año 2004, cuando finalizaron las actividades del personal vinculado al Ipgri, el terreno donde se había implantado la colección pasó en comodato al Colegio local, la Unidad Educativa Jorge Isaacs, pero estas personas no entendieron la grandeza de la colección y la sustituyeron en parte por cultivos comerciales como papa, mora y cebolla. Presentamos esta problemática ante las autoridades para que el terreno nos fuera cedido y desde enero del presente año iniciamos las labores de recuperación, notando con gran agrado la presencia de especies de colibríes que se encuentran vulnerables o en peligro de extinción”, declaró Creucí Caetano, doctora en Ciencias Biológicas y líder del Girfin.
Cultivo de semillas
Cuando se habla de pasifloras se hace referencia a la familia del maracuyá, de las curubas y granadillas. “Colombia es el primer país en especies de pasifloráceas. Posee especies endémicas, por lo tanto es necesario analizar si están protegidas, o si por el contrario han sido afectadas por la fragmentación de los bosques, muy común en las zonas andinas, lo que puede conllevar a procesos de erosión genética. Mantener una colección es garantizar un patrimonio genético para la nación, porque permite estudiar y conservar especies que pueden llegar a estar en peligro de extinción”, explicó la profesora Caetano.
El terreno donde se encontraba la colección anteriormente contaba con una extensión de 3 mil metros cuadrados, pero ahora se redujo casi a la mitad, traduciéndose en pérdidas de muchos materiales. “En la primera fase del trabajo se realizó una adecuación del terreno en términos de poda, fertilización, constitución de un semillero a través de estacas provenientes de las plantas madres establecidas en la colección. Adicionalmente se logró obtener semillas del anterior proyecto y plántulas del Jardín Botánico José Celestino Mutis. La esperanza es que algunas de estas semillas germinen, puesto que estuvieron almacenadas durante varios años”, comentó la investigadora.
Por ahora los investigadores están dedicados a la labor de recuperación de la colección, la identificación de los materiales, la construcción de bases de datos que sean indicadores de las especies presentes dentro de la colección y la socialización con la comunidad, para que entiendan la importancia de tener estas especies en la zona. Todo este trabajo se enmarca dentro de la tesis de Maestría en Recursos Fitogenéticos Neotropicales de la Ecóloga Paula Andrea Rúgeles y el trabajo de grado de Rubén Darío Rosas, estudiante de Ingeniería Agronómica de la UN en Palmira.