Environment Brazil São Paulo, São Paulo, Monday, April 17 of 2023, 09:05

Los árboles de sabana del Cerrado brasileño producen tres veces más corteza que las especies selváticas

Un estudio puede contribuir al diseño de estrategias protectoras frente a los cambios climáticos

AGENCIA FAPESP/DICYT – En las regiones tropicales del planeta, las sabanas y los bosques coexisten a menudo en un mismo lugar y bajo las mismas condiciones climáticas. Este es el caso del Cerrado brasileño, el bioma que alberga áreas de sabana en el sentido estricto, del llamado cerradão (que es el bosque mesófilo esclerófilo que se desarrolla en ausencia del fuego, tanto en suelos pobres, el cerradão distrófico, como en suelos más ricos, el cerradão mesotrófico), de pastizal sucio (que es la formación herbácea-arbustiva con árboles pequeños del Cerrado), y de bosques y de montes estacionales semideciduos (que es la formación forestal cuyos árboles pierden o adquieren follaje en función de las variaciones de temperatura y del balance hídrico).

 

Este fenómeno intriga a botánicos y ecólogos, pues las sabanas y los bosques exhiben estructuras y composiciones de especies bastante distintas, lo que hace que sus dinámicas y sus funcionalidades también sean diferentes. Las sabanas poseen un denso y continuo estrato de gramíneas, que son sumamente inflamables y alimentan eventos ígneos con impactos directos sobre otras especies vegetales. En los bosques, en tanto, los árboles exhiben doseles mucho más grandes y continuos que generan sombra en las partes bajas e impiden el desarrollo de gramíneas inflamables.

 

Una peculiaridad de las sabanas reside en que, al haber evolucionado en el trascurso de milenios en presencia del fuego, sus especies leñosas poseen cortezas densas que protegen sus cuerpos. Asimismo, luego de los incendios, son capaces de formar nuevas ramas y hojas a partir de las estructuras conocidas con el nombre de yemas.

 

En el marco de un estudio realizado en la Estación Ecológica de Santa Bárbara, un área de protección ambiental situada en el estado de São Paulo, se investigó qué cantidad de corteza producen las especies de sabanas y selváticas del Cerrado, si las especies de sabanas producen más corteza que las especies boscosas, si las especies que producen más corteza también protegen mejor sus yemas y, por último, si las especies que tienen la capacidad de existir tanto en las sabanas como en los bosques (denominadas generalistas) producen distintas cantidades de corteza dependiendo del ambiente en donde están creciendo.

 

El referido estudio, coordinado por Alessandra Fidelis, docente del Departamento de Biodiversidad del Instituto de Biociencias de la Universidade Estadual Paulista, con sede en la localidad de Rio Claro (IBRC-Unesp), contó con la labor del doctorando Marco Antonio Chiminazzo en carácter de autor principal, y tuvo a su vez la participación de Aline Bombo, quien realizó un posdoctorado en el IBRC-Unesp, y Tristan Charles-Dominique, investigador en la Universidad de París (La Sorbona) y en la Universidad de Montpellier, en Francia. El artículo referente al mismo salió publicado en el periódico científico Annals of Botany.

 

“Observamos que las especies existentes en las sabanas producen aproximadamente tres veces más corteza que las de los bosques. En tanto, las especies generalistas exhiben una producción de corteza intermedia: es mayor en las áreas de sabana que en las áreas selváticas. A esta capacidad de ajustar la producción de corteza al ambiente se la conoce con el nombre de plasticidad fenotípica, y es posiblemente una estrategia que adoptan estas especies. Por último, verificamos que las especies que producen más corteza protegen mejor sus yemas y sus tejidos internos”, dice Chiminazzo.

 

Y el investigador añade: “Nuestro trabajo muestra que el fuego constituye un factor importante para las vegetaciones sabánicas del Cerrado, al promover la existencia de especies leñosas que son capaces de afrontar este trastorno y que no podrían habitar en ambientes selváticos con sombra.” El estudio respalda el planteo que indica que cuando el fuego se aplica en forma criteriosa, con zonificación y cronograma, constituye un método altamente deseable para el manejo de las zonas sabánicas del Cerrado. La zonificación define una estructura en forma de mosaico y el cronograma determina las épocas correctas para quemar cada parte en un sistema de rotación. “Las especies del Cerrado poseen adaptaciones al fuego: una gran producción de corteza y una alta protección de las yemas. Tales características, frutos de un largo proceso evolutivo, permiten que sobrevivan a los eventos ígneos y que se desarrollen a partir de los mismos”, comenta Fidelis, directora de tesis de Chiminazzo.

 

Un remanente autóctono

 

Ubicada en el municipio de Águas de Santa Bárbara, la estación ecológica en donde se llevó a cabo el estudio constituye un importante remanente del Cerrado nativo en el estado de São Paulo, que alberga a los diferentes tipos de sabanas y bosques existentes en el bioma. “Se tomaron muestras de especies de arbustos y árboles en cuatro tipos distintos de vegetación que poseen diferentes frecuencias de fuego y disponibilidad de luz. Investigamos qué cantidad de corteza producen mientras se desarrollan, así como de qué modo se encuentran protegidas sus yemas contra los efectos del fuego. Posteriormente, cada una de las especies quedó categorizada de acuerdo con el ambiente que prefieren habitar, lo que determinó la existencia de grupos: especialistas de sabana, especialistas de bosques y generalistas [capaces de crecer en ambos tipos de ambientes]”, informa Chiminazzo.

 

Según el investigador, en futuros estudios se procurará entender cómo y por qué ciertas especies logran ajustar su producción de corteza, en tanto que otras no lo logran. “En escenarios de cambios climáticos y de alteraciones en los regímenes de fuego, el hecho de conocer mejor estas especies constituye una gran oportunidad para entender y prever qué organismos estarán más o menos amenazados, de acuerdo con la capacidad que poseen de adaptarse a diversas condiciones ambientales”, afirma. Este estudio contó con el apoyo de la FAPESP mediante una Ayuda a Jóvenes Investigadores otorgada a Fidelis. Asimismo, Chiminazzo tuvo becas de maestría y de doctorado de la Fundación.