Alimentación México , Distrito Federal, Lunes, 15 de junio de 2009 a las 16:17

Los expertos consideran “peligroso” el crecimiento poblacional circundante al Popocatéptl

Aunque el volcán está controlado, los investigadores creen que los ciudadanos no atienden a las alarmas ni a las tácticas de evacuación

UNAM/DICYT Los riesgos que implica una posible erupción del volcán Popocatépetl no están descartados. Aunque está constantemente vigilado por aparatos que brindan información en tiempo real, la población que circunda sus faldas crece cada vez más. Cuando se emite una alarma y se aplican las tácticas de evacuación, la mayoría de las personas no atienden al llamado, principal obstáculo para hacer frente a los posibles daños, señaló en la UNAM, el subdirector de investigación de la Dirección General de Protección Civil del Estado de México (Dgpcem), Esteban Ramos Jiménez.

 

En el Salón de Seminarios del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA), el egresado del Instituto de Geofísica (IGf), indicó que el avance de la tecnología hace posible predecir el peligro y tomar medidas preventivas. No obstante, reconoció que el conflicto es social porque la población cercana duda de los informes; “hasta que ve los problemas de frente exige ayuda, mientras hay inseguridad para sus familias y los rescatistas”.

 

Investigadores del IGf se han orientado a temas relacionados con el estudio de los glaciales afectados por la actividad volcánica, ya que la emisión de dióxido de carbono (CO2) ha provocado su reducción en más de 22 por ciento. Otro problema es el crecimiento urbano alrededor del volcán.

 

Ramos Jiménez, especialista en el Popo, consideró que el número de lugareños en riesgo es de 168.000, en el Estado de México; 233.000, en Morelos, y 578.000 En Puebla. También el Distrito Federal se considera zona de alerta, por su cercanía a las faldas de Don Goyo.

 

Detectores aplicados en Japón

 

El experto distinguió entre riesgo, peligro y vulnerabilidad. El primero se refiere a la destrucción derivada del fenómeno; el segundo, a la probabilidad que el evento suceda en un tiempo y espacio, y el tercero, al grado de pérdida de un elemento o grupo. Uno de los riesgos trascendentes, advirtió, es el flujo de lodo, principalmente hacia el sur del Estado de México y Puebla, zonas de barrancas.

 

En algunas de ellas, se han colocado detectores con tecnologías aplicada en Japón, Indonesia y Filipinas. Uno de los sistemas consiste en tres alambres situados en tres niveles que se van rompiendo según la intensidad del flujo y al llegar a la tercera, se emite una alarma: “Es efectivo, pero no se ha aprobado en México”, resaltó. Otro riesgo son los materiales piroclásticos (de alta temperatura) que pueden tener distintos radios de afectación, arrastrados por el viento. También las cenizas representan un inconveniente para la agricultura y la ganadería, porque contienen gases tóxicos que dañan a plantas y animales; los gases generan contaminación como el CO2, comentó.