Los humanos impulsaron la evolución en el tamaño del caracol peleador
STRI/DICYT Los primeros seres humanos que sacaron un caracol peleador Caribeño de las lagunas poco profundas de Bocas del Toro en Panamá tenían asegurada una buena comida. Los científicos del Smithsonian descubrieron que hace 7,000 años, estos moluscos marinos comunes contenían un 66 por ciento más de carne que sus descendientes del presente. Debido a la extracción persistente de los caracoles más grandes, para el animal se convirtió en una ventaja el madurar cuando llegara a un tamaño más pequeño, lo que resultó en un cambio evolutivo.
La evolución de los animales salvajes impulsada por los humanos, que a veces se le refiriere como la "selección no natural", hasta el momento sólo se ha documentado en los escenarios de cosechas de alta intensidad, como en la pesca industrializada. "Se trata de la primera evidencia de que la extracción de baja intensidad fue suficiente para impulsar la evolución", comentó el autor Aaron O'Dea, del Smithsonian en Panamá. "La razón puede deberse a que el caracol ha sido objeto de cosecha por un largo período de tiempo." El artículo fue publicado el 19 de marzo en Proceedings of the Royal Society B, los resultados se basan en la comparación de tamaños de caracoles maduros de antes de los asentamientos humanos, a partir de caracoles excavados de montículos de basura hecho por humanos que representan diversos momentos de los últimos miles de años además de los sitios modernos.
Como juveniles, el caracol peleador Strombus pugilis vive escondido en los sedimentos fangosos de las lagunas. Surge para competir por parejas cuando alcanza la madurez sexual, pero sólo después de que haya agrandado su labio exterior como protección de los depredadores. Al observar el tamaño de los caracoles y el grosor de los labios en caracoles fósiles, arqueológicos y modernos, los investigadores encontraron que el tamaño al llegar a la madurez sexual se redujo durante los últimos 1,500 años, sincronizado con la extracción por parte de los humanos.
El estudio reunió a ecólogos, paleontólogos y arqueólogos para exponer los efectos de la recolección de subsistencia a largo plazo de un importante recurso marino. Los co-autores incluyen a Marian Lynne Shaffer, estudiante de licenciatura de la Universidad de Wisconsin-Green Bay y el arqueólogo Thomas Wake, del Instituto Cotsen de Arqueología de la UCLA.
El equipo sugiere que la disminución de los rendimientos pueden no ser los únicos efectos perjudiciales de un cambio evolutivo para madurar en un tamaño más pequeño. La capacidad de reproducirse, la calidad de las crías y otros rasgos vitales pueden ser afectados por la evolución orientada al tamaño selectivo. Se requieren más estudios para conocer el grado en que el estado físico del S. pugilis ha disminuido a causa de la evolución a largo plazo del tamaño selectivo.
"Hay un rayo de esperanza de que la tendencia evolutiva hacia un tamaño más pequeño se pueda detener o revertir", comentó O'Dea, llamando la atención sobre el hecho de que los sitios modernos que están protegidos de las cosechas tienen los caracoles más grandes. "Las áreas marinas protegidas no sólo sirven para proteger la biodiversidad, sino que también pueden ayudar a mantener la diversidad genética. Este estudio muestra que esta diversidad genética es fundamental para mantener el valor de los recursos marinos para los millones de seres humanos que dependen de la recolección de subsistencia en todo el mundo".