Nutrition Spain , Salamanca, Wednesday, July 21 of 2010, 14:42

"Los microorganismos contribuyen a reducir la cantidad de fertilizantes y pesticidas que se usan en la agricultura"

Raúl Rivas González, investigador del Departamento de Microbiología y Genética de la Universidad de Salamanca, obtiene el premio Antonio José Palomares

José Pichel Andrés/DICYT Raúl Rivas González, investigador del Departamento de Microbiología y Genética de la Universidad de Salamanca, acaba de obtener el premio Antonio José Palomares, un nuevo galardón otorgado por la Sociedad Española de Fijación de Nitrógeno (Sefin) como reconocimiento a los científicos que destacan en el campo de la interacción entre plantas y microorganismos y que sean menores de 40 años. Esta línea de investigación puede ser clave en la agricultura del futuro, según explica el científico premiado, ya que inocular en las plantas microorganismos beneficiosos puede evitar el uso de insumos químicos que degradan el medio ambiente.

 

En declaraciones a DiCYT, Raúl Rivas considera que el premio es un reconocimiento a la trayectoria que significa que "estamos haciendo bien el trabajo como grupo", porque "está claro que yo sólo no podría haber conseguido los diferentes artículos y proyectos". El campo de las interacciones planta-microorganismo no ha sido la única línea de investigación en su carrera, pero sí una de las principales, ya que tiene muchas implicaciones para la agricultura del futuro. La relación que establecen los microorganismos con las plantas es determinante para su desarrollo y su protección frente a patógenos o las condiciones ambientales, así que la biotecnología tiene grandes posibilidades de desarrollo por esta vía.

 

"Hace años describimos la tercera bacteria conocida en el mundo que era capaz de nodular y fijar nitrógeno de manera biológica en una leguminosa sin ser una de las bacterias conocidas habitualmente", explica el investigador. Este hallazgo fue un punto de inflexión para que otros científicos buscasen otros elementos que podrían estar incidiendo en la fijación de nitrógeno, un nutriente esencial para los vegetales, y en la promoción del crecimiento de los vegetales desde el punto de vista de los microorganismos.

 

En los últimos años, el laboratorio en el que trabaja analiza cómo se comportan microorganismos endófitos, es decir, los que viven dentro del organismo vegetal, en plantas de alto valor añadido como lechuga, tomate, pimiento. El objetivo de esta investigación es saber cómo pueden ayudar al crecimiento vegetal y "que de esa forma podamos ir eliminando insumos como nitrógeno y fósforo", apunta.

 

Abuso de los fertilizantes

 

El nitrógeno es un nutriente fundamental de las plantas. Sin embargo, "en los últimos 50 años hemos fertilizado con nitrógeno de manera excesiva nuestros cultivos, había una necesidad grande de suministros de alimentos y añadiendo fertilizantes químicos producimos más. Esto ha hecho que se rompan los ciclos naturales del nitrógeno y de otros elementos, lo cual hace que buena parte del nitrógeno que se añade no sea asimilado por las plantas y vaya a aguas subterráneas, contaminando acuíferos, o a la atmósfera, rompiendo el ciclo del nitrógeno y creando más gases de efecto invernadero, cómo el óxido nitroso, con los siguientes perjuicios medioambientales y de salud", agrega Raúl Rivas.

 

"Ahora nos hemos dado cuenta de que esto tiene que cambiar y los microorganismos, aunque no pueden suplir por completo a los fertilizantes químicos, pero sí pueden contribuir a reducir la cantidad de ellos que se emplea", señala. Además, también se podrían eliminar pesticidas porque algunos microorganismos serían capaces de proteger a la planta de patógenos, por ejemplo.

 

La legislación está obligando a reducir la lista de pesticidas y fertilizantes que utilizan los agricultores debido al daño que pueden ocasionar al medio ambiente y, a largo plazo, a la salud humana, pero hay que encontrar una alternativa para que la producción no baje y parece que una de las soluciones biotecnológicas pasa por los microorganismos.

 

Mayor uso en Iberoamérica

 

En España y en Europa apenas se han aplicado, pero en Iberoamérica, la necesidad de producir a bajo coste (los fertilizantes y pesticidas son caros) hace que se haya desarrollado mucho más y muchas empresas comercializan inoculantes, principalmente, para leguminosas, según explica el científico. El grupo de Raúl Rivas trabaja en colaboración con empresas estudiando inoculantes comerciales destinados a leguminosas, pero "intentamos dar el salto a todo tipo de plantas", asegura.

 

Los investigadores trabajan con Rhizobium, un microorganismo que capta el nitrógeno. Por el momento, se ha estudiado bien en el caso de las leguminosas, pero interactúa de un modo totalmente diferente en otro tipo de plantas que pueden tener mayor valor añadido para el agricultor, como los productos hortícolas, así que "queremos estudiar qué tipo de procesos realizan en fijación de nitrógeno y también en producción de fitohormonas, que promueven un mayor crecimiento de las plantas ", apunta. En muchos de estos cultivos, estas mejoras podrían ser esenciales, por ejemplo, en la lechuga más hoja supone tener más cantidad de producto y todo ello de una forma natural, puesto que se trata de microorganismos presentes en la naturaleza que se manipularían para obtener estos resultados.
 

 

La Ciencia como profesión, una carrera de fondo 
 
El premio Antonio José Palomares se otorga a menores de 40 años, es decir, que busca incentivar a científicos jóvenes, que generalmente afrontan una profesión con muchas incertidumbres. "Es una carrera de fondo, a quien le gusta la investigación no debe desilusionarse porque es un largo trayecto hasta que encuentras una estabilidad, tampoco está bien pagado en el sector público, y en el privado no se puede investigar en todo lo que se quiere y hay poca I+D+i", afirma Raúl Rivas. Los contratos cortos e inestables cuando los científicos están en "sus mejores años productivos, de los 25 a los 35, cuando más ímpetu se tiene", complica la carrera investigadora, puesto que muchas veces "se llega a 40 años sin contrato estable, saturados y cansados", afirma. A pesar de que la nueva Ley de la Ciencia trata de resolver estos problemas, el científico de la Universidad de Salamanca se muestra "escéptico", ya que "tiene puntos buenos, pero creo que no se ha favorecido a las universidades, que representan el 60% de la investigación".