Ciencia España , Burgos, Lunes, 03 de septiembre de 2018 a las 15:53

Los restos cerámicos del yacimiento de Pico de la Mora (Valladolid) confirman su origen calcolítico

Los trabajos arqueológicos, desarrollados por tercer año consecutivo, son coordinados desde la Universidad de Burgos, con la incorporación de técnicas de prospección realmente novedosas

UBU/DICYT Durante los meses de julio y agosto, han tenido lugar diversas actividades que se encuadran dentro de la tercera campaña de actividades arqueológicas que se vienen realizando en el Pico de la Mora (Peñafiel, Valladolid). Estos trabajos, financiados por la Junta de Castilla y León, han sido coordinados desde la Universidad de Burgos (UBU) por José Antonio Rodríguez Marcos, profesor del Área de Prehistoria, y por Rodrigo Villalobos García, por parte de la Universidad de Valladolid y responsable de los trabajos de campo.

 

Entre otras aportaciones se ha demostrado que, en el centro de la Meseta española, existen asentamientos dotados de una fortificación durante la Edad del Cobre (Calcolítico, 3100-2200 antes de Cristo). Este hecho no se había documentado convenientemente antes de la localización, estudio y datación (2700 años antes de Cristo) de una muralla en este castro que se asentó sobre el espigón de páramo que, emplazado entre los términos municipales vallisoletanos de Peñafiel y Rábano, se conoce con el nombre de Pico de la Mora.

 

Los trabajos desarrollados este año han consistido, en una primera intervención llevada a cabo durante la segunda semana de julio, en la ampliación de un área de excavación, próxima a la muralla, donde el año pasado se encontraron dos pequeñas planchas de bronce (unidas por un remache) que formarían parte, en origen, de un caldero de chapa broncínea claveteada de probable inspiración atlántica. Este hallazgo y otros restos cerámicos localizados en esta campaña tienen indudable interés, ya que confirman que, tras ser abandonado el enclave a finales del Calcolítico, coincidiendo con el desarrollo del “horizonte del vaso Campaniforme”, la actividad humana se reanudó mucho después del asentamiento originario, en una época coincidente con la Edad del Bronce Final/I Edad del Hierro (800 años antes de Cristo).

 

En esta misma campaña también se realizó una nueva cata en el sector este de la muralla, a fin de conocer la estructura y sus características en un punto distante del intervenido en campañas anteriores.

 

A las citadas intervenciones, se han sumado las labores que durante los días 23 y 24 de agosto ha realizado un equipo de expertos de la Universidad de Granada, al frente de los cuales está el profesor de Prehistoria José Antonio Peña-Ruano, que ha consistido en la Prospección Magnética del yacimiento. Para ello, se ha utilizado un magnetómetro de vapor de potasio, capaz de identificar anomalías magnéticas procedentes del subsuelo, las cuales podrían relacionarse con posibles estructuras originadas por la actividad humana.

 

Además, se han realizado una serie de tomografías eléctricas que complementen los datos del magnetómetro en este empeño. El fin de todo este proceso es orientar a los arqueólogos a la hora de proyectar dónde puede resultar más conveniente realizar sucesivas intervenciones. No en vano, con esta prospección geofísica dispondrán de datos eficaces para determinar la localización, previa su excavación, de aquellas construcciones de las distintas épocas en que tuvo lugar la ocupación del yacimiento. Al fin y al cabo, un magnetograma no es más que un escáner o una radiografía del subsuelo.

 

La campaña de este año 2018 todavía no ha llegado a su fin, pues en este mes de septiembre se tiene previsto concluir los sondeos iniciados el pasado mes de julio.