Primeras imágenes del asteroide Bennu obtenidas por la sonda OSIRIS-REx de la NASA
IAC/DICYT El lanzamiento de la sonda espacial de la NASA OSIRIS-REx tuvo lugar el 8 de septiembre de 2016. Desde entonces, la nave lleva dos años viajando por el espacio para alcanzar su objetivo, el asteroide de tipo primitivo Bennu, en octubre de 2018. Las primeras imágenes han comenzado a obtenerse usando una de las tres cámaras que lleva a bordo la nave (PolyCam), a una distancia del asteroide de unos 330 kilómetros. Durante el escaso minuto transcurrido entre la obtención de la primera y la última imagen de un total de ocho exposiciones, el asteroide giró 1.2 grados. El equipo científico de la misión ha empleado un algoritmo de superresolución para combinar estas ocho imágenes y producir una de mejor calidad. Aunque Bennu ocupa apenas 100 píxeles en el detector, se pueden apreciar ya las primeras estructuras en su superficie, como la presencia de rocas de tamaño considerable.
Estas primeras instantáneas de Bennu presentan una asombrosa similitud con las que está obteniendo la sonda de la JAXA Hayabusa2 de otro asteroide primitivo, Ryugu. “El hecho de que la misión japonesa haya llegado un poco antes a su objetivo resulta extremadamente interesante para nosotros, ya que podemos interpretar nuestros resultados y comparar con los obtenidos por otra misión casi en tiempo real”, explica Julia de León.
El equipo del IAC, que forma parte del Image Processing Working Group (IPWG) de la misión, incluye a Juan Luis Rizos García, quien está realizando su tesis doctoral utilizando los datos tomados por OSIRIS-REx. “Las primeras imágenes que capturan al asteroide en su totalidad se utilizan para realizar un número importante de calibraciones –comenta Rizos García-. Estas son fundamentales para interpretar los resultados que se obtengan a partir de imágenes de mucha mayor resolución y obtenidas con diferentes filtros”.
“En diciembre de 2018 comenzaremos a obtener imágenes con MapCam, otra de las cámaras de la misión, usando filtros de color. Esto nos permitirá generar mapas de color y estudiar la distribución geográfica de distintos compuestos minerales, incluyendo silicatos alterados por la presencia de agua”, añade Javier Licandro. Los estudios que realice este equipo ayudarán a elegir la zona de la superficie del asteroide en la que se recolectará el material que se traerá de vuelta a la Tierra en 2023 para su análisis.