Salud España , Salamanca, Viernes, 30 de abril de 2021 a las 10:18
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Salamanca se sit煤a a la vanguardia en investigaci贸n e innovaci贸n en enfermedades infecciosas

El Servicio de Medicina Interna del Complejo Asistencial de Salamanca y el IBSAL impulsan los ensayos cl铆nicos y el desarrollo tecnol贸gico en plena pandemia

DICYT La pandemia de COVID-19 ha devuelto a las enfermedades infecciosas al primer plano de la atención sanitaria. En las últimas décadas las enfermedades cardiovasculares, oncológicas y neurodegenerativas han pasado a ser la gran preocupación de nuestra sociedad en materia de salud, mientras que las infecciones virales o bacterianas casi parecían superadas con las medidas de higiene y las herramientas terapéuticas de los países avanzados. Nada más lejos de la realidad. Problemas como la aparición de resistencias a los antibióticos y el propio coronavirus evidencian que es necesario seguir investigando e innovando para garantizar una buena asistencia.

 

Aunque en estos momentos las vacunas ya permiten ver la luz al final del túnel, a lo largo de la pandemia el Complejo Asistencial Universitario de Salamanca ha tenido que realizar un esfuerzo sin precedentes para adaptarse a las circunstancias. Entre los profesionales más afectados están los médicos internistas. “Gestionamos una cantidad importante de presión asistencial. Aproximadamente, llevamos algo más de la cuarta aparte de todas las camas de hospitalización”, afirma en declaraciones a DiCYT José Ángel Martín Oterino, jefe del Servicio de Medicina Interna.


Como “elemento central de la asistencia de todo el hospital”, este servicio interactúa con muchas otras especialidades y atiende de forma integral a los pacientes, especialmente cuando sufren problemas complejos, como las enfermedades autoinmunes o las que afectan a varios órganos y sistemas dentro de un mismo paciente. Martín Oterino destaca también “la versatilidad y la capacidad de adaptarnos a nuevas enfermedades”, como se ha demostrado en la crisis sanitaria. “Nos hemos tenido que enfrentar al COVID-19 en primera línea y esto ha supuesto un incremento de la carga asistencial enorme”, pero este desafío también ha servido para que Medicina Interna alcance una nueva dimensión. Así, “Hemos participado en trabajos de investigación internacionales mediante la creación de una unidad de ensayos clínicos”.

 

“La investigación no está separada de la asistencia, no tenemos que verla como algo que hacemos en un momento diferente y que no está relacionada con ella”, comenta Miguel Marcos, jefe de Unidad del Servicio de Medicina Interna, “es justamente al contrario”. La colaboración entre el hospital y el Instituto de Investigación Biomédica de Salamanca (IBSAL), al que también pertenece, “está establecida, precisamente para esto, “tenemos que investigar para saber cuál es el mejor tratamiento que le podemos dar a los pacientes, cómo podemos diagnosticarlos mejor y cómo pueden evolucionar mejor”.

 

La irrupción del COVID-19 ha potenciado los ensayos clínicos, es decir, la investigación con los pacientes. “Al principio de la enfermedad estábamos a ciegas y hemos ido avanzando con los meses. Un año después, aún tenemos muchas lagunas de conocimiento y seguimos investigando para intentar encontrar algún tratamiento con el que los pacientes puedan evolucionar mejor. Esa necesidad de encontrar fármacos nos ha permitido desarrollar una unidad de investigación y esperamos que en un futuro la mantengamos para otras enfermedades”, destaca Marcos.

 

Diagnóstico de COVID-19


El IBSAL también impulsa la investigación y la innovación en enfermedades infecciosas a través de los científicos de la Faculta de Farmacia de la Universidad de Salamanca (USAL) y del Centro de Investigación de Enfermedades Tropicales de la Universidad de Salamanca (CIETUS). En particular, un grupo de investigadores ha desarrollado un kit diagnóstico basado en la tecnología LAMP, un sistema que permite la amplificación de ácidos nucleicos con elevada sensibilidad y especificidad a temperatura constante y cuyos resultados pueden visualizarse fácilmente a través de un cambio de color. “No requiere de aparatos sofisticados, como el termociclador que se usa para la realización de la PCR que todos conocemos”, apunta Pedro Fernández Soto, investigador del CIETUS. “Nosotros la hemos aplicado, fundamentalmente, para el diagnóstico de enfermedades tropicales, porque es una técnica que se puede utilizar en entornos con pocas infraestructuras y sin tener conocimientos técnicos sofisticados”, asegura.

 

Con estas características, se puede emplear también para la detección del SARS-CoV-2 y presenta muchas ventajas con respecto a la PCR, por ejemplo, “como método de diagnóstico de la población de forma rápida, ya que podemos tener resultados en unos 30 minutos”. La fabricación del dispositivo, ya patentado, se ha llevado a cabo con el grupo de investigación BISITE, que también pertenece a la USAL y al IBSAL. “Es un aparato pequeño y con mucha autonomía a través de las baterías recargables”, comenta Fernández Soto. El sistema incluye una aplicación para móvil y tablet que permite gestiona y compartir un gran volumen de datos.


“Evidentemente, este año solo hay una palabra, tanto en la sociedad como en el hospital, que es la palabra covid o infección por SARS-CoV-2, que ha fagocitado todas las demás actividades”, reconoce Moncef Belhassen, médico de la Sección de Enfermedades Infecciosas y miembro del CIETUS. Sin embargo, las líneas de investigación relacionadas con las enfermedades infecciosas a cargo de los expertos salmantinos son muy variadas.

 

Entre las más importantes están las zoonosis endémicas, como la hidatidosis, o las llamadas patologías del viajero, que hacen referencia a la importación de todo tipo de infecciones de otros países. En Salamanca, los investigadores también están atentos a “nuevos virus emergentes”, explica Belhassen, “como el que provoca la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo, de la que recientemente ha habido algunos casos.


Mejorar el uso de los antibióticos

 

El Servicio de Medicina Interna también está implicado en combatir lo que algunos expertos llaman “la segunda pandemia” de la actualidad, el aumento de las resistencias a los antibióticos. Estos fármacos están indicados para prevenir las infecciones bacterianas, pero en los últimos tiempo se ha comprobado que las bacterias mutan como respuesta a su uso, volviéndose resistentes. Por lo tanto, pueden causar infecciones que van a ser más difíciles de tratar.

 

Gran parte del problema está en la mala utilización de los antibióticos. Según un estudio en el que participaron nueve hospitales españoles, hasta el 64% de los tratamientos antibióticos son inadecuados y esto provoca tres consecuencias negativas: un impacto para el paciente, una carga económica para el sistema y esa generación de resistencias. Por eso se han implantado los  los Programas de Optimización de Uso de los Antibióticos (PROA) tanto en Atención Primaria como en los hospitales españoles.

 

María Sánchez Ledesma, coordinadora del PROA en Salamanca, destaca que los objetivos son “intentar mejorar la indicación en el tratamiento antibiótico de los pacientes y su duración, evitar prescribir antibióticos que no sean necesarios y reducir el impacto en el ecosistema, disminuyendo las resistencias y mejorando la proporción de gérmenes multirresistentes en nuestro hospital”. De esta forma, se consigue también un ahorro económico.


Unidad de Continuidad Asistencial

 

Otra de las innovaciones encaminadas a proporcionar una mejor atención a los pacientes es la Unidad de Continuidad Asistencia o OCA. “Atendemos a pacientes con necesidades complejas de salud, a los que tienen varias patologías crónicas. Eso significa que tienen enfermedad de varios órganos importantes”, explica Leticia Moralejo Alonso, responsable de este servicio.

 

En los últimos años el paradigma ha cambiado. Los expertos se han dado cuenta de que prevalecen las enfermedades crónicas frente a las aguadas. Sin embargo, “el sistema sanitario no se había adaptado a esta forma diferente de enfermar” y por eso en España surgieron las UCA, “una manera muy eficiente de tratar a estos pacientes”. Los médicos de Atención Primaria y los de Medicina Interna colaboran para ofrecer un seguimiento personalizado. “Cronicidad significa dependencia, así que estos pacientes necesitan atención durante toda su vida. Mientras están estables, los sigue su médico, pero cuando es necesario, los retomamos nosotros en apenas 24 o 48 horas”, explica Moralejo.