Salud España , Valladolid, Viernes, 29 de julio de 2005 a las 18:04

Un estudio del Hospital Río Hortega demuestra la relación entre la alergia al polen y la alergia al tabaco

Más de 250 pacientes alérgicos al polen, asmáticos y fumadores de la región han desarrollado también alergia al tabaco

Beatriz G. Amandi/DICYT La doctora Alicia Armentia, del Hospital Río Hortega de Valladolid, trabaja desde hace tres años en una investigación que pretende determinar la relación que existe entre el tabaco y los pacientes asmáticos alérgicos al polen. Los resultados preliminares de este estudio fueron presentados en el Congreso Mundial de Asma que tuvo lugar en Munich entre el 27 junio y el 1 de julio, y muestran que el 17% de los pacientes que son al tiempo alérgicos al polen, asmáticos y fumadores han desarrollado también alergia al tabaco.

Este 17% de los pacientes, teniendo en cuenta que en Castilla y León hay 1.500 alérgicos con estas características, supone un total de 255 personas afectadas en toda la comunidad y cuyos casos, una vez revisados, demostraron que esas personas había desarrollado también una alergia al extracto del tabaco. Según el estudio realizado por Alicia Armentia, esta especial sensibilidad al tabaco viene dada por lo que se conoce como reactividad cruzada, y que aparece como consecuencia del desarrollo por parte del paciente de una proteína de defensa que hace aparecer la alergia al polén. Esta proteina de defensa, a su vez, provoca una reacción en el cuerpo contra las proteínas que contiene el tabaco. 

La reacción aparece cuando el paciente lleva muchos años padeciendo alergia y también fumando, según explica la doctora. El trabajo para conocer mejor esta reacción comenzó hace tres años, y aún quedan otros dos años de investigación por delante para ajustar más los resultados y establecer unas conclusiones más firmes.

En la investigación intervienen miembros del Servicio de Alergia, de Servicio de Respiratorio y de un laboratorio de inmunología de Bilbao y, según ha indica a DICYT la doctora Armentia, la idea surgió tras comprobar que sólo unos pocos de los pacientes alérgicos que pasaban por las consultas eran asmáticos y, sin embargo, se comprobaba que esta dolencia, ya más grave, era más común los alérgicos fumadores. Igualmente también se comprobaba, de manera rutinaria en su consulta, que algunas personas fumadoras estaban muy afectadas de asma mientras que otras no tanto, lo que hacía pensar en que este factor influía en las reacciones asmáticas del organismo. Con estas premisas y como la doctora disponía de datos sobre los alergenos vegetales presentes en el tabaco, decidieron investigar por qué el tabaco podía ser causa de alergia e influir en el estado de salud de los alérgicos al polen.

Hasta este momento, no existen estudios específicos sobre la alergia que puede provocar el tabaco, y tan solo existen datos recogidos en Canarias en los años 80 que demostraban la existencia de una alergia ocupacional entre personas que trabajaban elaborando puros y mantenían contacto con tabaco natural.

Según explica la doctora, la edad de inicio en el tabaco está situada, según la Encuesta Nacional de Drogas de 2003, en los 13 años, lo que supone que muchos de los pacientes fumadores y alérgicos que llegan a la consulta, llevan muchos años de adicción al cigarrillo.

 

El estudio


Con estos datos, el equipo de trabajo Armentia comenzó a trabajar, y para ello consiguió muestras de tabaco natural de cultivos de Cáceres y Canarias que fueron depuradas para ser usadass en pruebas de alergia cutáneas. Estas pruebas dieron positivo en algunos pacientes y fueron refutadas a través una espirometría, otra prueba consistente en soplar por un tubo que detecta la cantidad de anticuerpos del paciente.

Según explicó a DICYT la doctora Alicia Armentia, las conclusiones de este estudio inicial muestra que las personas que fuman un determinado número de cigarrillos al día, mostraban una cantidad de anticuerpos de defensa determinados frente al polen, pero también mostraban (por la reactividad cruzada) una proteína de defensa del cuerpo frente al tabaco.

La explicación de la doctora muestra que, posiblemente, la presencia de la proteína de defensa es similar a la proteína de defensa que se desarrolla con el polen, por lo que el tabaco también muestra reacción a esta segunda sustancia, si bien el polen es un alergeno que sensibiliza antes y por tanto, se detecta en más cantidad.

 

Perfil del asmático alérgico al tabaco
Entre los 255 pacientes afectados, existe un perfil claro de las personas con más probabilidades de desarrollar esta alergia al tabaco. Se trataría de un varón de mediana edad, agricultor y con una media de hábito al tabaco de 20 años, con un consumo medio de 29 paquetes al año.

Según explica la doctora algunos de ellos presentan síntomas que pueden ser fáciles de detectar por los pacientes como eczemas en la piel por el contacto con el cigarrillo o picor en la boca al aspirar el humo.

Igualmente, explica que no todos los pacientes experimentan mejoría en su asma al dejar el tabaco. Para algunos pacientes, seguir fumando les supone que la sustancia del tabaco que les provoca alergia compita con los receptores que detectan la alergia con el polen, y de ese modo, atenúa la virulencia del brote de asma por polen. Eso supone que si lo dejaran, experimentarían un empeoramiento del asma, en vez de una mejoría.