Un grupo de investigación de la Universidad de León analiza las tormentas de granizo desde dentro
María Jesús Fernández/DICYT Conocer la mayor cantidad de datos posible sobre los procesos de formación de las nubes que dan lugar a las tormentas de granizo. Este ha sido el principal objetivo del estudio que ha llevado a cabo el grupo de investigación del Laboratorio de Física de la Atmósfera de la Universidad de León, para lo que los científicos han tenido que adentrarse en el núcleo de las tormentas de granizo haciendo uso de aviones prestados por el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA). Los vuelos han formado parte de un ambicioso proyecto que será publicado en los próximos meses en la revista científica Atmospheric Research.
El objetivo científico de la investigación ha sido, tal y como han explicado a DICYT sus autores, "estudiar las características microfísicas presentes en el interior de las nubes que dan lugar a las tormentas de granizo", según Eduardo García, quien explica que su objetivo ha sido determinar las características de la población hidrométrica de las nubes, relativa tanto a su composición de agua como de hielo, al constituir factores fundamentales para determinar la probabilidad de que una tormenta pueda dar lugar a una tormenta de granizo.
Para ello, la investigación comprendió un total de aproximadamente 70 vuelos para efectuar la toma de muestras en el interior de las tormentas de granizo que tuvieron lugar en el verano de 1997. El lugar elegido para realizar estos vuelos fue el Valle del Ebro, por su elevada frecuencia de este tipo de tormentas, y se centraron en un área de alrededor de 160 kilómetros alrededor de Zaragoza. Las tomas de muestras se llevaron a cabo con unas sondas especiales instaladas en el fuselaje del avión para captar los hidrometeoros de las nubes, es decir, las partículas de agua existentes tanto en estado líquido como sólido.
Estos vuelos no carecieron de riesgo, ya que al tener lugar en pleno núcleo de la tormenta alguno de los rayos generados en ella llegaron a impactar contra el avión, tal y como recuerda el director del grupo de investigación del Laboratorio de Física de la Atmósfera, José Luis Sánchez. Tanto es así que el fuselaje de la aeronave también recibió el impacto de las piedras de granizo, con lo que quedó gravemente deteriorado. Los vuelos eran dirigidos desde tierra mediante el uso de radares para elegir los lugares más idóneos para la toma de datos, pero algunos de los miembros del grupo de la investigación también viajaron al bordo del avión en algunos de los vuelos.
Los datos obtenidos, además de ofrecer una valiosa información sobre la formación de estas tormentas, también pueden ser tenidos en cuenta en los modelos numéricos que se diseñan para realizar las predicciones metereológicas. Las conclusiones finales del estudio y los resultados de las muestras tomadas serán publicados en la revista científica Atmospheric Research, tras un exhaustivo proceso de selección.