Alimentación España , Zamora, Viernes, 06 de marzo de 2009 a las 16:49

Un proyecto de la Diputación de Zamora ayudará a la conservación de frutales de Castilla y León

El Ministerio de Educación y Ciencia ha financiado este estudio, en el que también participan el ITACyL y la Universidad de Salamanca

Beatriz Blanco/DICYT La Diputación de Zamora, junto con el Instituto Tecnológico y Agrario de Castilla y León (ITACyL) y la Universidad de Salamanca, se ha embarcado en un proyecto, financiado por el Ministerio de Educación y Ciencia a través del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INTA) en el que el objetivo principal es prospectar una serie de variedades autóctonas de frutales, tanto de pepita como de hueso, de Castilla y León.

 

Una vez caracterizadas, “servirán para generar una colección con las variedades más interesantes, que se convertirá en un reservorio genético para el futuro”, según explica Berta Martín, técnico del Área de Agricultura de la Diputación de Zamora e integrante de este proyecto, cuya investigadora principal es María del Carmen Asensio Sánchez-Manzanera. Completan el grupo de trabajo María del Carmen Asensio Vegas y Hugo Martín, del ITACyL, y Remedios Morales, de la Universidad de Salamanca.

 

Si algo tienen en común estas tres instituciones es que, previamente y por su cuenta, han realizado estudios similares, por lo que decidieron solicitar la subvención al Ministerio para este proyecto común, una ayuda de 39.960 euros que le ha sido concedida para desarrollarlo en tres años. “Todavía estamos empezando, pero contamos con el bagaje de lo que hemos trabajado antes, así que, por ejemplo, los contactos ya los tenemos”, apunta la técnico zamorana. Los siguientes pasos serán poner en marcha el proyecto con las primeras incursiones en el ámbito rural, la localización de cultivadores, la señalización de los frutales y su marcación por GPS y la toma de una serie de datos y parámetros. “Tenemos que medir las hojas, sus puntas o hacer análisis de la cantidad de azúcar que tienen las frutas, pero más adelante. Por el momento, hemos identificado la parcela donde se va a ubicar, realizado los análisis de suelo y preparado el terreno para hacer la plantación de cara al año que viene”, enumera.

 

La localidad zamorana de Madridanos es el lugar elegido para ese futuro reservorio. Se trata de una finca, propiedad de la Diputación de Zamora, que cuenta con dos hectáreas y media de terreno en el que pretenden plantar un máximo de trescientos árboles. Entre ellos, habrá frutales de pepita como manzanos, perales o membrilleros y de hueso como melocotoneros, almendros, ciruelos o albaricoqueros. La cuantía recibida obliga a delimitar las zonas de Castilla y León que se van a estudiar. Así, por el momento, este vivero contará con ejemplares de las comarcas zamoranas de Sanabria y La Carballeda, Los Valles y Toro, la zona de Los Arribes, tanto la parte zamorana como la salmantina, la Sierra de Salamanca y la comarca de El Bierzo, en León. Con el tiempo, y si se siguen apoyando este tipo de proyectos, el estudio podría ampliarse en otras provincias de la región.

 

Las plantas que se seleccionarán serán variedades antiguas, cultivadas en ámbitos locales anteriores a toda implantación de árboles muy seleccionados y que se pueden encontrar fácilmente en comercios o viveros. “Queremos variedades que tengan un especial interés por su adaptación a diferentes zonas, que tengan un cierto clima riguroso, con unas características del suelo. Luego, también buscaremos variedades que tengan un interés para una determinada actividad, como, por ejemplo, una calidad alta para el consumo en fresco o para la elaboración de sidra, en el caso de las manzanas. O que tengan una resistencia especial a diferentes patógenos. Dentro de lo que nos vayamos encontrando, podremos elegir lo que nos parezca más interesante, pero siempre buscando cosas que sean distintas de las que ya existen, que nos pueda servir como una referente genético para el futuro, que es lo que se pretende”, explica Berta Martín.

 

Una vez que las plantas seleccionadas den sus frutos, “se realizará la caracterización y los parámetros, según el protocolo que se siga. Así, de cara al año siguiente, en febrero o en junio, se comenzarán a hacer los injertos”, adelanta.

 

La utilidad de esta plantación de frutales autóctonos de Castilla y León es innegable. En primer lugar, resulta muy interesante para campos como la agricultura ecológica. “Son variedades que están muy bien adaptadas y tienen un sabor que a menudo ya se ha perdido en las frutas seleccionadas. Para este tipo de agricultura, al ser variedades mucho mejor adaptadas y rústicas, es más fácil su cultivo ecológico, porque tienen muchas menos enfermedades. Son menos productivas, pero tienen mucha calidad y pueden tener una salida al mercado bastante interesante”, argumenta Martín.

 

Otra utilidad vendría dada por el actual problema del fuego bacteriano en los campos de Castilla y León, que está arrasando zonas como El Bierzo o Los Valles zamoranos. “Se trata de una bacteria para la que ahora no existe una cura y lo único que se puede hacer para solucionarlo es arrancar las plantaciones. Es muy agresiva, comienza afectando a los ramillos, las hojas más tiernas, y termina ocupando toda la planta hasta destrozarla completamente”, lamenta la técnico zamorana, quien asegura por ello que el poder mantener ejemplares de estos frutales en un vivero serviría para conservarlos a pesar de esta enfermedad.

 

En definitiva, este estudio ayudará “a no perder un patrimonio genético muy importante que quizá en un futuro pueda ser necesario utilizar”, señala Martín. El siguiente paso, cuando estas colecciones vivas de frutales estén en pleno desarrollo, será su conservación. “En la Diputación de Zamora se puede hacer gracias a la finca de Madridanos e incluso, como no se va a utilizar todo el terreno, se puede pensar en ampliar los ejemplares con el tiempo”, finaliza Berta Martín.