Un proyecto internacional busca las causas de la curvatura de los sistemas montañosos
José Pichel Andrés/DICYT Medio centenar de geólogos de América y Europa se han reunido hoy en Salamanca para iniciar un proyecto internacional que tiene como objetivo saber más acerca de la formación de cadenas montañosas. En concreto, dedicarán los próximos años a estudiar rocas de distintos continentes para saber la razón por la cual hay sistemas montañosos de forma curvada, un fenómeno que ocurre en puntos tan alejados como la Península Ibérica y Norteamérica. A lo largo de los próximos días, los científicos recorrerán distintos parajes de Salamanca, Zamora, León y Asturias para iniciar este proyecto, aunque en primer lugar han analizado los resultados de otra investigación que ha durado cinco años acerca del desaparecido Océano Reico.
Los dos proyectos que centran esta reunión están auspiciados por el IGCP (International Geological Correlation Program) un organismo que ampara las iniciativas de importantes grupos de geólogos. "Esta reunión es el final de un proyecto que nos ha unido durante cinco años y marca el comienzo de uno nuevo que trata de los cinturones montañosos que han sido curvados en el tiempo", ha explicado a DiCYT Gabriel Gutiérrez, investigador de la Universidad de Salamanca que además de coordinador es el anfitrión del encuentro. "El motivo de comenzar aquí porque el noroeste de la Península Ibérica es un ejemplo muy bueno para la investigación que vamos a llevar a cabo", apunta.
Por esta razón, el grupo de científicos inicia mañana un pequeño viaje para ver rocas en Salamanca, Zamora, León y Asturias, finalizando en Picos de Europa. "Vamos a intentar comparar las rocas que vemos aquí con lo que vamos a poder ver en otros cinturones montañosos parecidos en el futuro, probablemente en Panamá, los Cárpatos, Calabria y Estados Unidos, aunque uno de los asuntos que se tienen que decidir hoy en Salamanca es, precisamente, qué lugares incluirá esta nueva investigación", comenta el experto.
Uno de los grandes especialistas en la curvatura de los sistemas montañosos es Stephen Johnston, geólogo de la Universidad de Victoria, en Canadá, que estudia las montañas curvadas en Alaska y en su país, buscando "una explicación de por qué los cinturones montañosos tienen curvaturas a través de distintos ejemplos en varias zonas del mundo, incluida España", afirma, puesto que no es la primera vez que visita a sus colegas de la Universidad de Salamanca.
Por su parte, el estadounidense Arlo Weil es especialista en Paleomagnetismo, de manera que aporta datos numéricos que sirven para cuantificar la curvatura, no sólo desde el punto de vista de sus magnitudes sino también de su origen. Así, puede concretar si la curvatura de una cordillera se ha generado desde el origen de dichas montañas o si se ha desarrollado posteriormente. En su opinión, las expectativas del proyecto son altas y el experto destaca sobre todo "la oportunidad de construir el conocimiento geológico basándose en la experiencia de todos los científicos, aprendiendo de las rocas que observamos en distintos lugares y de lo que cuentan los investigadores".
La evolución del Océano Reico
Por lo que respecta a la primera investigación, sobre cómo evolucionó el Océano Reico, los geólogos han analizado desde su origen hasta su relación con otros océanos. El trabajo que ahora concluye ha ofrecido importantes resultados en forma de publicaciones científicas, puesto que ha dado lugar a seis volúmenes especiales en las revistas internacionales más destacadas en el campo de la Geología con trabajos de miembros del equipo.
Javier Fernández-Suárez, experto de la Universidad Complutense, que también coordinará el nuevo proyecto junto a Gutiérrez, Johnston y Weil, ha asegurado que los buenos resultados de la anterior iniciativa se deben a "la contribución de todos, con especialidades concretas como Geocronología o Paleomagnetismo, que han dado como resultado un mejor conocimiento de cómo nació, como vivió y cómo desapareció el Océano Reico, que es un precursor del Atlántico", indica. "Hemos tenido que reconstruir a través de las rocas la historia de un océano antiguo que nació hace casi 500 millones de años y desapareció hace casi 300. Podemos decir que a lo largo de este tiempo hemos conocido mucho mejor su evolución, porque esa información está registrada en las rocas", agrega.