Un proyecto nacional documentará cerca de 50.000 cerámicas procedentes de la cueva de Els Trocs
Cristina G. Pedraz/DICYT Científicos del Grupo de Investigación de la Prehistoria Reciente y la Protohistoria de la Meseta Norte española de la Universidad de Valladolid, dirigidos por el profesor Manuel Rojo Guerra, trabajan en un proyecto del Plan Nacional de Investigación 2013-2016 denominado Los Caminos del Neolítico II: analítica y documentación, cuyo fin último es estudiar y registrar todo el material extraído en las distintas excavaciones realizadas desde 2009 en la cueva de Els Trocs, en la alta Ribagorza (Huesca), un yacimiento neolítico de unos 7.300 años de antigüedad.
La iniciativa continúa la labor llevada a cabo en un proyecto anterior del Plan Nacional de Investigación, Los Caminos del Neolítico I, desarrollado entre 2010 y 2012. Como explica el profesor Manuel Rojo Guerra, tras más de una década trabajando en torno al Neolítico en el Valle de Ambrona (Soria), en el centro peninsular, surgió la cuestión de cómo aquellas gentes habían llegado hasta allí.
“Estas poblaciones neolíticas procedían de algún sitio y las similitudes de la cultura material nos retrotraían al valle del Ebro. Por eso diseñamos el proyecto Los Caminos del Neolítico, con la idea de determinar si realmente existieron caminos reales o ficticios para la llegada de las gentes con la nueva forma de vida del Neolítico al interior peninsular”, apunta.
En la Prehistoria, los caminos transcurrían fundamentalmente por los ríos. Por ello, en el proyecto se planteó la posibilidad de estudiar la neolitización a lo largo del valle del Ebro. “Planificamos tres intervenciones en tres yacimientos distintos pensando en todas las opciones posibles para la llegada del Neolítico a las tierras del interior. Investigamos la cueva de Els Trocs, en los Pirineos; el abrigo de Artusia, en la localidad navarra de Unzué, y el abrigo de Valmayor XI, en el embalse de Mequinenza”, detalla Rojo.
En el abrigo de Artusia (del 8.500 al 6.000 antes de Cristo), con una estratigrafía muy amplia, no se encontró conexión entre los nuevos neolíticos y los epipaleolíticos que vivían allí: toda la secuencia fue mesolítica. No obstante, “en este abrigo hemos obtenido aspectos interesantes. Por ejemplo, hemos detectado de forma muy clara dos eventos climáticos muy importantes para el Holoceno, el 8.5 y el 8.2, dos eventos áridos que no se habían detectado manifiestamente en las secuencias de los yacimientos peninsulares y vemos cómo esos eventos tan secos influyeron de forma patente en el cambio cultural, en el tránsito entre el mesolítico de muescas y denticulados al mesolítico geométrico”.
Por otro lado, Valmayor XI (de en torno al 5.600-5.000 antes de Cristo) es un yacimiento especial, al encontrarse sumergido en las aguas del embalse de Mequinenza. En 2009, el pantano disminuyó su capacidad hasta el 46 por ciento y dejó al descubierto el abrigo. Los investigadores acudieron inmediatamente y excavaron allí, pero éste ha sido el único momento. “Sólo hemos podido excavar una vez porque el nivel del embalse no ha vuelto a bajar. Aquí hemos encontrado una secuencia estratigráfica muy interesante con un nivel mesolítico, un nivel mesolítico con cerámica y un nivel neolítico, y sí se ve en cierta medida esa interacción”, señala Rojo.
Vida trashumante
En la cueva de Els Trocs, con un ambiente ecológico distinto, al encontrarse en las montañas, lo que se ha observado es una auténtica colonización. “La primera ocupación de la cueva es neolítica y estas poblaciones llegan ya bastante consolidadas, con un sistema de explotación del medio ambiente bastante desarrollado, practican la trashumancia y solo viven allí en primavera, y por ello de los más de 23.000 huesos que hemos encontrado entre el 80 y el 90 por ciento pertenecen a ovejas y cabras”, resume el responsable de la investigación.
En total, desde 2009 se han realizado cinco campañas de excavaciones en Els Trocs en las que han participado no solo investigadores de la Universidad de Valladolid, también de la Universidad Autónoma de Madrid, la Universidad del País Vasco, técnicos del Gobierno de Aragón y otros colaboradores como arqueólogos profesionales y doctorandos.
Las excavaciones han contado con financiación del proyecto del Plan Nacional y también de la Fundación Alemana para la Investigación, del proyecto Agriwestmed financiado por el European Research Council y dirigido por la investigadora del CSIC Leonor Peña Chocarro, el Gobierno de Aragón y el Instituto de Promoción Cultural Arcadia, dirigido por el propio Manuel Rojo Guerra.
Los Caminos del Neolítico II
El proyecto Los Caminos del Neolítico II: analítica y documentación se encargará precisamente de estudiar y registrar todo el material extraído de la cueva de Els Trocs. Además de la cantidad ingente de fauna ovicáprida, en la cueva se ha podido extraer ADN nuclear bien conservado y cerca de 50.000 fragmentos de cerámica. “Al llegar la primera ocupación a esa fría y húmeda cueva, lo que hicieron fue pavimentar con cerámica todo el suelo. Por eso, nos estamos encontrando varias capas de cerámica superpuestas. Hemos hecho el cálculo de fragmentos de piezas decoradas y probablemente tengamos que dibujar unas 4.000 piezas”, asegura el investigador.
Por ello, la idea es utilizar un sistema distinto de documentación basado en la fotogrametría (una técnica que permite determinar las propiedades geométricas de los objetos y las situaciones espaciales a partir de imágenes fotográficas). Así, en vez de dibujar a mano cada pieza, se representará el perfil y se superpondrá la fotografía en tres dimensiones. “Un procedimiento más rápido y que reflejará fielmente los volúmenes”, concluye.