Medio Ambiente Colombia , Colombia, Jueves, 30 de septiembre de 2021 a las 10:14

Una investigación arqueogenómica encuentra el origen de las palmas datileras en Egipto

Investigadores encuentran en un “sellador de jarrones” egipcio de más de 2.000 años de antigüedad, hecho de hojas de palma, el origen híbrido de las palmas datileras

UNAL/DICYT Las palmas datileras y el comercio de su fruto forman parte de la economía de países del Medio Oriente, norte de África y Colombia, especialmente en el municipio de Soatá (Boyacá). Aunque se desconocía el origen de su código genético, un antiguo artefacto egipcio entregó pistas de su reproducción mediante la novedosa arqueogenómica.

 

“La arqueogenómica es como una máquina del tiempo”, cuenta el botánico Óscar Alejandro Pérez Escobar, ingeniero agrónomo de la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Palmira, doctor en Sistemática y Evolución de las Plantas de la Universidad de Múnich (Alemania) e investigador líder del Real Jardín Botánico de Kew, en Londres (Inglaterra). Agrega que “esta es un conjunto de diferentes ramas de la ciencia (biología molecular, física, historia y arqueología) en el cual se aplica la genética para estudiar el pasado de seres vivos u objetos”.


En los años 70, en medio de una expedición arqueológica en Saqqara, al sur de El Cairo (Egipto), un equipo de investigadores halló en una necrópolis (tipo de cementerio de animales momificados y sarcófagos) un artilugio hecho de hojas de palma. Por su forma, al inicio pensaron que se trataba de un “reposador de cabeza”, y unos años después descubrieron que era un “sellador de jarrones”; sin embargo, gracias a la arqueogenómica se pudo dilucidar que el artefacto podría explicar cómo eran las relaciones amorosas entre las palmas.

 

Esta ciencia se hizo muy popular en los años 80 con el desarrollo de la técnica de PCR (reacción en cadena de la polimerasa), la cual permite replicar el ADN de organismos en condiciones de laboratorio: “al utilizarlas en arqueogenómica logramos tener una mayor representación del código genético de objetos enterrados o que se están disponibles pero tienen cientos o miles de años de antigüedad”.

 

El artefacto egipcio llegó a las instalaciones del Real Jardín Botánico de Kew y permaneció guardado en su colección de Botánica Económica junto con cepillos, papiros, amuletos, semillas y otros objetos que habrían sido creados aproximadamente entre los 1000 y 300 a. C., hasta que el investigador y su equipo, con la cooperación de 15 instituciones de cuatro continentes, decidieron retomar su estudio en la actualidad.

 

Los parientes de la palma datilera

 

El equipo examinó la composición genética de las hojas de palma que formaban el “sellador de jarrones”, a través de la datación por reloj molecular, enfoques de coalescencia (teoría dentro de la genética de poblaciones) y pruebas genómicas poblacionales.

 

Como resultado se obtuvo que estas hojas de palma datilera de Saqqara compartirían un código genético con las poblaciones de palmeras datileras del norte de África, y tendrían una mezcla genómica de palma de azúcar (Phoenix sylvestris) –que se puede encontrar desde Bangladesh hasta el Himalaya occidental– y la palma datilera de Creta (Phoenix theophrasti), presente hoy en zonas costeras de Creta y Turquía.

 

Es decir, es muy probable que hace unos 2.200 años estas dos palmas hayan juntado sus genes en una “relación amorosa” hace unos 2.200 años, contribuyendo al genoma y origen de la palma datilera hace 2.100 años.

 

En suma, de un “sellador de jarrones” egipcio de más de 2.000 años de antigüedad (según un análisis de datación de isótopos de Carbono-14), hecho de hojas de palma, se encontró el origen híbrido de las palmas datileras, información que sería útil para la reproducción contemporánea de estas.


Además, hallazgos similares a los realizados por el botánico Pérez y sus colegas en la palma datilera, se podrían encontrar en cultivos con similar representación de artilugios con antigüedad y procedencia conocidos, como los olivos y legumbres selectas. De igual manera, dichos hallazgos podrían ayudar a descubrir qué acervos genéticos se podrían utilizar para el mejoramiento y la propagación de cultivos.


“Es importante entender en qué tiempo y qué especies están involucradas en este tipo de cruces, porque sus códigos genéticos pueden guardar el secreto para resistir condiciones climáticas adversas o enfermedades y mejorar estos mismos cultivos”, afirmó el investigador.


Según la economista María Helena Semedo, directora general adjunta de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el fruto de la palma datilera es rico en fibra, proteínas, minerales y vitaminas que contribuyen a la seguridad alimentaria y nutrición de las poblaciones de países del norte de África y Medio Oriente.