Alimentación España , Salamanca, Lunes, 11 de octubre de 2010 a las 12:31

Una investigaci贸n estudia las plantas medicinales empleadas en Arribes del Duero

La Universidad de Salamanca registra este conocimiento como fuente de principios activos disponible para la fabricaci贸n de f谩rmacos

José Pichel Andrés/DICYT Científicos de la Universidad de Salamanca han llevado a cabo un estudio sobre las plantas medicinales, comestibles y con otros usos que se emplean en Arribes del Duero, en las provincias de Zamora y de Salamanca. Este trabajo etnobotánico, publicado recientemente en la revista científica Journal of Ethnopharmacology, sirve para rescatar conocimientos de la tradición oral que se están perdiendo y que pueden servir para que la industria farmacéutica encuentre plantas con principios activos útiles para la elaboración de nuevos fármacos, puesto que en la mayoría de los casos los estudios científicos corroboran el uso tradicional.

 

"Hace muchos años que estamos trabajando en Arribes, tanto en flora como en fauna", afirma en declaraciones a DiCYT Francisco Amich, investigador del Departamento de Botánica de la Universidad de Salamanca. Sin embargo, el primer resultado de la especialidad de Etnobotánica es este trabajo sobre plantas medicinales. Más de 150 especies han entrado en una investigación con múltiples apartados que ha incluido las plantas tóxicas y curiosidades como las plantas repelentes de insectos, pero lo más "vistoso" del trabajo son las que han podido catalogar como medicinales y comestibles, que coinciden en muchas ocasiones, y que han sumado 71 y 76, respectivamente. En total, suponen alrededor de un 12% de toda la flora que existe en esta zona.

 

El estudio se ha llevado a cabo en 18 municipios de Arribes del Duero, 12 de Salamanca y seis de Zamora. "Hemos decidido incluir sólo los remedios que citan tres personas no relacionadas, porque esto significa que realmente ese uso cultural ha existido", comenta el experto, que firma el artículo junto con José Antonio González y Mónica García, también investigadores de la Universidad de Salamanca.

 

Muchas de las plantas identificadas gracias al testimonio de los propios habitantes de los pueblos de Arribes del Duero son relativamente comunes en otros puntos de la geografía española. Sin embargo, en algunos casos tienen distintos usos en esta zona. Por el contrario, las plantas más raras y particulares de Arribes apenas son empleadas para fines medicinales ni de ningún otro tipo.

 

Dos especies de referencia

 

El resultado del trabajo revela las dos especies vegetales más importantes en la etnomedicina de Arribes del Duero: la malva y el pericón. La malva (Malva sylvestris), que se emplea como anticatarral, antitérmica, laxante, para el dolor de estomago (como cataplasma) o para el tratamiento de contusiones y forúnculos; y el pericón (Hypericum perforatum), que es muy utilizado en el tratamiento de heridas y quemaduras. Concretamente, se macera o se fríe en aceite de oliva y se obtiene el denominado aceite de pericón, que es balsámico.


En la investigación, no se han encontrado nuevas especies, pero sí nuevos taxones no citados en la zona. "Hemos encontrado plantas como la avispina" (llamada así porque imita el cuerpo de una avispa), planta da de atención preferente en Castilla y León, es decir, en un grado moderado de peligro de extinción y que está "muy escondida".

 

Nuevas plantas para la farmacología

 

Habitualmente este tipo de investigación resulta muy útil porque "los estudios farmacológicos coinciden con los usos que el hombre le ha dado tradicionalmente", señalan los autores del estudio. Sin embargo, "la mayoría de las plantas que hemos encontrado no se han tocado desde un punto de vista científico", declara José Antonio González. Por ejemplo, el estudio cita como planta medicinal la clemátide, utilizada para limpiar heridas en los animales y para tratar problemas respiratorios en las personas, lo cual constituye "una novedad etnofarmacológica, porque desconocemos qué moléculas componen su acción", señala el investigador.

 

Precisamente, este tipo de trabajos les interesan a revistas científicas como como Journal of Ethnopharmacology, que valora especialmente las novedades farmacológicas que las compañías farmaceúticas puedan estudiar para conocer qué principios activos pueden contener.

 

Metodología

 

La metodología de estas investigaciones consiste en realizar entrevistas a los vecinos a través de diversos tipos de conversación, abiertas, semiestructuradas o estructuradas según el grado de especificidad de la entrevista. "Le damos margen para que ellos hablen", aseguran. "El problema es que se ha roto la transmisión oral, es una zona de emigración, antes estaban en el campo el abuelo con los nietos y les contaban todo lo que sabían, pero eso se ha acabado, puedes encontrar algún joven que sepa de plantas medicinales, pero es una excepción", indica González. Tanto es así que la media de edad de los informantes supera los 70 años. "A los jóvenes como mucho les suena algo o directamente les da igual, de la misma forma que se pierden los cultivos, se pierde la cultura, no se trata sólo de los conocimiento acerca de las utilidades de las plantas, sino de recursos lingüísticos".

 

Por eso, el trabajo de estos investigadores consiste en rescatar la información, reflejarla en un documento en el que aparezca el nombre científico de la planta en cuestión y su nombre vernáculo, que varía de unas comarcas a otras e incluso de un pueblo a otro, tal y como han comprobado los científicos. A partir de ahí ya pueden entrar en juego otras disciplinas, como la Farmacología, pero también sirve para devolverle este conocimiento a los propios vecinos del lugar a través de charlas y talleres, aseguran. "Es un conocimiento que para nosotros tiene un valor, pero muchas veces ellos no le dan importancia pensando que se trata de algo del pasado", declara Mónica García.