Alimentación España , Burgos, Lunes, 01 de junio de 2009 a las 12:28

Investigadores de Burgos trabajan en un proyecto europeo de seguridad alimentaria

Es un gran consorcio europeo, en el que participan tanto empresas como centros de investigaci贸n de 17 pa铆ses

María Orive Palacín/DICYT La Universidad de Burgos trabaja, desde el área de Ciencia y Tecnología de los Alimentos, en el proyecto de investigación PathogenCombat, financiado por el Sexto Programa Marco de Investigación de la Unión Europea, desde hace cuatro años. En la institución académica burgalesa, la investigación se ha centrado en los productos cárnicos, aunque al margen del análisis que aporta al proyecto, también reciben los estudios de otros grupos para intentar trasladar las aplicaciones a las empresas.

 

En esta iniciativa, el objetivo fundamental es tratar de reducir la presencia de patógenos alimentarios en Europa, mediante un enfoque holístico y multidisciplinario en la prevención y control de nuevos patógenos emergentes en los alimentos. “Tenemos una visión global de la cadena alimentaria. En el consorcio hay grupos que desarrollan nuevos métodos analíticos, que sean más sensibles para detectar estos patógenos en los alimentos; otros que trabajan con nuevas técnicas para reducir el número de patógenos en los alimentos; otros trabajan en sistemas de limpieza y desinfección con los que se pueda reducir la contaminación cruzada entre la superficie y los alimentos; y además, otros, en la gestión de la seguridad alimentaria en la cadena”, ha explicado el vicerrector de Investigación de la universidad burgalesa y miembro del departamento de Tecnología de los Alimentos, Jordi Rovira. Después de cuatro años de trabajo, “las conclusiones las estamos evaluando ahora junto con las empresas”, apunta el experto.

 

Dentro del proyecto, la Universidad de Burgos trabaja con técnicas de DNA mediante PCR, que es un instrumento para detectar patógenos alimentarios, “ver qué tipo de bacterias están en los alimentos”, apunta Rovira, “es una técnica muy interesante pero con una serie de limitaciones que los empresarios tienen que conocer, como que es todavía cara, que se tiene que realizar con equipos más o menos sofisticados, y que tiene un límite de detección determinado, a pesar de eso la técnica es bastante rápida y muy útil para la detección de patógenos alimentarios”, detalla el vicerrector de Investigación, “por lo que, las empresas luego tienen que tomar sus decisiones sobre qué tipo de métodos microbiológicos usar”. De todos modos, mediante esta técnica, es “fácil detectar las bacterias: el objetivo es buscar si en el alimento hay algún fragmento de DNA que corresponde al patógeno”, señala.

 

Superficies

 

Jordi Rovira destaca también otros aspectos de su participación en el proyecto. “Trabajamos en contaminación de superficies para ver cómo las bacterias se pegan a dichas superficies y a los alimentos que entran en contacto con ellas”. En este sentido, tratando de buscar soluciones, “trabajamos con cultivos protectores cuya misión no es transformar el alimento sino protegerlo para que no crezcan los patógenos”. A lo largo de estos estudios se ha comprobado “cómo dichos cultivos presentan una actividad antimicrobiana importante contra determinados patógenos alimentarios”, expone el vicerrector.

 

Además, “hay un grupo de Eslovenia que ha desarrollado técnicas de cultivos celulares para hacer ensayos de adhesión en la mucosa animal y humana, tanto de cultivos probióticos, como de microorganismos patógenos, y las interacciones entre ambos”. Por otra parte, el vicerrector de Investigación explica que en el programa también se estudian determinados virus que se pueden transmitir via alimentaría, “como el de la hepatitis E y otro endémico del centro de Europa, el TBEV”.

 

La reunión anual del grupo se celebra en Burgos
La Universidad de Burgos será la anfitriona, entre el 15 y el 17 de junio, de la reunión que los miembros que participan en el proyecto PathogenCombat mantienen anualmente. En ella, se transfieren los resultados y aplicaciones de las investigaciones en materia alimentaria de 44 socios de 17 países. De España, hay cuatro empresas y la Universidad de Burgos. Tras la reunión anual, el consorcio ha organizado el 18 de junio en el Aula Magna de la Universidad de Burgos, un taller que lleva por título ¿Cómo puedo aumentar la seguridad alimentaria de mis productos?, destinado a difundir los resultados de investigación del consorcio europeo a empresas del sector agroalimentario e investigadores y profesionales interesados en aspectos relativos a la Seguridad Alimentaria. “Se trata de que los grupos puedan avanzar a las empresas algunos resultados, por ejemplo, qué métodos son más adecuados en limpieza”, ha apuntado Rovira. La Universidad de Stuttgart es la encargada de la difusión.En el encuentro se esperan representantes de todo tipo de industrias transformadoras, desde mataderos, carnicerías e incluso restaurantes, para ampliar sus conocimientos en materia de seguridad alimentaria. Además, en las jornadas también va a participar el Centro de Investigación AINIA de Valencia “que pertenecen al Grupo Europeo de Diseño Higiénico de Equipamiento (EHDEG) para aumentar la seguridad alimentaria en equipos destinados a la elaboración de alimentos”.