Alimentación Argentina , Chubut, Martes, 10 de noviembre de 2009 a las 12:34

Una cient铆fica analiza las especies marinas bent贸nicas que ingresan al puerto

Alicia Rico, de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, intenta conocer la variedad marina que traen los barcos de ultramar

CGP-UNPSJB/OEI-AECID/DICYT Alicia Rico, doctora de la Facultad de Ciencias Naturales de la Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB) lleva a cabo una investigación para conocer las distintas especies marinas bentónicas que ingresan al puerto de la ciudad. Tal como sucede en los puertos de todo el mundo, los barcos que llegan de ultramar traen consigo una importante variedad de especies marinas exóticas que pueden influir negativamente en el ecosistema costero patagónico. Algas y pequeños animales en estado adulto ingresan al puerto adheridos a los cascos de los barcos donde se encuentra la mayor parte de las incrustaciones biológicas.


Los organismos que permanecen en estado larval hacen su ingreso en el agua de lastre de los buques. Para llevar a cabo su trabajo, la doctora contó con la ayuda del personal de la Prefectura Naval Argentina, Delegación Comodoro Rivadavia. "Este trabajo no hubiera podido realizarse sin la excelente disposición de las autoridades de Prefectura y la permanente colaboración de buzos profesionales de la institución", ha asegurado la investigadora.


Los buzos profesionales instalaron cuatro armazones rectangulares de hierro galvanizado de 1’60 metros de largo por un metro de ancho a una profundidad de cuatro metros (nivel submareal) y en forma paralela a los últimos 100 metros de la escollera del puerto de Comodoro Rivadavia. Entre estos armazones rectangulares se intercalaron otros cinco de forma cuadrada y de 50 centímetros de lado. Sobre cada armazón se fijaron paneles de polietileno de baja densidad de 20 centímetros de lado (400 centímetros cuadrados) y cuatro milímetros de espesor que fueron renovados en forma mensual.


Los paneles extraídos presentaron "animales musgo" como briozoos (Bugula flabellata, Cryptosula pallasiana) además de tunicados solitarios (Ascidiella aspersa, Molgula manhattensis) y coloniales (Botryllus schlosseri, Lissoclinum fragile). Los briozoos son animales coloniales hermafroditas que incuban sus huevos hasta el momento en que las larvas, ciliadas, nadan hacia un substrato cercano donde se fijan para formar una nueva colonia.


Los tunicados poseen estómago y pueden presentar ganglio cerebroide, según fuentes de la UNPSJB. El cuerpo está rodeado por una cubierta resistente denominada "túnica" que da nombre al grupo, al cual pertenecen las ascidias (de vida sésil o incrustante y litorales) y los taliáceos (animales oceánicos).


Mecanismos de adaptación al ambiente


La siguiente etapa de la investigación estuvo centrada en los mecanismos de adaptación al ambiente que desarrollan estos organismos y que en biología se denomina "proceso de sucesión". Según la investigadora "las primeras etapas en la colonización de una comunidad pueden tener efectos decisivos en el desarrollo de la sucesión, ya que se ponen en marcha diferentes procesos como pueden ser: la facilitación, la interferencia o la competencia por el espacio".


A fin de conocer el proceso de sucesión, a los tres meses de iniciada la investigación se extrajeron al azar, uno de los paneles de cada armazón rectangular. El mismo mecanismo se efectuó a los seis, a los nueve y a los 12 meses. De esta forma se investigó el reclutamiento (colonización) de invertebrados que podían observarse a simple vista y en gran cantidad.


La investigadora de la UNPSJB realizó el análisis comparativo de las sucesiones anuales, sumergiendo tres juegos adicionales de armazones de cuatro paneles cada uno. El primero fue sumergido en abril; el siguiente en julio y el último en el mes de octubre. Al cabo de un año, las superficies superiores de los armazones habían desarrollado una comunidad dominada por macroalgas. Mientras que las superficies inferiores estaban habitadas por organismos que en su mayoría eran ascidias exóticas.


Alicia Rico, expresó que "la riqueza específica y la diversidad de estas últimas fueron máximas a los nueve meses de sucesión, cuando las ascidias alcanzaron su mayor cobertura". Como resultado, los paneles acumulativos utilizados en el estudio de la sucesión anual, presentaron mayor biodiversidad que los paneles mensuales empleados para investigar el reclutamiento de organismos. "Las comunidades dominadas por invertebrados durante el año de investigación no mostraron diferencias importantes a pesar de haber variado el orden de las estaciones a lo largo de su desarrollo".


Tal es así que durante el verano se hallaron valores máximos de riqueza especifica y Biodiversidad mientras que los valores mínimos correspondieron al invierno. Dicha variación podría deberse al "mecanismo de facilitación" que poseen ciertas especies consideradas ingenieras del ecosistema. Las facilitadoras generan el hábitat adecuado para el asentamiento y desarrollo de otras especies.
 

Procesos de depredación, claves

 

Por otro lado, en las condiciones en que se realizó el estudio quedó demostrado además que los procesos de depredación son un factor clave cuando se trata de determinar la estructura comunitaria incrustante. Con este fin se asignaron 60 paneles al azar para tres distintos análisis clasificados como A; B y C. Exclusión de depredadores. Los paneles fueron cubiertos por una red de 2 cm de tamaño de malla. Control metodológico para evaluar la producción de artefactos no deseados. Los paneles fueron parcialmente rodeados por una red que dejaba pasar a los depredadores. Paneles no recubiertos, con libre acceso por parte de la megafauna bentónico-demersal. El material fue analizado bajo lupa binocular en laboratorio.


"El efecto más notable –fue la franca disminución de las algas en los paneles cubiertos, en donde los herbívoros estaban presentes en contraposición con su abundancia en las superficies accesibles a los depredadores. La causa de este fenómeno podría ser principalmente el control de la población del erizo Pseudechinus magellanicus ejercido por peces demersales”, relató la doctora.


Los peces demersales viven en profundidades de más o menos 500 metros. Presentan poco movimiento en general, y se mantienen en contacto con el fondo, pero pueden migrar según sus necesidades alimenticias o su ciclo de vida. A través de investigaciones como la descripta es posible conocer los organismos que ingresan en las costas patagónicas y así evaluar los cambios ya sean positivos como negativos que podrían provocar en el medio ambiente y evaluar sus posibles aplicaciones.