Paleontólogos salmantinos tratan de predecir el cambio climático a partir de microorganismos del fondo marino
José María Cruz/DICYT Desde hace millones de años, microorganismos unicelulares como algas y protozoos pueblan la superficie de mares y océanos protegidos por diminutos caparazones de apenas unas micras de tamaño que, con el paso del tiempo, se convierten en fósiles. Estos restos reposan, formando distintas capas, en el fondo marino, convirtiéndose en legado del cambio climático acaecido en distintos momentos, pues los cambios de temperatura o de salinidad del agua pueden alterar la composición de estas pequeñas estructuras. De este modo, extrayendo unas muestras llamadas testigos, y estableciendo la edad de los fósiles conforme a la capa en la que se encuentran, se puede determinar de qué manera ha ido variando el clima en los últimos cientos de miles de años.
La Unión Europea, a través del V Programa Marco, ha financiado con dos millones y medio de euros una investigación destinada a realizar dicho estudio. Se trata del proyecto Promess 1 (Profiles across Mediterranean Sedimentary Systems), en el que participan una veintena de instituciones europeas y estadounidenses. Entre ellas, tres españolas, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, la Universidad de Barcelona y el Departamento de Geología de la Universidad de Salamanca, que aporta varios científicos del área de Paleontología.
Como parte de la primera de las fases del proyecto, dos investigadores de la universidad salmantina, Elena Colmenero y José Martín Gravalosa, han participado los pasados meses de junio y julio en una expedición científica a bordo del buque Bavenit, controlando la edad y la calidad de los sedimentos que se estaban extrayendo del Adriático y del Golfo de León. Posteriormente, otro docente de la Universidad de Salamanca, el profesor Francisco Sierro, fue el encargado de dirigir la reunión celebrada en el momento y lugar de atraque del barco, la ciudad francesa de Brest, desde donde se están enviando las muestras a los laboratorios de las instituciones participantes.
El proyecto Promess tiene un año y medio más de duración, momento en el que, según el paleontólogo José Abel Flores, el grupo de Salamanca podrá publicar los primeros resultados. “A partir de esos sedimentos podremos obtener información de cómo ha sido la evolución climática aproximadamente en el último medio millón de años. Y aunque parece que es mucho tiempo, lo cierto es que el ciclo climático que nos está gobernando ahora mismo comenzó a definirse en esa edad”. De este modo, lo que se pretende es establecer las secuencias cíclicas del cambio climático natural (aquel que no está provocado por la mano del hombre), de la zona del Mediterráneo. Además, y este es el propósito más innovador del proyecto, los científicos desean establecer cuándo se han ido produciendo cambios climáticos abruptos, con variaciones de temperatura de muchos grados.
Así, datando series climáticas, medidas incluso en periodos de pocos siglos, y periodos de cambios bruscos, “podemos buscar explicaciones a por qué ocurrieron”. Y, quizás lo que es más importante aún: “Seremos capaces de generar modelos que nos ayuden a averiguar cómo va a evolucionar el clima en el futuro, viendo cuál es la componente natural de las variaciones climáticas”. Si la investigación tiene éxito, podrá determinarse en qué medida el ser humano altera el clima.