Alimentación España , León, Martes, 13 de abril de 2010 a las 14:12

Las algas unicelulares y los insectos que pueblan los r铆os, base para indicar la calidad biol贸gica del agua

Investigadores de la Universidad de Le贸n recomiendan usar indicadores conjuntos para detectar contaminantes en las cuencas hidrogr谩ficas

AMR/DICYT Investigadores de la Universidad de León han desarrollado indicadores biológicos sobre la calidad de las cuencas hidrográficas a través de dos de sus más habituales habitantes: las diatomeas (una clase de algas unicelulares microscópicas) y los macroinvertebrados (los invertebrados que habitan cauces de ríos, lagunas y otras masas de agua dulce). Ambos tipos de organismos son capaces de detectar contaminantes que los análisis químicos tienen dificultad de detectar. Se trata de los microcontaminantes (como los metales pesados o pesticidas), que se acumulan en los seres vivos que pueblan estas aguas.

 

El trabajo de investigación, que ha sido publicado recientemente en Chemosphere, se inició por "la necesidad de indicadores que midan la calidad biológica del agua", comenta uno de los coautores de la investigación, Saúl Blanco. La Directiva marco del agua, norma del Parlamento Europeo y del Consejo de la Unión Europea que marca la actuación conjunta de los estados miembro en la política de aguas, establece que las redes de control biológico de los ríos deben estar operativas en menos de cinco años, en 2015. Los investigadores del Instituto de Medio Ambiente, Recursos Naturales y Biodiversidad de la Universidad de León plantearon que la necesidad de obtener un mecanismo biológico que detecte los microcontaminantes se debía realizar a través de estas algas unicelulares y de los insectos y otros macroinvertebrados. En el verano de 2008, realizaron un muestreo de toda la cuenca hidrográfica del Duero en su recorrido español.
 

Fruto de este trabajo de prospección del Duero y sus múltiples afluentes, los investigadores (Saúl Blanco y Eloy Bécares) determinaron que los dos taxones empleados mostraban diferencias sensitivas complementarias dependiendo del contaminante que se analizara, y que de forma conjunta servían para la detección de un amplio espectro de elementos. Un total de 19 diatomeas y seis macroinvertebrados eran capaces de detectar las concentraciones de hasta 37 tóxicos, refleja el estudio.

 

Diferencias

 

Según explica Blanco, las diatomeas eran más idóneas a la hora de detectar algunos índices como los pesticidas, mientras que con los macroinvertebrados se identificaban mejor los metales pesados. En el caso de las algas, "las comunidades se desarrollan más rápidamente, por lo que reflejan mejor la calidad química del agua". Los insectos, por su parte, "son más sensibles a las alteraciones físicas, como las que producen, por ejemplo, los embalses o los cambios en los bosques de ribera de las márgenes del río". Esta complementariedad hace pensar a los científicos que ambos tipos de organismos son útiles en conjunto para la determinación de la calidad biológica del agua.

 

El muestreo, que se realizó en 188 lugares de toda la cuenca del Duero antes de cruzar la frontera portuguesa, tanto de montaña como de meseta, permitió también identificar los parámetros de los microcontaminantes del río, aunque no fuera su objetivo principal. "El Duero posee parámetros no muy elevados excepto en puntos concretos, siempre por debajo de la media europea", relata el biólogo. Algún contaminante, como el arsénico, se muestra en proporciones más elevadas que en otros lugares, "pero el agua siempre es potable". La toma de muestras se realizó durante el verano de 2008, cuando el caudal es más bajo y, por tanto, florece la presencia de contaminantes.

 

Los resultados de la investigación fueron presentados en un reciente congreso científico celebrado en Gerona sobre el control biológico del agua. En este encuentro, el grupo leonés entabló contactos con otros investigadores que realizan este tipo de investigaciones en cuencas mediterráneas de la Península Ibérica. "Ha surgido la posibilidad de crear una base más amplia para crear protocolos comunes en cuencas similares a la del Duero, como la del Ebro o algunas cuencas internas en Italia", relata el científico.