Una investigación revela la importancia de un gen para el pronóstico en cáncer de mama
José Pichel Andrés/DICYT Una investigación en la que ha participado el Centro de Investigación del Cáncer (CIC) de Salamanca ha revelado el papel de un nuevo gen en el cáncer de mama, en concreto, acerca de su utilidad para realizar un pronóstico de la evolución de la enfermedad. Jesús Pérez Losada, investigador del CIC, es uno de los firmantes de este trabajo, que acaba de ser publicado en la revista científica Journal of Clinical Oncology y que se enmarca en su línea de investigación sobre la influencia de la genética en cáncer esporádico, es decir, el causado por factores ambientales, que es el mayoritario. Este campo de estudio es importante porque los científicos aún no saben por qué ante las mismas condiciones, un organismo es más susceptible que otro a desarrollar un tumor o evoluciona y responde de manera diferente al mismo tratamiento.
El gen estudiado es PER3, que está relacionado con la regulación de los ritmos circadianos, es decir, la sucesión de fenómenos biológicos repetitivos, que acompañan al sueño y la vigilia. Sin embargo, este trabajo ha hallado nuevas relaciones de este gen. "Cuando PER3 se encuentra en un tumor de mama poco expresado en aquellas pacientes que por otros datos aparentemente iban a tener buen pronóstico, porque tienen un tumor muy localizado, si se les administra su tratamiento habitual, que es solamente tamoxifén, en realidad, responden mal, pero según nuestros datos podrían beneficiarse de un tratamiento más agresivo desde el primer momento", señala el científico en declaraciones a DiCYT.
Así, se demuestra que PER3 es un gen que diferencia pacientes que aparentemente tienen la misma enfermedad histopatológica, pero que tienen características distintas a nivel molecular y distinto comportamiento evolutivo, de forma que PER3 es un indicador de esa distinción.
El estudio se ha llevado a cabo en colaboración con la Universidad de California en San Francisco (UCSF), en el laboratorio de Allan Balmain, donde trabaja el científico valenciano Joan Climent, y con el Hospital Clínico Universitario de Valencia, de manera que las muestras proceden tanto de Estados Unidos como de España.
Desde Estados Unidos, Joan Climent ha explicado a DiCYT otros detalles de la investigación. "Con el estudio de expresión del gen PER3 estamos identificando a un subgrupo de pacientes que a priori tienen un tratamiento establecido estándar que es tamoxifén y que no responden bien según nuestros datos, y por lo tanto, tienen un mayor índice de recaída. Con estos datos se podría evitar sobretratar a pacientes que no van a responder, evitando los efectos secundarios de un tratamiento que no funciona, y buscar una terapia alternativa que pudiera ser más efectivo desde el inicio", ha señalado. A partir de ahora, esta línea de investigación iría encaminada "a ver qué tratamientos pueden ser más efectivos", señala el investigador de la Universidad de California, "en pacientes cuyos tumores no responden bien al tratamiento con tamoxifén".
Susceptibilidad
En la misma línea, el laboratorio de Jesús Pérez Losada realiza trabajos con ratones. "Son estudios que queremos extrapolar a humanos, queremos saber por qué unos ratones son resistentes y otros susceptibles a padecer un tumor. En concreto estudiamos qué factores determinan que una cepa sea resistente al cáncer de mama", apunta el investigador del Centro del Cáncer.
Estos estudios tratan de revelar la importancia que tiene el denominado fondo genético. "El cáncer, como cualquier enfermedad, es consecuencia de la interacción entre las características fisiológicas del individuo, determinadas genéticamente, y el ambiente. El componente genético lo heredamos e influye de forma marcada en la susceptibilidad a tener cáncer no hereditario, el esporádico, que, a pesar de su denominación es el más frecuente, puesto que una de cada tres personas lo padecen", indica el científico de Salamanca.
El reto es averiguar qué es lo que hace que entre los pacientes sometidos a los mismos carcinógenos unos desarrollen cáncer y otros no; y dentro de los que lo desarrollan y que aparentemente tienen la misma enfermedad histopatológica, qué hace que evolucionen o respondan al tratamiento de forma diferente. Estas particularidades no son exclusivas de los tumores de mama. Pérez Losada pone como ejemplo el cáncer de pulmón. "Un quinto de los fumadores desarrollan cáncer de pulmón, pero no sabemos qué es lo que hace que individuos sometidos a la misma dosis de carcinógeno desarrollen o no el cáncer y que, una vez desarrollado, unos respondan al tratamiento y otros no, unos se curen y otros no". Por eso, mientras que los médicos saben que la gripe se cura, salvo que se asocie a otras complicaciones, "en cáncer es difícil saber quién se va a curar".
El componente genético determinante
Progresar en este campo supone conocer mejor "este componente genético que determina el diferente comportamiento entre individuos" y que está formado por los denominados "genes de baja penetrancia", que no desarrollan la enfermedad, pero pueden predisponer a padecerla y "cuya suma de efectos determina que unos tumores se comporten de un modo y otros de otro".
Eso no quiere decir que un cáncer sea hereditario, es decir, "aunque tus padres hayan tenido un cáncer, tú no tienes por qué desarrollarlo, porque se trata de una herencia poligénica , pero sí existen más probabilidades". En el caso del cáncer de pulmón, el ambiente es determinante: fumar o no fumar. Donde mejor se ha estudiado este aspecto es en gemelos univitelinos, puesto que comparten genoma y, si uno ha tenido un cáncer, la probabilidad de que el otro lo llegue a padecer se incrementa notablemente", asegura el científico del Centro del Cáncer.