Alimentación Costa Rica , Costa Rica, Miércoles, 22 de septiembre de 2010 a las 13:58

La Universidad de Costa Rica y una empresa producen un bioinsecticida contra la broca del café

La investigación permitió identificar una cepa nativa de una bacteria con potencial tóxico contra larvas y adultos de la broca del café

UCR/DICYT Más de diez años de investigación y una alianza fructífera con centros de investigación especializados y el sector privado permitió a un equipo interdisciplinario de la Universidad de Costa Rica (UCR) producir un prototipo de bioinsecticida para controlar la broca del café, la principal plaga fitosanitaria que afecta a este cultivo. 

 

Los proyectos detrás de esta innovación fueron impulsados por el Centro de Investigación de Biología Celular y Molecular (CIBCM) de la UCR y contaron con el apoyo de entidades mexicanas, tales como el Instituto de Biotecnología de la Universidad Autónoma de México (UNAM) y el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional.

 

Más recientemente, la empresa de capital costarricense Agroquímica Industrial Rimac decidió aliarse al grupo del CIBCM para beneficiar al sector cafetalero del país e incursionar en el mercado nacional con un producto alternativo y amigable con el ambiente. Actualmente, el equipo que participa en el estudio incluye a científicos y estudiantes de Biología, Microbiología, Ingeniería Química y Agronomía.

 

Descubrimiento científico

 

Un primer resultado de la investigación es que se logró identificar una cepa nativa de la bacteria Bacillus thuringiensis (Bt) con potencial tóxico contra larvas y adultos de la broca del café (Hypothenemus hampei). Este hallazgo científico, no descrito anteriormente, será protegido mediante una patente, cuya solicitud fue presentada por la Unidad de Gestión y Transferencia del Conocimiento para la Innovación (Proinnova), unidad perteneciente a la Vicerrectoría de Investigación y responsable de la protección de la propiedad intelectual de la investigación generada en la UCR.

 

La bióloga y coordinadora del grupo de investigadores que ha dado seguimiento al proyecto, Rebeca Mora Castro, explicó que durante la primera fase del estudio se creó una colección de 700 cepas de Bt recogidas en distintos lugares del país, las cuales fueron aisladas en el laboratorio para su caracterización molecular.


Lo que interesaba conocer de esta bacteria era el perfil genético y la morfología del cristal; es decir, el compuesto activo con potencial tóxico para determinados organismos. Según afirmó Mora, los hallazgos fueron sorprendentes, ya que se encontraron con una colección muy diversa desde el punto de vista genético. "En colecciones similares de otros países se pueden encontrar tres cristales y la nuestra tenía 50. Esto significa que si una colección con tres cristales mata a tres insectos, la nuestra podía matar a 100", aseveró la investigadora del CIBCM.


Posteriormente a la caracterización genética, se realizaron análisis para determinar los potenciales tóxicos de las distintas cepas contra plagas diferentes. "Fue un trabajo difícil, porque teníamos 700 cepas y 1000 plagas de interés agronómico", comentó.


Bt ha sido aislada en todo el mundo y su uso para el control biológico está aceptado en la agricultura orgánica, por tratarse de una bacteria muy benévola para el ambiente y los seres humanos.  Otra característica que posee es que tiene un efecto directo sobre el insecto que se desea combatir y no daña a otras especies.


Reto científico

 

La broca del café despertó mucho interés entre el grupo investigador de la UCR, no solo por los retos que representaba esta plaga desde el punto de vista científico, sino también por el impacto negativo que tiene en la calidad y la producción del café.


Con más de 100 años de presencia en el continente americano y 40 en la región centroamericana, el insecto de la broca, de apariencia similar a un gorgojo, ataca al fruto del café, se reproduce dentro de él y lo seca.  "La broca tiene un hábito muy oculto, el insecto pasa metido en la cereza del café casi todo su ciclo de vida. Esto representa una dificultad para la aplicación de un insecticida, porque no es lo mismo aplicarlo a una larva de mariposa que usted ve encima de un repollo, a idear una estrategia para llegar a un insecto minúsculo que está dentro de un grano", expresó Mora.


Otro reto para los investigadores es abrir camino al uso de bioinsecticidas en el mercado nacional y, en especial, reeducar a los agricultores en torno a la aplicación y comportamiento de un plaguicida biológico.
Al respecto, Mora indicó: "la cultura de los productos químicos es muy fuerte. Tenemos que hacer una labor de educación entre los productores, porque no se puede comparar un insecticida químico con un bioinsecticida. Pensar que ambos se van a comportar igual es un error".


El bioplaguicida será formulado en polvo o en emulsión, para que sea aplicado con una bomba fumigadora. En este momento se están llevando a cabo pruebas de laboratorio con el fin de comprobar la efectividad, persistencia y toxicidad del producto y pronto se iniciarán los ensayos de campo. Este es el último paso antes de proceder con el registro de la patente.