El Irnasa pone en marcha un servicio de producción de proteínas recombinantes
José Pichel Andrés/DICYT El Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (Irnasa), perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), está poniendo en marcha un nuevo laboratorio de Biología molecular que incluirá un servicio de producción de proteínas recombinantes. El objetivo es ponerlo a disposición de cualquier usuario externo, científicos de instituciones públicas o de empresas privadas, de cualquier campo de la investigación que pueda necesitar estas proteínas a la carta en grandes cantidades para sus trabajos científicos, ya que en este momento no existe en Castilla y León nada similar.
"Pensamos que era necesario un espacio que aglutine técnicas comunes en Biología molecular, así que estamos montado un laboratorio que sirva como servicio general", afirma la investigadora del Irnasa Mar Siles en declaraciones a DiCYT. El laboratorio incluye tecnologías avanzadas en este campo, por ejemplo, una PCR a tiempo real. Sin embargo, lo más destacado es el sistema de proteínas recombinantes de alto rendimiento que se montará en los próximos días. "Esta parte es especialmente interesante, porque en Castilla y León no hay ningún servicio que ofrezca la producción de proteínas recombinantes, aunque hay fermentadores de alto volumen en compañías privadas que no ofrecen el servicio al exterior", señala la experta.
Las proteínas recombinantes son creaciones artificiales que se producen en los laboratorios a partir de otras proteínas que pueden tener interés científico por su actividad biológica, por servir de antígenos diagnósticos o porque tienen interés bioquímico. "En el organismo original suele ser complicado encontrar grandes cantidades de la proteína que nos interesa, de manera que una alternativa es producirla en sistemas heterólogos", señala Mar Siles. El proceso consiste en "recoger la secuencia que codifica para una proteína determinada e introducirla en una partícula de ADN que insertas en la bacteria o levadura". Así, se da la orden a esta bacteria o levadura de que produzca en grandes cantidades de la proteína foránea que interesa al científico, por ejemplo, la hormona del crecimiento humana, que ya se produce de forma recombinante, apunta la investigadora.
Gracias a este sistema, los científicos disponen de un sistema biológico que "siempre está a tu disposición para producir una proteína en la cantidad que quieras y de forma homogénea, porque siempre es la misma proteína". En este sentido, las aplicaciones son inmensas, puesto que cualquier científico que trabaje con proteínas puede estar interesado. "Creemos que será del interés de muchas empresas y de las universidades", indica Mar Siles, "normalmente, los laboratorios no tienen fermentadores o los tienen de muy baja capacidad, de manera que de una sola vez puede producir muy poca proteína recombinante".
El equipo que acaba de adquirir el Irnasa se compone de tres aparatos principales. El primero es un fermentador que tiene 50 litros de capacidad, de manera que "podemos hacer crecer de forma controlada bacterias o levaduras que estén transformadas de manera que podemos producir proteínas recombinantes en gran cantidad". El fermentador es la parte más importante, donde crecen las bacterias o las levaduras. Después, "el líquido del fermentador se pasa por la centrífuga para quedarse con la parte sólida, que son las bacterias o levaduras que llevan dentro las recombinantes". Finalmente, está la prensa francesa, allí se mete la biomasa y, a través de presión mecánica, se rompen las células y se liberan las proteínas recombinantes. "Al cliente le podemos dar la biomasa, las células rotas directamente", señala Siles.
Cuando esté puesto en marcha el servicio general, a través de una página web, cualquier científico de fuera del Irnasa podrá realizar una petición para reservar el equipo para la producción de recombinantes." Ofrecemos ese servicio externo para cualquier organismos de investigación, sea público o sea una empresa privada", comenta la investigadora. "Nos da igual el tipo de proteína que sea y la aplicación, aunque nuestro grupo está más especializado en el campo de los parásitos, donde hay muy pocas aplicación de la Biología molecular, así que podríamos desarrollar directamente herramientas diagnósticas", agrega.