Analizan los característicos pastizales de la Reserva de Babia para concretar actuaciones futuras sobre ellos
RAG/DICYT El característico paisaje de pastizales de la zona leonesa de Babia es consecuencia directa de la presión ganadera ejercida sobre él tradicionalmente. La labor de mantenimiento de estos espacios sostenida por el hombre durante años fue el principal motivo por el que la Unesco concedió a este lugar la denominación de Reserva de la Biosfera en 2004. En los próximos días se iniciará un proyecto que pretende valorar y analizar hasta qué grado los distintos manejos que se han realizado han influido sobre los pastos para, a partir de ahí, trazar una serie de políticas sobre su conservación.
La labor se desarrollará en virtud de un convenio firmado en 2010 entre la Reserva y el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino (MARM) que contempla tres pasos, con uno primero consistente en realizar un estudio de productividad de los distintos tipos de pastizales y puertos de montaña de la reserva, uno segundo que pasará por elaborar unas determinadas líneas estrategias para el espacio, y un último en el que se aplicarán estas directrices, ha explicado a DiCYT la gerente del Consorcio para la Gestión y Administración de la Reserva de la Biosfera de Babia, Patricia Gutiérrez.
Compatibilizar los objetivos de desarrollo socio-económico con la conservación y el respeto del patrimonio natural es la idea que flota sobre este plan. En un espacio del norte de la provincia leonesa“muy deprimido” que ya no encuentra en la debilitada minería un pilar económico en el que apoyarse con garantías, el aprovechamiento de estos pastizales es necesario para su población, ha manifestado.
El cuidado de la ganadería se antoja, en este sentido, como una condición inexorable, no sólo por constituirse como un recurso para los habitantes de la zona, sino porque fue precisamente la actividad humana que la Unesco valoró de una mayor forma a la hora de imponer a esta zona la concesión de Reserva de la Biosfera. “Es un premio que se dio a los nietos por la labor de los padres. Hemos llegado a esta situación gracias a la ganadería y hay que fomentar esa actividad en buenas condiciones, como antes”, ha precisado.
En comparación con lo que supuso hace unas décadas, la presencia de la ganadería en Babia es “muy testimonial”. Las principales cabañas ganaderas son de equino y vacuno y queda algo de ovino y “muy poco” de cabra. Se mantienen, asimismo, algunos puestos de trashumancia que son ocupados por ganado procedente del sur de Castilla y León “Intentamos fomentar y volver a instaurar al nivel que estaba la ganadería en la zona de Babia, no sólo como recurso de mantenimiento del paisaje”, sino también como actividad económica, ha expuesto.
El característico pastizal
La Reserva de la Biosfera de Babia está situada al norte de la provincia de León, limitando con el Principado de Asturias en la vertiente meridional de la Cordillera Cantábrica. Se extiende por los términos municipales de San Emiliano y Cabrillanes, la comarca leonesa de Babia. Por su vocación y uso tradicional ganadero, en la zona dominan los prados y pastizales, salpicados de vez en cuando por matorrales y pequeños fragmentos de bosques, excepto cuando afloran los roquedos y pedregales. En las zonas de naturaleza caliza, existen abundantes pastizales, según datos extraídos del Plan de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN) de la Junta de Castilla y León.
El medio natural de una zona montañosa, como es la que se encuadra en el marco de la comarca de Babia, confiere a la vegetación existente unas características peculiares. La incidencia de la ganadería -como ha destacado Gutiérrez- y la frecuencia de los incendios, aún habituales en la zona, ha condicionado el que la cubierta vegetal original haya quedado esquilmada, lo cual se manifiesta en la escasa representación de las formaciones arbóreas en el territorio.