Alimentación España , Salamanca, Martes, 25 de octubre de 2011 a las 18:39

Los atropellos de animales se incrementan en periodo otoñal

Una tesis de la Universidad de Salamanca analiza las colisiones entre vehículos y animales en Castilla y León

José Pichel Andrés/DICYT Una investigación de la Universidad de Salamanca ha analizado los datos sobre atropellos de animales en la última década en Castilla y León, comprobando que han aumentado paulatinamente en los últimos años y que se concentran en determinados puntos de la red viaria y en determinados momentos del año. El corzo, el jabalí y el ciervo son las especies que protagonizan la mayoría de las colisiones con vertebrados, que aumentan en otoño. El 1% de las red viaria de la región concentra más del 20% de los accidentes. Burgos es la provincia que registra más atropellos, seguida de Soria, León, Palencia y Zamora, mientras que en el resto el problema es menor.

 

El trabajo ha dado lugar a una tesis doctoral de Víctor Javier Colino Rabanal, titulada 'Contribuciones al análisis de mortalidad en vertebrados en carreteras', y dirigida por Salvador Peris y Miguel Lizana, profesores del área de Zoología de la Universidad de Salamanca. La principal contribución de este trabajo, según ha explicado a DiCYT su autor, ha sido desarrollar una metodología para aproximarse al problema, ya que un análisis detallado contribuye a buscar soluciones.

 

El hecho de que las colisiones se incrementen en otoño parece estar relacionado con el periodo de celo de especies como el jabalí o el ciervo, de manera que estos animales "se encuentran más activos", señala Víctor Javier Colino, aunque el corzo tiene su época de celo en la primavera y también es uno de los vertebrados involucrados en más sucesos.

 

Al atardecer y primeras horas de la noche es cuando se producen más accidentes de este tipo. Además, un aspecto que ha llamado la atención de los investigadores es que en fases de luna llena también se produce una concentración de accidentes, cuando la lógica lleva a pensar en lo contrario. "En teoría, con más luz vemos antes al animal que cruza y podemos frenar antes", indica Víctor Colino, pero viendo los resultados parece que otros factores pueden influir, como el hecho de que esta luminosidad influya en la actividad de los animales o en el nivel de prudencia de los conductores.

 

En cuanto a las zonas en las que se producen los atropellos, predominan lo que los científicos llaman paisajes en mosaico, es decir, zonas que combinan distintos tipos de superficie: pastizales, bosques, cultivos, etcétera. Este tipo de lugares variados son muy buenos para la mayor parte de la fauna, porque en ellos tienen distintos tipos de recursos de agua y alimentación.

 

Las zonas valladas no siempre funcionan

 

La tesis analiza el caso de algunos animales en particular. Por ejemplo, los atropellos de lobo están muy vinculados a las variables del tráfico y, curiosamente, son mucho más numerosos en autovías y autopistas valladas. "El que una vía esté vallada no siempre impide el acceso de un animal, aunque el cercado esté bien diseñado, en muchas ocasiones la ejecución no es la correcta y, una vez que el animal entra, le es muy difícil salir", comenta el experto.

 

Para evitar los atropellos se pueden implementar varias medidas cuya idoneidad depende de las circunstancias concretas de cada lugar. El vallado parcial puede ser una de ellas, pero cuando se convierte en vallado total hace de barrera que, como en el caso del lobo, puede agravar el problema. Los pasos de fauna superiores e inferiores pueden ser una buena solución en muchos casos. Las señales de peligro en la carretera se pueden complementar con espejos y otros dispositivos que reflejen la luz de los coches hacia el campo y disuadan a los animales. Finalmente, podría recurrirse incluso a la alta tecnología, con sensores de movimiento que hagan encenderse las señales verticales de la carretera si detectan animales en las proximidades, ya que uno de los problemas es que "no respetamos las señales fijas".

 

La documentación sobre la que se ha realizado este trabajo procede de partes de accidentes de la Guardia Civil y datos de la Dirección General de Tráfico (DGT), la Consejería de Fomento de la Junta de Castilla y León y los ministerios de Fomento y de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino. La comunidad registra como media unos 5.000 atropellos al año. La intensidad del tráfico es una de las variables más importantes para determinar la cantidad de atropellos que tienen lugar en una carretera, pero no se puede establecer una correlación directa, ya que "hay carreteras en las que el tráfico es tan intenso que los animales nunca cruzan, de manera que no hay atropellos", indica. Por eso, las carreteras en las que más accidentes se producen, además de estar en entornos naturales con muchos animales suelen ser las que tienen una densidad de vehículos media.

 

Víctor Colino comenta la aplicación práctica de este trabajo, que permite identificar puntos negros y actuar, ya que con los datos recopilados ha podido realizar mapas que muestran los puntos más conflictivos. Sin embargo, habría que realizar estudios sobre la rentabilidad de tomar ciertas medidas en algunos sitios, analizando los costes y los beneficios, advierte.

 

Otras especies

 

Este trabajo se ha centrado en los vertebrados, porque los atropellos de otras muchas especies no quedan registrados, pero los científicos saben que algunas como el erizo viven un gran declive poblacional debido su muerte en las carreteras. El caso de los anfibios es especialmente significativo sobre todo en algunas especies de sapo que en determinadas épocas del año migran a las charcas y concentran sus desplazamientos en unas pocas noches. En definitiva, para muchos animales, la carretera se está convirtiendo en "la principal causa de mortalidad unida a la fragmentación del terreno".