Alimentación Ecuador , Ecuador, Miércoles, 09 de noviembre de 2011 a las 12:33

Investigadores del INIAP generan materiales de tomate de árbol resistente a la antracnosis

Esta enfermedad está ampliamente distribuida en las zonas de producción de este fruto

INIAP/DICYT La antracnosis, colletotrichum gloeosporioides, es un hongo que causa la enfermedad conocida como “ojo de pollo”, ampliamente distribuida en las zonas productoras de tomate de árbol. Esta enfermedad es considerada por muchos agricultores como la más importante de este cultivo, pues puede causar pérdidas hasta del 80 por ciento de la producción. Investigadores del Instituto Nacional Autónomo de Investigaciones Agropecuarias (INIAP) identificaron cinco materiales segregantes de tomate de árbol de una colección de más de 300 materiales que se mantienen en experimentación, y que muestran resistencia y tolerancia a antracnosis.

 

Los síntomas de esta enfermedad pueden presentarse en los frutos en sus diferentes estados de desarrollo. La mayor incidencia de la enfermedad se presenta en épocas lluviosas y con temperaturas promedio entre 13 a 15 grados y una humedad ambiental del 95 por ciento. En las hojas los síntomas se presentan como manchas con anillos concéntricos de color oscuro y bordes definidos.

 

El Programa Nacional de Fruticultura del INIAP, con el fin de encontrar solución a este problema, desde hace 5 años realiza investigaciones que están dando importantes resultados. El ingeniero. Pablo Viteri, técnico del INIAP, manifestó que ya se han identificado materiales resistentes a esta enfermedad y se necesitan dos años más para las pruebas respectivas en las zonas productoras y, a la par, se generará material vegetativo que asegure la clonación y multiplicación de plantas para ser entregadas a los productores.

 

La antracnosis u “ojo de pollo”, es una enfermedad que afecta los cultivares y rentabilidad del tomate de árbol, razón para que los productores en el afán de escapar a la misma, desarrollen sus cultivos a mayor altura que incluyen zonas de páramo, donde la actividad del cultivo del tomate de árbol, termina afectando los ecosistemas de esta zona, en especial los pajonales que son determinantes para las nacientes fuentes de agua que tienen su origen en estas alturas.

 

Viteri destaca que las bondades y propiedades nutricionales y curativas que posee esta fruta, abren un prometedor futuro al cultivo del tomate de árbol, por sus crecientes demandas tanto en el mercado nacional como en el internacional.