Los macroinvertebrados de los arrozales reflejan el estado general de la Albufera de Valencia
CM/DICYT Los macroinvertebrados de los arrozales reflejan el estado general del Parque Natural de la Albufera de Valencia. Así lo muestran tres investigaciones científicas realizadas por Juan Rueda, investigador del Departamento de Microbiología y Ecología de la Universidad de Valencia, y que han sido presentadas en las jornadas técnicas Arroz y conservación de humedales en Valencia. Entre los temas importantes destacaron la calidad del agua, la gestión de la paja de arroz y la fauna asociada al cultivo arrocero.
Los macroinvertebrados se estudian porque son excelentes indicadores del estado del agua y por ser la base de alimentación de aves y de otros organismos. Un primer resultado indica que el agua que llega a los arrozales del Parque Natural de la Albufera es de baja calidad. Estas condiciones poco óptimas rompen el equilibrio ecológico de estos pequeños organismos, lo que reduce su riqueza y diversidad. Se estima la pérdida de 15 taxones (un 20% de su riqueza) en los últimos 30 años en los arrozales del Parque Natural. Esa menor disponibilidad de alimento tiene una consecuencia nefasta para la diversidad de aves presentes en el entorno de la Albufera.
El segundo eje de la ponencia de Juan Rueda trató sobre la gestión de la paja al finalizar la cosecha de arroz. Presentó los resultados de un experimento realizado con la ayuda de los agricultores del Tancat de l´Estell. Entre las cuatro prácticas testadas, se observó un aumento de la riqueza de los invertebrados en el proceso del “fangueado”. Esto repercutiría en una mejora de la calidad de los alimentos disponibles para las aves. Según el entomólogo, este manejo elimina la aparición de quironómidos que forman grandes nubes en las épocas de más calor. Estos mosquitos conocidos como “tarrantelles” aumentan exponencialmente con las prácticas del abandono o de la quema de los rastrojos de arroz.
Como en otros casos, el cultivo del arroz en Valencia se integró en las zonas húmedas más próximas. Con la profunda modificación del humedal de La Albufera se ha favorecido la llegada de otros organismos. Son especies alóctonas que aprovechan las prácticas agrícolas, desde la siembra hasta la cosecha pasando por los distintos ciclos de regado. El trasiego de aperos, planteles o semillas entre las distintas zonas arroceras favorece la expansión de organismos no nativos. Según Juan Rueda, el final de inundación invernal en los arrozales provoca la muerte de 270 millones de libélulas entre otros invertebrados. Estos organismos que no llegan a finalizar su ciclo vital tampoco serán una fuente de alimentación de las aves de la Albufera.
Éstas fueron algunas conclusiones aportadas en la ponencia de macroinvertebrados expuesta durante la jornada técnica Arroz y conservación de humedales que tuvo lugar hace pocos días en la Universidad Politécnica de Valencia (UPV). Los organizadores fueron: la Fundació Assut, la UPV, El PN de la Albufera y la SEO/BirdLife. En las jornadas asistieron numerosos agricultores, técnicos del Parque Natural e investigadores de la Universidad de Valencia y de la Politécnica de Valencia.
Dos de esos estudios fueron financiados por la Oficina Devesa Albufera del Ayuntamiento de Valencia y la Fundació Assut. El último fue costeado por el Ministerio de Ciencia e innovación y realizado con el Departamento de Ecología de la Universidad de Valencia.