El ADN confirma la autenticidad de la cabeza momificada de Enrique IV de Francia
CSIC/DICYT Una investigación en la que ha participado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha logrado recuperar material genético de la cabeza momificada atribuida al monarca francés Enrique IV. El análisis genético de la reliquia confirma su autenticidad al estar relacionada con la muestra de sangre de su descendiente, el rey Luis XVI, que fue hallada en el interior de una calabaza.
Los resultados, publicados en la revista Forensic Science International, revelan que el ADN de la sangre del pañuelo contenido en la calabaza y el de la cabeza momificada pertenecen a la misma línea de descendencia paterna y mantienen una distancia de siete generaciones. Dichas características son las mismas que relacionan el parentesco entre ambos monarcas franceses.
En 2010, dos estudios independientes intentaron verificar la autenticidad de ambas reliquias. El investigador de la Universidad Médica de París Oeste (Francia) Philippe Charlier dirigió el análisis de la cabeza de Enrique IV, fundador de la casa Borbón en Francia. Sus resultados arrojaron 22 evidencias anatómicas, históricas, patológicas y antropológicas que permitieron afirmar casi con certeza que se trataba de la cabeza del rey. No obstante, el investigador del Instituto de Biología Evolutiva (centro mixto del CSIC y la Universidad Pompeu Fabra) Carles Lalueza-Fox, que ha participado en el estudio, explica: “Hasta ahora no había sido posible recuperar ADN del resto momificado”.
El artículo atribuye el hecho de que en esta ocasión sí se haya podido extraer material genético de la cabeza a las propias diferencias endógenas entre una muestra y otra. Según el texto, “el hecho de que la muestra de este estudio fuera tomada del interior de la cabeza en lugar de del cuello podría ayudar a explicar esta diferencia”.
Lalueza-Fox, por su parte, dirigió el estudio que analizó la calabaza que presuntamente contenía en su interior un pañuelo con la sangre del rey, depositado por un testigo de la ejecución del monarca, en 1793 (tal como se aseguraba en la decoración de la calabaza). En aquella ocasión fue posible recuperar el perfil genético del cromosoma Y de la sangre de la calabaza, pero la falta de familiares con los que comparar impidió certificar que se tratara efectivamente de Luis XVI.
Ha sido la coordinación entre ambos investigadores la que ha permitido unir ambas evidencias y confirmar la autenticidad de dichas reliquias. De su trabajo se desprende, además, que la genética de los monarcas consta de un linaje de cromosoma Y extremadamente raro en las poblaciones actuales. Al ser Enrique IV el fundador de la actual Casa Borbón, todos los miembros varones actuales de dicha casa deberían tener este mismo cromosoma Y.
Charlier afirma: “Esta afiliación genética desde Enrique IV hasta Luis XVI también confirma la paternidad de Luis XIII en relación con Luis XIV, algo que ha sido durante décadas motivo de controversias históricas”. Por su parte, Lalueza-Fox asegura que “ahora que sabemos que disponemos de una muestra de sangre de Luis XVI podríamos recuperar con ella el genoma completo de dicho monarca para investigar cuestiones de consanguinidad y de predisposición a enfermedades en la familia real francesa”.