“Quiero conocer los retos científicos más importantes y ver si es posible aportar una solución desde la química”
José Pichel Andrés/DICYT La localidad alemana de Lindau acoge cada año una reunión entre científicos que han recibido el Premio Nobel y una selección de jóvenes promesas de la ciencia procedentes de todo el mundo. En 2015 habrá cinco españoles y uno de los elegidos es Ángel Luis Fuentes de Arriba, de 30 años, investigador postdoctoral en el Departamento de Química Orgánica de la Universidad de Salamanca que en la actualidad trabaja en el Instituto Italiano de Tecnología, en Génova. A finales de abril viajará a Oxford con una beca Marie Curie, una de las más prestigiosas de la Unión Europea.
Este joven de Guijuelo se licenció en Química en la Universidad de Salamanca y realizó su tesis doctoral bajo la dirección del catedrático Joaquín Rodríguez Morán y los doctores Luis Simón Rubio y Victoria Alcázar Montero. Con ellos sigue manteniendo un contacto habitual, de forma que codirige trabajos de grado y tiene pendiente trabajo por publicar en el ámbito de la organocatálisis y el reconocimiento molecular.
“Tratamos de hacer pequeñas moléculas orgánicas que se comporten como las enzimas en la naturaleza”, explica a DiCYT desde Génova. Los científicos utilizan estas ‘enzimas artificiales’ para preparar compuestos que sirven como material de partida en la preparación de fármacos y compuestos biológicos de interés. Además, “también las hemos empleado para preparar biodiésel a partir de aceites de bajo coste”, agrega.
Las posibilidades biotecnológicas de este campo son muy diversas. Por eso, en los últimos tiempos su interés se ha centrado en el mundo biológico y farmacéutico. “En Génova tratamos de sintetizar inhibidores enzimáticos que actúen como antiinflamatorios”, comenta.
Durante su estancia en la Universidad de Oxford, en el laboratorio del profesor Darren J. Dixon, se centrará en la síntesis de una familia de alcaloides, compuestos orgánicos que generalmente proceden de vegetales pero que en este caso se extraen de esponjas marinas y tienen actividad anticancerígena.
La reunión de Lindau tendrá lugar entre el 28 de junio y el 3 de julio con la participación de unos 670 jóvenes investigadores de 90 países y 70 premios Nobel, el número más alto desde que se celebra este encuentro, que este año llegará a su 65ª edición. Su gran currículum le sitúa como un científico con una carrera prometedora y le ha abierto las puertas a esta excelente oportunidad, aunque Ángel Luis Fuentes lo ve como un reconocimiento colectivo. “La investigación en química no la hace una sola persona, es un trabajo de equipo, tus jefes te aportan ideas y tus compañeros de laboratorio siempre te echan una mano, mientras que los amigos y la familia te apoyan y te hacen desconectar”, comenta.
En una cita con tantos Premios Nobel lo fundamental será aprender cosas nuevas y realizar contactos. “A veces nos centramos mucho en nuestras investigaciones y nos olvidamos de lo que hacen los demás”, reconoce. Por eso, “me gustaría saber cuáles son los problemas o retos más importantes que existen a día de hoy para ver si es posible aportar una solución desde el mundo de la química”. Además, “creo que este congreso me permitirá establecer contactos con otros grupos de investigación, con los que poder establecer alguna colaboración y que en el futuro pueden ser una opción para continuar investigando”.
“Un gran impacto a nivel tecnológico”
Tanto el campo de investigación que exploró en su tesis doctoral como las nuevas líneas que inicia en la actualidad pueden dejar huella en la ciencia y en la tecnología. “El desarrollo de catalizadores que puedan ser tan activos como las enzimas en la naturaleza podría tener un impacto muy grande a nivel tecnológico”, asegura. “Las enzimas son capaces de catalizar reacciones que tardarían millones de años, y hacen que transcurran en solo unos segundos. A día de hoy, no se conoce con exactitud el mecanismo que emplean para ello aunque sí que existen varias teorías”, comenta.
Por eso, “encontrar un catalizador verdaderamente eficiente para un determinado tipo de reacción, aunque sea a nivel básico, podría ayudar para comprender el mecanismo y aplicarlo después a cualquier reacción a nivel industrial, ya sea en la preparación de biodiésel, polímeros, o cualquier otro compuesto”.
En cuanto al trabajo que iniciará en Oxford, espera que sirva para “avanzar un poco en la lucha contra el cáncer”, un campo que no le es desconocido puesto que ya pasó por el Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca antes de realizar la tesis.
Además de Ángel Luis Fuentes, otros cuatro españoles han hecho méritos para acudir a Lindau: Joan Atcher Ubiergo, de 28 años, estudiante de doctorado en Química Supramolecular en el Instituto de Química Avanzada de Cataluña (CSIC); Víctor Fernández Hurtado, de 23 años, que cursa el doctorado en el Departamento de Física Teórica de la Materia Condensada en la Universidad Autónoma de Madrid; Giulia Lorusso,de 31 años, investigadora posdoctoral en el Instituto de Ciencia de Materiales de Aragón (centro mixto del CSIC y la Universidad de Zaragoza); y Alberto Sanz de León, de 28 años, que está haciendo el doctorado en el grupo de Ingeniería Macromolecular en el Instituto de Ciencia y Tecnología de Polímeros (CSIC).
“Algo falla en la investigación española”
“Los jóvenes científicos españoles están muy bien formados”, asegura el salmantino, “y en el extranjero están muy bien considerados”. Aunque cree que es positivo completar la formación con estancias internacionales, como es su caso, reclama para su generación la oportunidad de volver a España para que la sociedad recupere la inversión que ha realizado en ellos. “Si no, estaremos formando investigadores muy buenos para que otros países se beneficien”, advierte.
Sin embargo, “cada vez existen menos oportunidades para volver”. En su opinión “algo falla en la investigación española” cuando trabajos como el suyo son reconocidos a nivel internacional y, por el contrario, no son valorados por las administraciones españolas como para financiarlos en forma de proyectos de investigación. Además, si no existen esos proyectos, los alumnos no pueden solicitar becas para realizar sus tesis doctorales. “Creo que se está beneficiando a grupos grandes y se está dejando morir a los grupos de las universidades pequeñas que siguen realizando un trabajo excelente, como representa el hecho de que yo pueda asistir a la reunión de Lindau”, opina.