El entorno del Palacio de La Granja, el lugar con mayor diversidad de murciélagos de la Península
Cristina G. Pedraz/DICYT Investigadores de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH) y del Museo de Cantabria trabajan desde hace años en el estudio de los quirópteros, conocidos comúnmente como murciélagos, en el entorno del Palacio Real de La Granja, en la provincia de Segovia. En un radio de unos 20 kilómetros, los investigadores han localizado hasta 25 especies de murciélagos de las 31 descritas hasta el momento en la Península Ibérica, es decir, más del 80% del total. Hasta la fecha, ningún otro estudio ha referido más especies en otro lugar de la península, por lo que La Granja constituye el lugar con mayor biodiversidad de quirópteros de España y Portugal, y posiblemente de Europa.
Como explica a DiCYT Óscar de Paz, el equipo disponía de información previa sobre el potencial del entorno del Palacio en relación a la biodiversidad de murciélagos. “Allá por la década de los años 70 del siglo pasado, en la Universidad Complutense de Madrid se presentó una tesis de licenciatura -las llamadas tesinas- sobre los murciélagos de La Bóveda, en los jardines de La Granja, que revelaba la presencia de unas diez especies de murciélagos. Aquél trabajo me cautivó y, años más tarde, tuve la oportunidad de visitar ese magnífico entorno, aunque desgraciadamente hacia finales del milenio se cerraron los accesos por el peligro que podían entrañar las troneras que se abren al exterior y que servían como lugares de entrada a los murciélagos”, detalla.
Posteriormente, en el marco de un proyecto europeo del Programa LIFE, se pudieron abrir dos de las troneras que daban acceso a La Bóveda, aunque el lugar ya no registró esa gran diversidad específica.
Entre los años 2009 y 2010 el equipo llevó a cabo un estudio en los jardines del Palacio, de 146 hectáreas de superficie, situados a una altitud media de unos 1.200 metros y con una importante cobertura forestal. Combinando tres sistemas de muestreo para la realización de inventarios de murciélagos, como son las estaciones de escucha con detectores de ultrasonidos, la inspección de refugios y las sesiones de captura con redes de niebla, el equipo identificó 22 de las 31 especies actualmente conocidas en la Península, algunas consideradas raras o especialmente amenazadas (en concreto ocho de las 12 especies incluidas en el Catálogo Español de Especies Amenazadas).
Después, durante los años 2014 y 2015, ampliaron el radio y situaron diversos equipos de registro continuo de ultrasonidos, sofisticados aparatos que recogen las emisiones ultrasónicas de los murciélagos y que sirven tanto para su identificación como para monitorizar su actividad, hallando tres especies más.
“Realmente no se conoce el porqué de esta biodiversidad, pero es muy probable que se deba a un conjunto de factores entre los que destaca la diversidad vegetal, la buena conservación del estrato arbóreo, con pies de gran antigüedad, así como la presencia de numerosos puntos de agua constituidos por los diversos estanques y El Mar, lugares que suelen utilizar los murciélagos como cazaderos y bebederos”, apunta el experto.
Recolonizar La Bóveda
El equipo científico continúa trabajando en la zona. En concreto, realizan censos periódicos de quirópteros cavernícolas que se ubican en la galería denominada La Bóveda, donde se alberga una de las principales colonias (invernante y reproductora) del murciélago ratonero gris ibérico (‘Myotis escalerai’). Actualmente, y gracias a un convenio entre el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente (MAPAMA) y Patrimonio Nacional, se ha conseguido rehabilitar las entradas de varias troneras para tratar de recolonizar esta galería y lograr los niveles de presencia del siglo pasado, facilitando los accesos de los murciélagos a este refugio.
“Esta acción incidirá en la recuperación de las poblaciones que se albergaban en la década de los setenta del pasado siglo. No obstante, sí que sería necesario llevar a cabo una monitorización de este enclave, tanto La Bóveda, como el resto de galerías de los jardines, al menos cada dos años, con el fin de determinar la evolución de las poblaciones y detectar a tiempo cualquier inconveniente que diera al traste con estas especies”. Por otro lado, continúa, “también sería necesario repetir el trabajo que realizamos en los años 2009 y 2010 en intervalos de cinco años por el mismo motivo”. Estas especies son “muy sensibles a cualquier tipo de cambio (estructural, vegetación, climático, etc.) y en su conjunto pueden considerarse como especies bioindicadoras”, agrega.
La colaboración entre el museo de Cantabria y la UAH se remonta a la década de los años 80 del siglo pasado, cuando se inició la gestación de la asociación para la conservación y estudio de los murciélagos, la denominada SECEMU. Ambas entidades han colaborado en diversos proyectos, además del relativo a La Granja, en el Parque Nacional de Cabañeros, en Picos de Europa y, recientemente, en la puesta en valor de una importante colonia de murciélago ratonero grande (‘Myotis myotis’) en el Palacio de Riofrío.