Demuestran el impacto de la dieta en el desarrollo del cerebro
Agencia CYTA-Instituto Leloir/DICYT ¿Es posible que, en una embarazada, una dieta rica en azúcares y pobre en proteínas predisponga a algún desorden o déficit neurológico en la vida adulta del hijo en gestación? Un estudio internacional con participación argentina indicaría que sí, pero aún es preciso realizar más estudios para confirmarlo.
Los científicos trabajaron con la mosca Drosophila melanosgaster, un modelo de investigación que comparte muchos mecanismos neuronales y metabólicos con los humanos. Los autores del estudio separaron a los insectos durante su estadío larval temprano en dos grupos: a uno lo sometieron a una dieta rica en proteínas y pobre en azúcares, y al otro a una dieta pobre en proteínas y rica en azúcares. Las larvas crecieron en estos medios hasta que completaron su desarrollo y los individuos adultos emergieron. Al concluir este tratamiento, los autores separaron machos y hembras provenientes de ambas dietas y estudiaron los patrones de expresión génica en sus cerebros.
“Nuestros resultados revelan que la expresión de los genes en el cerebro de un adulto se ve condicionada no sólo por su sexo, sino también por la dieta que consumió durante su estadio larval”, señaló a la Agencia CyTA-Leloir uno de los autores del trabajo, el doctor Juan Hurtado, integrante del Instituto de Ecología, Genética y Evolución (IEGEBA) dependiente de la UBA y del CONICET.
En particular, hay al menos 27 genes mayormente asociados a funciones neurológicas cuyos niveles de expresión en la adultez caen cuando las larvas se alimentaron con mucha azúcar y pocas proteínas, reveló la revista 'Journal of Genomics'.
“Para saber si algo similar ocurre en humanos, serán necesarios nuevos estudios”, puntualizó Hurtado, quien también pertenece al Departamento de Ecología, Genética y Evolución de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FCEyN) de la UBA.
El siguiente paso de los investigadores será comparar en moscas adultas criadas con ambas dietas algunas competencias neurológicas relacionadas al comportamiento. “Nos enfocaremos en la capacidad de recordar y de aprender de las moscas, en la coordinación locomotora y en la habilidad de conseguir parejas reproductivas”, señaló el investigador del CONICET.
Del trabajo también participaron Mariana Ramírez Loustalot-Laclette, del LANGEBIO (Guanajuato, México), Therese Markow, de la Universidad de California en San Diego, Estados Unidos, y María Jaime y Brian Oliver, del Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y del Riñón, dependiente de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos (NIH).