Salud España , Salamanca, Sábado, 16 de junio de 2018 a las 13:00

El estudio de la rigidez arterial mejorará la salud cardiovascular en la población española y portuguesa

Salamanca acoge una reunión de 16 grupos de investigación ibéricos que trabajan en una nueva red con el objetivo de poner en marcha proyectos conjuntos

JPA/DICYT La Red Ibérica de Estructura Arterial, Hemodinámicos Centrales y Neurocognición se ha reunido hoy en Salamanca con el objetivo de que investigadores de España y Portugal trabajen de forma conjunta en proyectos relacionados con la rigidez arterial. La información que ofrece este parámetro es fundamental para mejorar la salud cardiovascular de la población, pero es necesario realizar más estudios y poner a punto tecnologías económicas y sencillas de utilizar para que llegue a la práctica clínica.

 

“Queremos desarrollar proyectos de investigación en los que se puedan incluir los 16 centros que forman la red”, afirma en declaraciones a DiCYT su coordinador, Pedro Guimarães Cunha, experto de la Universidade do Minho, en Braga. En apenas ocho meses desde su constitución, los miembros de esta iniciativa ya han dado pasos muy importantes, por ejemplo, a través de intercambios de personal, solicitudes de financiación y preparación de publicaciones científicas. Ahora se trata de dar un paso más.


“La comunidad científica conoce el concepto de rigidez arterial, el problema es trasladarlo a la práctica clínica. Para eso tenemos que buscar alternativas, como utilizar aparatos más fáciles de manejar para que puedan ser utilizados en centros de salud y hospitales”, comenta el coordinador de la red.

 

La rigidez arterial es un marcador que sirve para evaluar el daño en las arterias y que puede ser más útil para prevención de enfermedades que otros usados ampliamente, como la presión. En concreto, hace referencia a la resistencia que tienen las arterias a deformarse ante los cambios del flujo sanguíneo, de manera que una rigidez arterial elevada indica daños en los vasos sanguíneos.


La evaluación de este parámetro se realiza habitualmente a través de una medida que se conoce como velocidad de la onda de pulso. Para explicar su importancia, Pedro Guimarães Cunha hace un símil con la diabetes. “Como médicos tenemos parámetros que nos permiten saber si un diabético estuvo bien o mal controlado en los últimos meses. Pues bien, la velocidad de la onda de pulso nos permite hacer lo mismo para estudiar el comportamiento de los vasos sanguíneos y comprender cómo ha sido modificada su estructura durante años”.

 

La edad de los vasos sanguíneos


Esta información es muy valiosa porque “cuando los vasos sanguíneos modifican su estructura se vuelven más viejos. Algunas personas pueden tener 30 o 40 años pero unas arterias propias de una persona de 60, con lo cual tendrían tanto riesgo de desarrollar enfermedades vasculares como las personas mayores. Si identificamos a tiempo este problema, podemos prevenirlo y lograr una mayor calidad de vida”. En definitiva, el conocimiento de la rigidez arterial es importante para la salud pública y debería tenerse en cuenta para desarrollar políticas adecuadas al respecto.


A lo largo de la jornada, diferentes grupos de investigación han presentado sus trabajos en este campo. Por ejemplo, Valentina Vassilenko, de la Universidad NOVA de Lisboa, explicó los estudios que realiza su grupo en torno a la ingeniería biomédica y cómo su gran objetivo es validar dispositivos que sean asequibles y ofrezcan mediciones sencillas.


Otros científicos mostraron investigaciones con pacientes. Por ejemplo, Iván Cavero Redondo, de la Universidad de Castilla La Mancha, explicó que aumento de la actividad física contribuye a reducir la rigidez arterial. Y un equipo de la Universidade de Aveiro comentó el seguimiento realizado a pacientes que han sufrido un infarto.


A estas líneas de investigación podrían unirse nuevos grupos, pero el principal objetivo de la red es realizar “trabajos más grandes y significativos, con un mayor intercambio de conocimientos, aportando diferentes formas de hacer ciencia y unificando el abordaje de este tema para tener una capacidad más amplia de investigación”, señala Pedro Guimarães Cunha.


Por eso, los 16 grupos de investigación se proponen realizar un trabajo global sobre rigidez arterial en la población ibérica, “para comprender cuántas personas la tienen elevada o, por el contrario, cuántas gozan de arterias saludables”. A partir de esos datos “podemos intervenir para disminuir el riesgo y validar aparatos cada vez más sencillos para que esta información sea accesible para los médicos”, destaca el coordinador.


Llevar a cabo estos trabajos implica conseguir la financiación necesaria en convocatorias competitivas, por ejemplo, a través de proyectos europeos, de manera que este punto ha sido otro de los temas clave de la reunión.

 

Apoyo del IBSAL y la Universidad


Este encuentro ha estado organizado por la Unidad de Investigación del Centro de Salud La Alamedilla de Salamanca, integrada en el Instituto de Investigación Biomédica de Salamanca (IBSAL), y ha contado con el apoyo de la Universidad de Salamanca, que celebra este año su VIII Centenario.


Por eso, la bienvenida a la Sala de Pinturas del Colegio Arzobispo Fonseca, donde tuvo lugar la reunión, estuvo protagonizada por la vicerrectora de Posgrado y Planes Especiales de Ciencias de la Salud, Purificación Galindo, y por el director científico del IBSAL, Rogelio González Sarmiento. Ambos destacaron la importancia de esta nueva red y de la investigación científica en Atención Primaria, y en particular el trabajo desarrollado por Luis García Ortiz en el Centro de Salud La Alamedilla.