Relacionan el uso de plástico con el desarrollo de diabetes tipo 2
Cinvestav/DICYT Actualmente México se ha posicionado en noveno lugar en el mundo, como el país con más casos de diabetes, al menos 8'7 millones de personas la sufren, según cifras de la Organización Mundial de la Salud. Además se estima que alrededor de 12 millones de personas padecen la enfermedad sin saberlo, pues no han sido diagnosticados.
La diabetes es una enfermedad crónica en la que los niveles de glucosa (azúcar) en sangre están muy altos. Se da cuando el organismo pierde la capacidad de producir insulina o de utilizarla correctamente, y padecerla provoca problemas vasculares, ataques cardíacos, insuficiencia renal, ceguera, amputaciones, derrames cerebrales o daños al riñón.
Existen dos tipos de diabetes:
Diabetes tipo 1: la insulina, hormona producida por el páncreas que ayuda a que la glucosa entre a las células y así obtengan energía para hacer funcionar nuestro cuerpo, se halla disminuida y su secreción puede llegar a ser nula cuando aquel órgano deja de funcionar.
Diabetes tipo 2: sí hay insulina, pero fallan sus receptores. Es decir, aunque esté en el torrente sanguíneo, la glucosa no puede entrar a las células blanco y su concentración en sangre, se eleva. En ambos casos se presenta hiperglucemia.
Se sabe que es una enfermedad multifactorial, es decir existen varios factores que promueven el desarrollo de diabetes tipo 2, como son: la obesidad o el sobrepeso, los antecedentes familiares, el sedentarismo o los malos hábitos alimenticios. Sin embargo, un estudio reciente realizado por un grupo de investigadores del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), del Instituto Nacional de Salud Pública y de la Facultad de Química de la UNAM, encontró una conexión muy particular entre esta enfermedad y el uso de cierto tipo de plásticos que contienen bisfenol A.
Este compuesto es ampliamente utilizado, desde la década del 1960, para fabricar plásticos de policarbonato y resinas epoxi. Por ejemplo en la elaboración de biberones, algunos recibos de tiendas y supermercados, materiales plásticos usados en medicina, odontología y recipientes para alimentos. Las resinas epoxi se emplean para revestir el interior de productos de metal, como las latas de comida, las tapas de botellas y las cañerías de agua.
Algunas investigaciones han demostrado que el bisfenol A presente en los envases puede penetrar en los alimentos o en las bebidas. El Instituto Nacional de Ciencias de la Salud Ambiental (National Institute of Environmental Health Sciences), parte de los Institutos Nacionales de la Salud (National Institutes of Health), aconseja no introducir en el microondas ni en el lavavajillas envases de plástico de policarbonato, debido a que el plástico puede descomponerse con el tiempo y permitir que el bisfenol A se filtre en los alimentos.
El bisfenol A se ha estudiado con anterioridad debido a su posible relación con el desarrollo de ciertas alteraciones hormonales y algunos tipos de cáncer, pero hasta ahora poco se había correlacionado con otras enfermedades crónico-degenerativas, según el investigdor Mariano E. Cebrian García, investigador del Departamento del Toxicología del Cinvestav.
“Empezamos a revisar la literatura por el uso indiscriminado en México de los recipientes de plástico para transportar y almacenar comida, los cuales al calentarse (en hornos de microondas), liberan bisfenol A; fue así como nos decidimos a estudiar el compuesto en torno a la diabetes mellitus tipo 2“, mencionó el investigador.
Fue a partir de un estudio piloto realizado a 500 mujeres del norte de México que el grupo observó que las mujeres con diabetes presentaron una mayor acumulación de bisfenol A. Esta fue la primera vez que se relacionó la exposición a ese compuesto del plástico con la presencia de diabetes mellitus tipo 2 en población latina, ya que previamente algunos estudios lo mostraron en poblaciones caucásicas.
La relación del bisfenol A con la diabetes no se basó sólo en su presencia en las pruebas sanguíneas de pacientes diagnosticadas, sino porque se conoce que el compuesto es un disruptor endócrino; es decir, altera el balance hormonal del organismo.
El objetivo de este estudio muestra la necesidad básica para estudiar los mecanismos por los cuales este compuesto altera la homeostasis de la glucosa y también para proponer una reducción de su uso y la exposición a este compuesto.
“Es necesario que en México se regule el uso de ciertos materiales que causan daño a la salud, como es el caso del bisfenol A, que ya ha sido regulado en Estados Unidos y en Europa“, concluye Cebrian García.