Un método rápido y económico para detectar bacterias patógenas en miel
Agencia CYTA-Fundación Leloir/DICYT No hay dulce espera cuando se trata de conocer si la miel está contaminada con bacterias perjudiciales. Científicas de La Plata ahora desarrollaron un método que, en lugar de los 15 a 20 días que toma la técnica convencional, brinda los resultados en apenas 48 horas.“La técnica ya podría ser empleada por laboratorios de diagnóstico y por organismos de control de alimentos”, aseguró la doctora Adriana Alippi, de la Unidad de Bacteriología del Centro de Investigaciones de Fitopatología (CIDEFI), con sede en la ciudad de La Plata.
Mientras que el procedimiento convencional requiere procesar muestras de miel para determinar si desarrollan las distintas bacterias que pueden enfermar al consumidor o impedir su comercialización, la nueva herramienta realiza una especie de “escaneo” rápido del material genético de 26 especies microbianas presentes en el alimento.
La técnica fue descrita en la revista 'Journal of Microbiological Methods' y se basa en la amplificación molecular del ADN, su corte en fragmentos mediante ciertas enzimas y el reconocimiento posterior de “patrones” genéticos de las especies sospechosas en geles de agarosa (un azúcar de las algas).
Según explicó la investigadora de la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires (CIC) en el CIDEFI, el método permite identificar especies de los géneros Bacillus, Brevibacillus, Lysinibacillus, Rummeliibacillus y Paenibacillus, incluyendo el agente causal de la enfermedad más grave que afecta a las larvas de las abejas, la loque americana, que perjudica el comercio y aparece en el listado de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE).
La técnica también detecta la contaminación por Bacillus cereus, “que puede desencadenar diarreas y vómitos en los consumidores humanos”, destacó la farmacéutica y doctora en Ciencias Exactas Ana Claudia López, investigadora del CONICET en el CIDEFI, que depende de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y de la CIC.
La técnica podría tener usos más amplios: “También podría aplicarse para detectar bacterias contaminantes en otros alimentos”, indicó Alippi.