Un proyecto europeo del IRNASA estudia hongos autóctonos para proteger la dehesa de plagas y enfermedades
DICYT El Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Salamanca (IRNASA-CSIC) coordina el proyecto LIFE MycoRestore, que busca utilizar recursos micológicos y prácticas de manejo forestal para mejorar la salud de ecosistemas mediterráneos a la vez que trata de impulsar la economía local.
La iniciativa está dividida en tres grandes bloques. Micosilvicultura pretende establecer unas prácticas de manejo sostenible de micología y silvicultura para promover bosques resistentes a incendios y sequías. Micoeonomía trata de promover trabajos verdes para personas en riesgo de exclusión social, capacitándolos para reemplazar la producción de biomasa de bajo valor con trabajos de procesado de madera y producción de hongos innovadores de alto valor. En este bloque, se pretende también un enfoque de economía circular para las cadenas de suministro de producción de hongos y sustratos, estimulando las economías rurales. Finalmente, Micocontrol busca proporcionar una prueba de concepto sobre el uso de productos naturales de micocontrol y especies de hongos nativos para reducir la presencia de plagas o patógenos en los bosques.
“El objetivo general del proyecto es implementar prácticas tradicionales de silvicultura y prácticas micológicas innovadoras, para aumentar la resistencia de los bosques mediterráneos a las enfermedades y al estrés del cambio climático”, explica a DiCYT Álvaro Peix, investigador del IRNASA y coordinador del proyecto. Para lograrlo, se llevan a cabo plantaciones con árboles micorrizados e inoculaciones con hongos beneficiosos que pueden mejorar la salud de los ecosistemas forestales, haciendo que se enfrenten en mejores condiciones a adversidades como las sequías o el ataque de patógenos.
En particular, esta iniciativa está enfocada a la preservación de la dehesa, un ecosistema que “es único en términos de biodiversidad y en términos de economía rural sostenible, un motor económico importante para Salamanca y muchas zonas de España”, destaca el científico. Por ejemplo, para la enfermedad de La Seca aún no se ha encontrado una solución eficaz, porque “es muy compleja y se combina con otros factores de estrés como la sequía. Por eso es tan importante estudiar estas cuestiones, también relacionadas con el cambio climático”, apunta.
Una de las claves del proyecto es el uso de hongos como organismos de biocontrol, es decir, para que combatan a otros microorganismos causantes de enfermedades. Uno de los ejemplos más importantes es 'Phytophthora', un oomiceto causante de la enfermedad conocida como La Seca de la encina. El problema del chancro del castaño es diferente, ya que está causado por el hongo 'Cryphonectria parasitica', pero puede combatirse con cepas hipovirulentas de este hongo.
Hongos insecticidas
Los hongos también podrían servir como insecticidas, es decir, que tuvieran capacidad para proteger a los árboles de las plagas de insectos. “Los bosques de encinares y robledales se ven asolados por insectos del género 'Cerambyx'”, comenta Peix. Lo mismo ocurre con la llamada culebrilla del alcornoque, 'Coraebus undatus', que tiene una gran importancia económica porque afecta a la producción de corcho.
En esa búsqueda de microorganismos que ayuden a proteger a los árboles y al ecosistema en su conjunto, hay una clara apuesta por los hongos autóctonos. “La legislación es muy restrictiva con el uso de organismos de fuera, así que el proyecto pivota sobre el aislamiento y el estudio de hongos autóctonos. Si se usan en los mismos lugares donde los encontramos de forma natural, no alteramos el ecosistema”, destaca el investigador del IRNASA. Además, al estar adaptados a ese entorno, se le supone una mayor efectividad. Algunos de los hongos que se están identificando pueden ser especies aún no catalogadas por la ciencia.
No obstante, el proyecto no solo incluye el estudio de los hongos, porque hay enfermedades cuya causa es muy compleja e involucra a diversos tipos de microorganismos, como la enfermedad de La Seca, que es una enfermedad polimicrobiana. “En mi laboratorio estudiamos microbioma bacteriano de la encina en relación con la enfermedad de La Seca. Hemos encontrado en parcelas de Salamanca algunas bacterias que ya han sido descritas en otras zonas de España y otros países como implicadas en esta patología, pero además comparamos encinas enfermas y sanas para explorar si hay otras nuevas implicadas”, señala Peix.
La dimensión económica
En la parte de micoeconomía se buscan prácticas sostenibles en el marco de la economía circular y bioeconomía rural. “Cuando realizas estas prácticas en los bosques no solo mejoras la salud de estos ecosistemas y controlas las enfermedades, sino que generas unos beneficios ecosistémicos que ayudan a la economía local creando empleos verdes y aprovechando los productos que se generan”, comenta el experto. Por ejemplo, las talas controladas y selectivas mantienen a raya las enfermedades que afectan al arbolado y los incendios, pero esa madera también es un recurso que puede ofrecer un mayor rendimiento económico a los productores.
LIFE MycoRestore se está implementando a través de varias acciones de demostración. En España hay cuatro puntos en la provincia de Salamanca. En Valdelosa se realizan las prácticas sobre culebrilla del alcornoque; en Linares de Riofrío se trabaja el problema del chancro del castaño; en El Cubo de Don Sancho hay ensayos frente al insecto 'Cerambyx' que afecta al roble; y en La Alamedilla, en el Alto Águeda, se analiza cómo abordar La Seca de la encina. En Italia también hay experimentos relacionados con el chancro y la tinta del castaño, así como las podredumbres de la raíz de las coníferas. Además, en Cataluña y en Portugal se llevan a cabo acciones de micoeconomía.
Guía de buenas prácticas
El proyecto, que cuenta con otros socios nacionales como la Universidad de Valladolid y las empresas Mycelio, Volterra o IDForest, comenzó a mediados de 2019 y se prolongará hasta junio de 2023, así que aún queda por delante un año de trabajo, pero ya ha producido resultados tangibles, como una “Guía de buenas prácticas de identificación y control de algunas enfermedades comunes de los bosques mediterráneos” a disposición de cualquier productor o persona interesada (http://hdl.handle.net/10261/270412; DOI: 10.20350/digitalCSIC/14655).